#6

40 2 0
                                    


Gina Deamon

Han pasado semanas desde lo que fue mi intento de violación. No he tenido ganas de nada, me siento sucia y la sed de venganza que crece cada día más en mi es inevitable y me consume hasta más no poder. He llorado bastante a causa de esto, quisiera matar a Camilo con mis propias manos, pero aún no, quiero hacerlo sufrir... esto no lo tomaré a la ligera solo porque sí. Lo amaba... pero todo eso se convirtió en odio puro.

En lo que pienso acostada en el suelo siento que abren mi habitación, se quién es mas no me interesa. Otro estúpido hombre, aunque con el estoy exagerando las cosas, todos los hombres son infieles ¿Por qué me duele que mi padre sea uno de ellos? Puede ser que al yo verlo como si fuera mi superhéroe nunca me iba a imaginar eso. Él me miró con tristeza y empezó a hablar.

— Tengo lo que querías en una habitación, haz lo que quieras con ellos—bufo—si fuera por mí ya los hubiera matado—se refería a Antwan y a Camilo, no sabía que lo habían traído aun así de golpeado, pero esta excelente, lo que he deseado por varios días está a punto de cumplirse. Bien, mi papá es un infiel, pero aun así no deja de ser mi padre.

— Gracias—dije seria—quiero a dos de tus guardaespaldas para que bajen conmigo. Necesito interrogarlos.

— Está bien—dijo y se fue.

Me prepare de una vez y me encamine para lo que sería una mañana muy interesante.

//

Estoy bajando al sótano, donde se supone que están ellos dos... esta parte que estoy descubriendo de mi me asusta, pero a la vez me gusta. Es extraño, me encanta este sentimiento.

— Señorita—dijo uno de los guardaespaldas—¿quiere que los torturemos?

— Sería bueno, pero necesito hacerlo con mis propias manos—dije fría y cortante—enséñenme lo que tienen.

Nos paramos a medio camino y me enseñaron una maleta llena de nada más y nada menos que un arsenal de armas de todo tipo de calibre y armas para torturar que solo podía ver en películas. Me asombró, pero luego me vi buscando una arma para usarla más tarde. Luego tuve una idea.

— Cortaúñas ¿eh?—dije agarrando dos que habían ahí—ténganlo a mano, le daremos un buen uso—se los di y luego agarré un pequeño cuchillo que me pareció muy adorable de ver. Me miraron raro, no estaban preparados para lo que yo tenía en mente.

Seguimos caminando hasta que los vi a ambos. Camilo estaba en una cama, aun se recuperaba de la golpiza que le dieron, pero se veía que podía hablar muy bien. Aunque aún se le veía lo golpeado. Antwan estaba temblando de miedo amarrado a una silla. Ambos tenían una cinta en sus bocas. Les pedí a los guardaespaldas que se quedaran mirando mientras yo caminaba hacia ellos con una sonrisa macabra y les arrancaba sin piedad la cinta de sus bocas, sé que le dolieron, lo sé. Ambos se quejaron y me miraron confundidos.

— ¿Por qué? ¿Por qué Gina?—lloriqueo Camilo.

Sus palabras me llenaron de furia ¿acaso un intento de violación es algo normal? Le di una bofetada con ira.

— Se te olvido mágicamente lo que me ibas a hacer ¿verdad? Acepta que aun soy benevolente con ambos porque si no ya a esta hora estuvieran 7 metros bajo tierra—dije calmada y a la vez fría. Él se retorcía de dolor y Antwan estaba lleno de miedo. Es lo que quería ver.

Este momento me deleita como nunca.

— ¿Qué es lo que quieres?—dijo dolido Camilo.

— ¿yo? Que me digan la verdad, me digan el porque les pasó por la mente intentar abusar sexualmente de mí—los mire mal—y haremos esto mucho más interesante.

Todo es inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora