Capitulo 1: saciedad

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¿Que tan orgulloso puedo estar?, nadie merece enfrentar la muerte, pero si llego yo llegará la muerte también, personas  mías a las que acabe a esta guerra creen que pueden derrotar a este ser sin saciedad, caminado entre los cuerpos muertos, su espada salpicada de sangre, todo al rededor muerto sólo aquel caballero caminando y disfrutando la muerte de todos, voz gruesa sin piedad ni temor.

Cada batalla desgarradora terminaban todos muertos el caballero mientras termina su trabajo de matar, sonriendo detrás de su Yelmo de hierro, nadie es capas de derrotar al caballero, su apodo se quedó por siempre, todo aquel que lo miraba, se condenaba a muerte ante el caballero, el caballero de la muerte, exclamaba cada persona al sentir su presencia de muerte e temible.

Sus pies de hierro caminando hasta llegar al otro, lugar, ¿Donde estará ese despreciable líder?, buscado entre miles de personas muertas, quería ver su sangre recorrer por su espada, ¿Que está esperando cobarde líder?, gritando entre aquel terreno desolado, ya me estoy aburriendo, el caballero sin dejar de caminar hablaba para que aquel líder escondido se dignara a parecer, los pasos se detuvieron el caballero sin bajar su mirada.

Un sonido intenso sonó, el caballero miró sin temor, al distraer su mirada, volvió a mirar hacia el mismo lado, ¿Que cosa es eso?, tal objeto pequeño a mucha distancia, se avecinaba una lanza contra el caballero, eso es muy lindo de tu parte líder rojo, la lanza al acercase no rozó a el caballero, su mano la detuvo sosteniendo a su costado, tirandola fuerte hacia el piso, ahora es mi turno, sin dar un sólo pasó, el caballero azotó su espada, su mirada enfocada en un tipo de armadura ya casi destrozada, al lanzar su espada, se dirigió a el líder, atravesó su cráneo, para que veas quien es el que debe iniciar primero, camino hacia el cuerpo atravesado por su espada, ash sino hubieras declarado la guerra, pues no estarías así, tomo en su mano la espada la sacó salpicando sangre en su Yelmo, aprende a no meterte con la muerte, camino hacia el pueblo del   territorio enemigo llamado rose Blanchett, aquí la gente no sabe quién es el caballero, el ya sabe sobre eso, la gente es noble, amable se ayuda entre todos sin que los demás le digan.

Suspiros brotan de el caballero, camino entre toda la gente, nadie le puso cuidado todos muy concentrados en sus trabajos, se topó con un montón de cabras, rodeando por completo su camino, no tengo tiempo para esto apartensen de mi camino, sordas sin escuchar, sin quererse mover para apartarse del camino, cabras sordas, levanto su espada para poder cortar en pedazos a las cabras, el caballero no es tan tolerante ni paciente, espera, sonó una delicada voz femenina, ahora  una mujer, perdón mis cabras sólo querían molestar, si, si, dame permiso, perdón pero usted tiene también que personarse, ¿Como?, mira yo no vine a disculparme ni a perder el tiempo con un montón de cabras, o si a ver vamos demuestre su valentía, yo no quiero perder mi tiempo con usted mujer o como se llame, le dije que demuestre su valentía, aquella mujer de pelo rojo no se movía, el caballero sin tener miedo le arrancó la cabeza a una cabra, ahora todas las miradas postradas ante el, jmm, todos los pueblerinos comenzaron a acercar cada vez más, hacia el caballero.

La mujer muy enojada por la pérdida de una de sus cabras, sin importarle más, el caballero apartó a las cabras, la mujer le sujeto su brazo, tu no mereces estar vivo, e igual que tu, sin querer quitar su mano la mujer del caballero, que quieres que hagas, quiero una cabra, ¿Cabras?, no quieres riquezas,  quiero una cabra, bueno entonces mañana o el otro mes traigo una cabra sorda para una mujer como usted, ni mañana ni el otro mes has lo que yo hago, caballero ensangrentado, ensangrentado yo, la mujer manda aquí, quien dijo que tu eres mi mujer, has lo o, ¿O si no que?, me vas a dar latigazos en mis pompas, lo pensaré pero encuentra una cabra. Moviendo su brazo de hierro para quitarse a la mujer pelirroja.

Señor, señor, ¿Donde?, señor caballero soy el consejero del Rey que ahora ya no está, ajá, necesitamos que alguien este a cargo mientras vuelva el príncipe, un príncipe y yo que tengo que hacer, ser unos de nuestros guardias leales, no me considero leal, sólo querés que alguien como usted proteja el Reino azul, bien pero con una condición, si señor, quiero tener autoridad al igual que está mujer pelirroja, ¿Que estas haciendo?, cumpliendo una parte de lo que dijiste o no, bueno, bueno, pero necesito un hogar, ¿Un hogar no tienes? jmm, señor quiere otra cosa, o si quiero una habitación en el Castillo para mi y la mujer de aquí a lado, que no se como se llama, sin más que hacer la mujer sin soltar el brazo del caballero, y el arto de eso caminaron, junto con el consejero para encontrarlos, a sus habitaciones, separadas.

Al ya llegar a la habitación de la mujer pelirroja, pudo por fin soltar al caballero, ya por fin soy libre de los brazos de está mujer, soy Camelia, ¿Y que?, no había dicho mi nombre, me presente bien gracias, huy si gracias, di tu nombre, no tengo un nombre si, a entonces te nombró Félix, nombres absurdos, me voy adiós, señor espere no le e enseñado su habitación, no importa, no importa, necesito hacer unas cuantas cosas, ¿Quiere comenzar con el trabajo señor?, si después de ver tanta guerra y muerte me merezco un descanso menor, entonces sigame, nuestras sirvientes le limpiaran su armadura, vamos.

Caminaron entre varios pasillos decorados, hasta poder llegar a una habitación en vapor, ¿Es aquí?, si señor necesito que se quite la armadura, no lo haré, necesitamos limpiar su armadura, bien pero ni se les atreva mirarme, como ordene, al llegar todas las mujeres en distintos lugares, miraron al caballero, unas se encuentran dentro de una piscina, otras afuera limpiado ropa u otras cosas.

El consejero anunciando sobre las palabras del caballero, no miren al caballero no está permitido, afirmando las mujeres con su cabeza.

Tomé quien sea, sacando su armadura de su cuerpo, asomando su mano junto con su armadura ensangrentada, una mujer camino hasta coger la armadura, comenzó su trabajo de limpieza de prendas. El caballero quitándose la ropa quedándose en calzoncillos, salió mirando que nadie se fijará en el.

Bajando unas escaleras pequeñas hacia la piscina circular, se sentó relajado, calmado el agua sus músculos, sitio unas manos brotando sus brazos, pero que, una mujer de pelo castaño oscuro le hablo sin mirarlo, caballero esto es un masaje sólo tranquilice sus músculos y nosotras lo tranquilizamos, no gracias a un así que sea obligatorio no quiero que nadie me toque, alejándose el caballero con calma, se volvió a sentar en un extremo de la piscina, ya acabando, salió una mujer le acerco una toalla grande.

Al envolverse sintió unos brazos delicados abrazando su cuerpo, ¿Ahora que?, mirando hacia abajo encontró a Camelia, abrazandolo, ash Camelia ¿Que haces aquí?, a perdón pensé que era el príncipe azul, príncipe azul llamado como los cuentos jmn, perdón, soltando al caballero lo miro a los ojos, nadie antes se había atrevido a mirarlo a los ojos, tienes ojos bonitos, gracias me tengo que vestir adiós, desapareció dejando a Camelia con la mirada perdida.

Vistiendo su cuerpo el caballero con prendas y por encima su armadura, toda limpia, camino hasta llegar a la entrada, todo en profunda calma, el caballero no es de esos de salvar damiselas en apuros, sólo lo que hacia es encargarse de la guerra y la muerte profunda, no pudo entender aquella mujer al no tener miedo en sus ojos.

Cada persona que lo miraba en sus ojos quedaba segada por la muerte, ¿Pero porque ella no?, aquella mujer debe ser especial, su mirada de ojos rojos también reflejó lo mismo del caballero, los mismos reflejos de sus ojos del caballero, la muerte y el dolor ella los tenía clavados en sus ojos.

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⏰ Última actualización: Jul 17, 2020 ⏰

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El caballero de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora