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La música resonaba en todo el hogar, y aquella alma en pena bailaba al compás de la canción. El resplandor de la llama era más que suficiente para esa sala, o al menos lo era para su dueña.

La lluvia se hacía notar, tranquila pero abundante. No ayudaba mucho al ambiente, pero Chaeyeon no podía prestarle menos atención a eso.

La ropa del trabajo estaba a un lado del sofá, con los zapatos caídos a su costado. La mesa estaba llena de hojas, donde la mayoría de ellos estaban arrugados o hechos nada más que una bola de papel en blanco, y a su lado unas botellas de vino, esperando para ser terminadas de una vez por todas.

La melancolía de la mirada de la rubia era notable. Apagada y oscura. No era la misma Lee Chaeyeon de unos años atrás. Había dejado de serlo.

La música cesó, dándola por finalizada con un largo sorbo de su copa. Se tiró en el sillón, presenciando el caos que era su casa, aunque sabía que no había nada peor que lo que era su vida.

Llevó sus manos hacia su cabeza, enredando sus dedos en el cabello ahora despeinado. Miró por la ventana. Amaba la lluvia. La amaba con su alma, pero no era el mejor día para admirarla.

Vio las gotas deslizándose por el cristal, lentamente, como si se tomasen su tiempo, como si entendieran que en el momento en el que tocaran suelo volverían a ser nada.

Siguió con la mirada una de ellas, sumergida en lo más profundo de sus pensamientos. Recordó a su compañera. Recordó la tarde en la que la conoció, también una noche de lluvia.

Recordó su bolso arriba de su cabeza, refugiándose bajo un edificio, y como la castaña le ofreció su paraguas. Recordó sus cálidas manos y la instantánea conexión que sintió con la otra en el momento en el que la yema de sus dedos tocaron las suyas. Recordó su sonrisa, su cabello detrás de su oreja, sus lunares. Sus detalles.

Queriendo alejar aquellos pensamientos le dio otro sorbo a la copa, aún más largo que el anterior. Soltó un suspiro al terminar, y agarró su celular para mandar un mensaje.

Sus torpes dedos intentaron escribir algo que terminó siendo un "Sakura". Abrió el chat. Visualizó su foto de perfil. Como siempre, ella perfecta frente a la cámara, mostrando sus encantos.

Pareció dudar en lo que iba a hacer. Apoyo sus dedos en el teclado y comenzó a escribir lo que estos deseaban.

Chaeyeon

Hola Saku
¿Qué tal?
Sabes, estoy un pco borracha
Creo
No estoy segura
Pero no importa
Porque te extraño
Muchísimo
Quiero que lo recuerdes
Y que te amo
Como la primera vez que te lo dije

Al escribir esto último paró de tipear. Quiso visualizar esa escena.

El tímido gracias que la rubia soltó ante el gesto de la castaña y la dulce risa de esta. Fue la risita más honesta y preciosa del mundo, o al menos del suyo. Rememoró la charla de vida que tuvieron y la forma torpe en la que pidió su número para poder seguir conversando.

Sonrió, hace tanto que no lo hacía de forma tan sincera.

Chaeyeon

¿Recuerdas lo torpe que fui ese día?
Estaba deslumbrada por su ser
No sabía ni cómo le llamaba jsja
Así eres, Sakura. Dejas sin aliento al que te ve
Y le das ganas de seguir adelante
Me das ganas de seguir con la vida

『Drunk』|| CHAEKURA ✧ ONESHOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora