Familia

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Familia

Nie Rusong ya había aprendido el talento de gatear, por lo mismo, su padre ahora vivía con la preocupación de estar atento a no dejar nada al alcance del bebé, tampoco que fuera más allá del espacio que cubría la alfombra debido a que podía resfriarse al andar sobre la fría cerámica.

"Los bebés crecen a una velocidad impresionante" —se decía para sí mismo Nie Mingjue mientras observaba a su pequeño, quien hacía sonar el mismo peluche por quinta vez, aunque ya estaba cansado de la misma melodía pegajosa, prefería que el niño estuviese haciendo eso en lugar de intentar alcanzar cosas más allá de su estatura o se estuviese ensuciando con comida.

Bien, en general si se ensuciaba no le importaba limpiarlo mientras se reía de las travesuras del niño, el gran problema es que si se manchaba justo antes de que llegara Meng Yao, este se molestaría porque significaría un atraso para su salida.

Como si lo hubiese invocado con sus pensamientos, la puerta del departamento fue abierta por su novio, quien sonrió al ver a Nie Mingjue y Nie Rusong sentados en la alfombra mientras se escuchaba de fondo la canción infantil emitida por el peluche favorito del niño.

— ¡Mamá, mamá! —exclamó el pequeño al ver al otro entrar a la casa, mientras gateaba en su dirección.

—Alto ahí, rufián —dijo Mingjue deteniendo a su hijo antes de que alcanzara a huir de la alfombra.

— ¿Qué cosas le enseñas al niño? —Preguntó Meng Yao a su novio, quien creyó que estaba siendo regañado por decirle 'rufián' a su hijo. Como si hubiesen leído su mente, su pareja especificó—al menos enséñale a decirme papá.

El vocabulario del bebé se extendía a llamar 'dada' a su papá, 'mamá' a Meng Yao y 'san' a Nie Huaisang, todo el resto de las cosas eran sílabas inconexas que aún no tomaban forma como palabras.

— ¿Vamos en tu auto o en el mío? 

—En el mío, ya está instalado el asiento de A-Song —explicó el más alto

—Entonces conduces tú —tras decir esto extendió sus brazos para ser el encargado de llevar al bebé.

Era curioso pensar que Meng Yao se llevara tan bien con el pequeño, considerando que cuando supo de su existencia incluso pensó en terminar con Nie Mingjue creyendo que durante tres meses le había visto la cara de estúpido ocultando la existencia del niño.

No, Nie Mingjue nunca ocultó la existencia de su hijo, no puedes ocultar a alguien que ni siquiera sabías que existía ¿No?

Meng Yao se encontraba esperando pacientemente a su novio en la cafetería a la que solían ir, estaba radiante, lo habían ascendido y quería que el primero en enterarse fuese su pareja. Llevaba solo tres meses siendo pareja de Nie Mingjue, su relación era divertida y cálida, a veces se sentía un poco ridículo por proyectarse a futuro con él, pero simplemente no podía evitar que a veces su imaginación corriera lejos.

Mientras bebía un café e imaginaba un futuro en el que iban de vacaciones al extranjero, fue que apareció su novio, guapo y fornido como siempre, solo que la imagen que proyectaba a diario estaba increíblemente suavizada al estar cargando a un pequeño bebé en sus brazos.

¡¿De dónde mierda había sacado un bebé?! ¡Además estaba muy chiquito! ¡Con suerte si tenía 2 meses!

— ¿Quieres explicarme qué está pasando? — preguntó Meng Yao con un tono frío. En su mente intentaba tranquilizarse a sí mismo, debía ser un sobrino, el hijo de un amigo que tuvo una urgencia o algo así.

—Es mi hijo

Al escuchar esas palabras, la parte más melodramática de su persona quiso lanzarle el café que estaba bebiendo en todo su rostro. No obstante, se contuvo porque podía terminar causándole una quemadura al pequeño bebé.

NieYao con un toque de azúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora