La concentración

982 66 165
                                    


A algunos miembros del equipo aún les costaba asimilar que el resultado del marcador era verdad. Habían perdido y eso significaba que estaban eliminados. Ellos, que se habían mantenido campeones durante cuarenta años consecutivos, habían perdido de nuevo contra un equipo que apenas estaba empezando.

Aunque últimamente habían mantenido una racha de victorias y habían reforzado el nombre de su equipo, el resultado siempre acababa siendo el mismo, irremediablemente perdían contra el mismo equipo una y otra vez. Lo peor de la situación era que absolutamente todos los miembros del equipo rival eran nuevos y, aún así, habían perdido contra ellos.

La diferencia era de un solo gol y eso aún les carcomía más, pues les enseñaba lo cerca que habían quedado de la victoria. A parte de ese, solo habían perdido un partido en toda la temporada y se habían repetido una y otra vez que aquello no volvería a ocurrir... Pero habían fallado de nuevo.

No podía apartar los ojos del marcador, algo dentro de él le decía que la derrota era culpa suya. Había llegado al equipo para ayudarles a mejorar, pero si igualmente habían perdido... ¿Para qué servía él entonces?

Sintió como una mano se posaba sobre su hombro, sacándole por fin de su estupor.

— Hemos luchado hasta el final, Kazemaru, no tenemos nada de lo que avergonzarnos. – Sakuma era realmente un buen capitán, en poco tiempo había aprendido a dirigir y motivar a su equipo y, lo más importante, a ayudarlos en los momentos díficiles.

— Tienes razón, el resultado va más allá del marcador. – él también había aprendido, Teikoku le había enseñado a ver más allá y a saber que perder una batalla no significaba perder la guerra.

Miró detrás del capitán para encontrarse con los rostros de sus compañeros de equipo. Aunque estaban decepcionados por el resultado, ninguno miraba al suelo; todos mantenían la cabeza alta, orgullosos de su juego y del esfuerzo que habían puesto en ese partido.

Él tampoco bajaría la cabeza, no dejaría que una derrota le desanimara. En su lugar, entrenaría más duro y se esforzaría en mejorar, en superarse cada día.

Inconscientemente dirigió sus ojos a la grada y, cuando se topó con aquella mirada oscura, no pudo evitar sonreír; gesto que fue rápidamente imitado por el otro chico.

— ¡Sakuma! – la voz del portero que se acercaba a ellos hizo que el del parche se diera la vuelta, mas el peliazul no despegó los ojos de aquella figura que le observaba tranquilamente desde las gradas.

El estadio estaba cada vez más vacío pero ese chico no se movía de su sitio, y Kazemaru sabía que no lo haría hasta que él saliera del campo. Después, se reunirían en la entrada y hablarían del partido, todo eso entre comentarios de ánimo para que el defensa se olvidara del resultado lo antes posible. 

Se limitó a murmurar una despedida cuando Sakuma y Genda se alejaron, sin saber que unos ojos verdes observaban atentamente todos sus movimientos.

˖
˖
˖

˖
˖
˖

— ¿Una concentración? – Sakuma fue el primero en preguntar, sintiéndose algo dolido por enterarse a la vez que el resto del equipo.

— Sí, el comandante cree que es lo más adecuado después de nuestra derrota. – siguió informando el peliazul.

— ¿Cuándo será? – inquirió Narukami esta vez, entre intrigado y emocionado por la noticia.

— Saldremos mañana después de clase y nos quedaremos allí todo el fin de semana. – aquella afirmación sorprendió a todos, pues no esperaban que la concentración fuera tan larga.

La concentraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora