Rewrite the stars

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Esta semana, por lejos, había sido la más agotadora en meses. A dos años de haber debutado Soobin ya estaba preparándose para su tercer álbum y no solo porque la empresa se lo esté exigiendo, sino más que por si mismo, necesita que salga perfecto.

Su época de trainee fue demasiado difícil para él. Siendo elogiado por poder adaptarse fácilmente a las técnicas que le enseñaban y que nunca hubo una queja que pudieran hacer sobre su entrenamiento.

Era muy bueno. Llegó a la empresa con un talento que hace mucho no veían en ese entonces y lo único que pudieron hacer fue enseñarle a manejarlo a su favor, enseñándole técnicas y dándole consejos que estaba en él si seguir o no.

Pero ese era justamente el problema.

Eso que lo hacia tan perfecto lo hacia al mismo tiempo muy carente. Tenía buena voz, tenía buena precisión al bailar y sabía como atraer la atención a su persona, pero le faltaba pasión. Siempre fue muy derecho, sin dar el brazo a torcer en ningún aspecto de su vida. Hacía lo que le decían, actuaba como todos pensaban que debería hacerlo y obtenía lo que esperaban de él. Y no es una queja, porque así funcionó siempre para él y estaba bien, pero en cuanto también comenzó a aplicarlo en su pasión; la música, le causó problemas.

Si bien tenía talento no tenía voz. Cantaba, bailaba y actuaba como la empresa le enseñaba y nunca puso un pero en contra. Le faltaba carácter, y al jefe no le gustó eso, por eso siempre posponian su debut.

"No me gusta ser el que te lo diga pero hasta que no encuentres tu propia voz, la manera en la que querés mostrarte y no seas capaz de demostrar tu amor por la música cada vez que te presentes no vas a poder ser un verdadero artista"

Fueron palabras que lo marcaron y aunque apenas tenía 19 años supo en ese mismo instante que era el peor momento de toda su vida.

Entonces, Yeonjun ingresó a la empresa.

Se asustó. Realmente se asustó en cuanto lo conoció, porque el mayor tenía todo lo que a él le faltaba y más. Era demasiado talentoso y aunque Soobin seguía siendo el trainee perfecto de bighit, Yeonjun comenzaba a llamar la atención de los directivos.

Recibía igual o más elogios que él y Soobin estaba frustrado. Sabía que aunque el que estaba siendo entrenado para el siguiente debut de la empresa era él, Yeonjun nació para ser artista. Se sintió amenazado, porque en cualquier momento el mayor podía quitarle su oportunidad.

Pero solo fue al principio. En cuanto sintió curiosidad comenzó a mirar en secreto detrás de las puertas al mayor entrenar y pudo reemplazar su miedo por admiración.

Yeonjun era maravilloso. Cada vez que bailaba parecía que hasta la luna temblaba y se hacia a un lado porque era su momento de brillar. Y su voz, por todos los dioses, cuando cantaba hasta podrías llegar a notar como la pasión recorría cada vena de su cuerpo, siendo este incapaz de retenerla y amenazando con desbordarse.

Aunque quería hacerle muchísimas preguntas no se animaba a acercarse, hasta en más de una ocasión había tenido que tomar las escaleras en lugar del elevador para evitar cruzarse con él porque lo ponía nervioso y eso era más de lo que Soobin podía manejar.

Sin embargo Yeonjun lo notó desde el primer instante en que ingresó en la sala de prácticas. Como no hacerlo si ahí adentro el menor era una leyenda, el "Trainee legendario", "El tesoro de bighit" "El futuro orgullo de la empresa". Y aunque no se hubiera enterado por ello tarde o temprano terminaría viendolo porque vamos, el menor es literalmente una cosa linda y suave de un metro ochenta.

Otra cosa que por sus nervios Soobin pasó por alto es que Yeonjun estaba al tanto de que lo espiaba mientras practicaba y eso le causaba ternura. En más de una ocasión se había encontrado a si mismo sonriendo y poniéndo mucho más esmero a las prácticas porque sabía que un lindo par de ojitos lo estarían viendo.

Rewrite the stars | Yeonbin One ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora