Once flores rosas para ti en agradecimiento, a quien admiro, a quien aprecio, a mi primer amor.
Diecinueve rosas azules para ti, que eres honesto y sincero, quiero estar para siempre contigo.
Veintiún rosas púrpuras para ti, la única persona a quien amo cada día. "Tengo ojos, pero no puedo verte cuando quiero; tengo oídos, pero no puedo escuchar tu respiración cuando quiero; tengo manos, pero no puedo abrazarte fuerte cuando quiera; tengo corazón y puedo pensar en ti cuando quiera".
Una rosapúrpura para ti mi amor, que me haz hechizado a primera vista.
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Nie Mingjue no estaba acostumbrado a recibir flores ni obsequios de admiradores.
Ovaciones o felicitaciones tras cada partido ganado eran habituales, bastante bien recibidas, ya fuera en los pasillos de la escuela o en los vestidores, inclusive en las canchas públicas si alguien de otra escuela lo reconocía, pero, en los dos años de ser el capitán del equipo de basketball en la preparatoria, jamás había recibido más que eso.
Lan Xichen bromeaba sobre un tímido club de fans que se mantenía suspirando desde las sombras; tal vez por esa constante broma, no pensó nada sobre el arreglo floral frente a su casillero en el vestidor. Había uno grande en la banca con el nombre del equipo por parte de la escuela, no había peligro en ése.
Un simple reconocimiento por el buen inicio de torneo y futuro nuevo campeonato.
Simplemente lo llevó a casa y lo colocó como centro de mesa en el comedor.
Los ojos de su madrastra se habían iluminado.
Las cejas de su padre y hermano, alzado.
Él siguió con su ajetreada vida de tercer año de preparatoria.
El segundo arreglo llegó sin ningún motivo, no había partido, ni torneo, no podía entender el ramo de once rosas de un rosa suave y... ¿cómo dijo Huaisang que se llamaban las florecillas del arreglo anterior? Aliento de bebé o algo así.
No se dio cuenta el día que era hasta que, caminando por los pasillos, se topó con sus amigos, Xichen y Yao, quienes al ver el ramo casi se abalanzaron sobre él preguntando quién se había confesado.
El día de San Valentín era bastante popular en la preparatoria y en Hong Kong en general.
Xichen no dejó de hablar por el camino sobre esta joven tímida.
Meng Yao se mantuvo en silencio lanzando miradas al ramo, luego a él y de regreso al camino.
En el par de veces que sus miradas se cruzaron simplemente encogió los hombros.
