GLAM [Victoria X Glam]

Capítulo 1.

Está de más decir que es un Fanfic.

Esto sucede cuando Glam y Victoria son adolescentes.

Recuerda comentar, ya que me gustan mucho sus comentarios :'v

• Está historia no tiene relación alguna con "Viktoria"

• No afecta en nada la serie Metal Family.

Sin más que decir, comencemos.

Disfruten 💕

🐧🌈🐧🌈🐧🌈🐧🌈

Una linda noche como cualquier otra, las familias se preparaban para dormir, acurrucados cómodamente en sus camas ansiaban poder tener el sueño de la noche anterior.

Todos excepto una casa, en dónde la noche ... no era para dormir.

— ¡Victoria, dame mi maldito café!

Al escuchar la voz grave de su padre la joven se apresuró en terminar de trenzar sus cabellos rojizos.

Ya que luego de una tarde ardua de trabajo se le había desalineado al guardar cajas en una bodega.

— ¡Dame un minuto!.— Alzó la voz mientras colocaba la liga al final.

— ¿Planeas que vaya a trabajar con hambre? ¡Eres un ingrata, una ...!

— Mocosa, tonta e inservible.— Repetía las palabras que su padre no temía decir mientras limpiaba las suelas de sus botas favoritas.

Ante los quejidos de su padre, se apresuró lo más rápido que pudo hasta llegar a la cocina.

Apagó el fuego de la hornalla y terminó de untar mermelada en el pan tostado que tenía preparado.

Sujetó con cuidado la tetera y llenó una taza color azul con agua.

Unas cucharadas de café, unas dos cucharadas de azúcar y estaba listo.

Colocó lo que había preparado sobre la mesa en dónde estaba su padre leyendo el periódico.

Dió un paso atrás cuando aquel hombre fijó sus ojos en ella.

Se había olvidado de ponerse prendas distintas.

— ¿Porqué estás vestida así?.— Preguntó en un tono molesto.— ¿Mostrando tus muslos como una cualquiera?

— S-solo son shorts ...

— ¡No me respondas!.— Dió una mordida a su tostada.— Eres una adolescente, no es correcto que enseñes tanto.

Enrolló el diario que estaba leyendo.

— ¿Acaso quieres que te llamen ramera?.— Frunció el seño.— ¿Dejarme como el hazmerreír del vecindario?

— Pero no lo hago ...

Azotó la mesa con el diario enrollado.

— ¡Que no respondas!.— La pelirroja bajó la mirada.— Mi hija no hará eso, ¿Verdad? Sabe que tiene que ser una joven delicada y refinada, así es una buena madre de familia, no como esas mujeres vulgares que se la pasan queriendo ser igual que los hombres.

La joven frunció los labios al escuchar su carcajada.

— Que te quede claro.— Golpeaba su dedo índice contra la madera de aquella mesa.— Ni se te ocurra traer a ningún muchacho, porque no dudaré en ...