Día 2: Obsequio

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A veces aquel de cabellos rubios deseaba solo poder cerrar los ojos y morir, clavarse un cuchillo en el pecho ¡O hasta pincharse el dedo con el huso de una rueca! Pero no, tenía que estar ahí; Con hambre y sin plata pa'l desayuno.

– Si tan solo hubiera una mata 'e mango... – Soltó sin más mientras salía sutilmente del baño, algo cansado, sus ojeras estaban cubiertas por el maquillaje que sutilmente se ponía para que nadie lo notase, a la vez que su cuerpo vendado por las miles de grietas que en estas habían, siendo la más grande la de su corazón.

Se sentó en una banca, al final de todos, no estaba de humor para estar con alguien, ni con sus hermanos aún sabiendo que estos le iban a dar comida, pero sentía que, si llegase a chocar palabra, rápidamente se alteraría y una pelea se generaría, un simple presentimiento; tal vez. Se recostó boca abajo con los ojos cerrados y con las manos sosteniendo su cabeza.

– Como dice China: Encuentra la paz interior... –

HeyEl grito que dió acompañado con un brinco fue digno de sticker en aquellos momentos haciendo reír a su acompañante.Oh God... What? ¿Eres un gatito asustado? – Si las miradas mataran el estadounidense estaría derechito en el infierno.

– Oh, sí, sí, muy gracioso, mira cómo me río – Su cara era la de una estatua.

Ha, ha, ha! S-Sorry!Dijo algo apenado, intentando aguantar las ganas de seguir riendo. A-Are you good?Preguntó extendiéndole la mano con una sonrisa, su cara valía oro.

– Obvio estoy bien, sólo siento que mi riñón me extrangula el resto de órganos y la cabeza va derechito a la luna, de pana qlq e'toy e' chévere – Extendió su mano para agarrar la del contrario, viendo como la suya era mucho más pequeña. – «A no, la princesita, claro, la Miss»Pensó con una leve mueca diciendo un sutil "Gracias" y suspirando, estirándose un poco – ¡Agh! – Si no fuera por el estadounidense seguramente el menor ya estaría tumbado en el suelo, sobándose el estómago como si le hubieran dado una patada, las ganas de vomitar estaban al tope más se resistía. Mientras USA se limitó a sutilmente abrazarlo y agacharse para poder quedar en la misma altura, y posibles problemas de equilibrio, inseguridad o un ataque de pánico, quién sabe. – Coño vale, esto me pasa por no haberle hecho caso a Perú... –

– ¿Enserio estás bien? Pareces algo... Mareado.Preguntó soltando sin querer su típico acento en la última palabra, separándose un poco y viendo los ojos del menor, notando las pecas en este. Esas pecas que aún con el maquillaje se notaban, aunque en menor medida. Mientras el Venezolano le molestaban las gafas del gringo ¡Tapaban sus ojos! Había escuchado que eran de diferentes colores y las ganas de ver de cuales le carcomían, aunque no más que el hambre.

– Sí, sí, to'o fino. – Le quitó importancia al asunto, sentándose en la banca y sacando una caja de cigarrillos y la otra mano con un encendedor. – A mí no me engañas, ten. – 

Le extendió un cigarro y mientras que con la otra mano sacaba un encendedor. El estadounidense solo soltó una leve risa y aceptó el cigarrillo sin protestar, después de todo así no gastaba de los suyos y los dejaba para más tarde.

– Pensaba que ya no fumabas. – Vió como el menor encendía primero su cigarro y después el propio, dándole un sorbo y exhalando el resto, recostándose en la pared.

– Las viejas costumbres no se dejan de lado así como así. – Se puso en pose de indio y se recostó sutilmente al respaldar, exhalando el humo, cerrando los ojos, como si intentará olvidar todo. – Yo pensaba que habías venido a criticarme, luego recordé que nadie pasaba por aquí. –

– Aw~ ¿Por eso saltaste como gatito? –

Y ahí mismo una pequeña pelea entre el chalequeo del sureño y los insultos del norteño, aunque sabían que solo bromeaban, en realidad era mejor fingir tener una pequeña pelea por si alguien se asomaba a ver y los veía de lo más normal, en esa escuela los chismes se exparcían como el fuego en el Ávila, o por los llanos, no sabría decir con exactitud. Pero se exparcía como cuando tu hermanos le contaban un chisme tuyo a tu madre y no había pasado más de un segundo de haber llegado y ya tienes que correr por tu vida. 

Hey, Yankee. – Llamó de forma despectiva, algo cansado. Cada día se veía peor, solo quería que vinieran vacaciones, aunque en realidad era más probable que su salud mental se fuera al carajo en ese tiempo, por lo menos no preocuparía al resto, podría dormir mejor y escaparse de casa sin salirse de horario, después de todo, sería un poco más "libre" dentro de lo que cabe. – Eres un completo idiota. – 

Y esta vez era el mayor quién portaba la mirada asesina.

Please, Alguien explíqueme cómo te aguanto... –

– Porque me amas bebé, y lo sabes~ – Canturreó sin prudencia ni pudor de forma coqueta para volvier a inhalar de su cigarro,oyendo el timbre sonar y quejarse con pesar, rechistando, tirándolo al piso, pisoteándo aquello que hace a penas unos momentos le causaba un inmenso placer. Estirándose hacia arriba con los brazos y empezando a dar pasos rápidos, sacando de nuevo la caja de los cigarrillos para verlos ¡Ah, Por cierto! – Se volteó para ver al mayor (obvio) con una hermosa sonrisa en su rostro bromista; juguetón – ¡Gracias por el obsequio!

Al principio no entendió, o bueno, eso hasta que metió sus manos a los bolsillos y no encontró su caja de cigarros.

Mather fucker...

Rechistó, para soltar una carcajada y caminar tranquilo a su clase; en la dirección contraria una vez llegado al pasillo. Luego le compraría más a Colombia. Quién sabe.




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Al principio pensé hacer algo con de la época de independencia y luego vi la tarea hermosa y dije "No mi ciela, va a investigar eso tu madre, haz lo primero que se te venga mi amor" y esta cosa fea salió, osi B)


Cory C.

USAvene WEEK // 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora