Uno

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—/—=flashback

-Señorita Ohara, ¿esta escuchando lo que le estoy diciendo?

Decía aquella profesora en un tono molesto, así es el día a día en Uranohoshi para Ohara Mari. Aquella rubia desde que inició la preparatoria ha entrado en una fase de rebeldía, se dice que es un complejo por el no poder sentirse libre. La pobre blonda ha sido condenada a cargar con el negocio familiar de los hoteles más lujosos de Japón y quizá del mundo.

-

"Hija, ya tienes 15 años, a partir de ahora empezarás a asistir a mis reuniones para poder entender más fácil como se administra el hotel". Decía un hombre algo viejo, estricto y con el ceño fruncido.

—/—

-A partir de ese día Mari tuvo que dejar de tomar las clases de música que tanto le gustaban y empezar a asistir a aquellas aburridas jornadas de su padre enseñándole cosas, papeleos y muchas cifras.

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Han pasado dos años desde que tuvo que presenciar su día a día volviéndose monótono y sin lugar donde huir, su camino estaba escrito y no había ni una otra vía de escape.

¿Ahora comprenden la rebeldía de esta joven? Solo quiere ser ella misma y es acá en su preparatoria donde puede.

Pero más allá de molestarse por sus constantes retos por parte de sus tutores, había algo que si o si la sacaba de quicio...

-Si, si, si.... discúlpeme por llegar tarde y escuchar música en toda su clase... estoy muy arrepentida...

claro, con ese tono tan seco nadie se lo tomaría enserio... incluso la profesora lo noto, pero decidió abstenerse a tener que regañarla otra vez y saber que recibiría el mismo resultado...

-Ah... (suspiró la mujer mayor) Al menos podrías mostrar algo de interés, ¿sabes? Quizá podrías aprender de Matsuura, esa chica tiene todas las virtudes que debes aprender.

Ahí estaba... Matsuura, ¿cuantas veces van que la comparan con ella? ¿Veinte, veinticinco, treinta veces esta semana? Eran tantas que ya perdió la cuenta...

Cuando la rubia estaba por protestar entra una nueva chica al salón... aquella peli azul, destacada en los deportes principalmente y su personalidad tan tranquila, serena y envidiosamente comprensiva.

-Disculpen, Sensei acá le dejo las tareas que me pidió recoger.

-Ah! Muchas gracias Matsuura, ¡no sabes lo mucho que me ayudas!

Dijo animada la profesora, sus ojos brillaban tanto que a Mari le daba náuseas.

-lamebotas.

Susurro la rubia. Esto no pasó desapercibido por la otra joven, pero decidió ignorarla, conoce lo suficiente de ella rubia como para querer seguirle su "pataleta".

-Con su permiso me retiro.

Así fue como Kanan se retiró del salón de profesores... unos pocos minutos después Mari pudo ser libre.

"Rayos, ¡esa lamebotas es aún más desesperante que la recta presidenta del consejo estudiantil!" Hablaba la rubia para si misma mientras ordenaba sus cosas para volver a su hogar.

Caminaba en esos eternos pasillos lo más lento posible, sabe que en cuanto salga de esta edificación, su libertad se acabaría hasta que el día de mañana pueda volver a este sitio.

Aunque algo hizo que el ritmo de sus pies se hiciera más rápido.

Matsuura, estaba ahí, sacando sus cosas.

La doble vida de una sirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora