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Si definiésemos “Estar hecho mierda" tendríamos dos opciones.

a)Estar hecho polvo

b)Estar mal emocionalmente

En este caso eligiremos la opción b.

Estaba hecha mierda. No aguantaba las peleas de mis padres, y eso me llevaba a llorar noche tras noche. Ahogaba mis penas en una estúpida almohada.

Nunca, y digo nunca, me he quedado a dormir en casa de nadie.Lo que conllevaba see la chica solitaria de clase. Mi madre se desahogaba conmigo, castigándome o encerrandome en una habitación llamada “ El cuarto de las ratas". Pues mi madre se creía que yo lo pasaba fatal en tal habitación. Se equivocaba. Santo cuarto. Allí comencé a creer que nadie me entendía. No solo por el hecho de ser una adolescente, como todos estos dicen. Si no por el hecho de que tenía un padre atareado y una madre loca. Odiaba mi casa. Me pasaba tardes enteras en la biblioteca, con tal de no llegar a casa.

Ahora eso ha cambiado. Y me alegro por ello mucho. Hace tres meses me mudé a Reading. Reading es como un pueblo grande o  una ciudad chica. Lo que se dice "Town". Reading es alegre tanto como frío. Me encanta pasear por sus calles y que el frío golpee me cara.

Ahora estaba patinando sobre hielo con mi amigo Derek. Siempre andaba con el puesto que era mi único amigo desde que entré a "University of Reading". Era buena compañía y tenía unos puntazos increíbles. Y yo como tal pava me reía. Cualquiera diría que parecemos novios. Error Derek es homosexual. Derek era moreno y alto, incluso cuando me quería chinchar me llamaba enana por el hecho de que este me saca dos cabezas.

El muy cabrón me había hecho venir a patinar, me estaba perdiendo mi hora de lectura.

-Ya me puedes luego estar dando un buen regalo de navidad.

-Chata todavía no te lo he comprado.- Le di un leve empujón, pero este cayó al suelo haciéndose la víctima.-Seras bruta.

-Oh perdone ¿ está bien majestad?-Dije agachandome a su altura.

-Vete furcia.- Me dijo haciendo el intento de no reírse.

-Me has ofendido.-Dije poniendo la mano sobre mi pecho.

-Anda calla ya zorrita de campo. Y que sepas que para navidad queda un mes, asi que mueve tu cuerpo serrano y ayudame a levantarme que no puedo con los patines.-Hice lo que el me dijo  y pasamos una hora patinando.

Después Derek me invitó a ver una película a su casa.

-Me ¿acompañarás no?-Dije poniéndome el chaquetón.

-Ni de coña hace un frío que pela.

-De esto te enteras Derek.-Me dió un abrazo y se despidió de mi.

Eran las once de la noche. Las calles de Reading estaban frías y no había ningún alma alegre por estas casas. Quedaban unas calles para llegar a mi calle, cuando derrepente los motores de unas motos empezaron a sonar. Por instinto me escondí detrás de una columna que soportaba el pesado porche de un pub. Mal que hice porque las miradas de los señores que fumaban en la puerta se posaron en mi diminuta figura. Yo haciéndome la loca seguí con mi camino.

Forbury Gardens. Un parque muy atractivo que se encuentra al lado de mi  casa. Los chiquillos jugaban tardes enteras a las cartas tumbados en toallas en días de sol. Pero ahora de noche lucía completamente solitario, pero aún asi no perdía su hermosura. Cerca de la entrada del parque estaba un muchacho dando vueltas al rededor de un banco. Este dejaba escapar suspiros y gruñidos de su boca a la vez que se tocaba la cabeza. Parecía preocupado. Apenas podía ver su rostro porque los rizos tapaban la mitad de este. Estaba muy impresionada, no es normal que un chico haga esto a estas horas. Solo lo dejé pasar y me fui ami casa.

-¿ Cómo dices ?-Dijo mi amigo al otro lado del teléfono.

-Que no tengo ganas de salir hoy.-Respondí borde.

-Joder enanana cuenta por lo menos.

-Solo quiero leer en un parque.

-Éstas hecha un vieja.

-Solo quiero un día de lectura en paz. Sabes que lo necesito.

-Sí , no vaya a ser que te salgan canas.-Dijo riéndose. Me había molestado pero le seguí el rollo no tenía ganas de dar explicaciones.

Me pasé la tarde estudiando. Y a las diez y media bajé al parque. Me estaba dando por vencida a las once, pensando que aquél chico era un alma ambulante y que lo de anoche fue algo que le pasó. Derrepente unas pisadas llegaron a mis oídos, pero yo no levanté la mirada de mi libro. Finjí estar leyendo hasta que escuché un sollozo procedente del chico. Un sollozo ahogado que despertaba a cualquier muerto. Él se tapaba los oídos haciéndose el sordo, como si alguien le estuviese hablando. Ojos esmeraldas cristalinos y labios separados que definian el daño causado por alguien. Quería que el me dijiese quien le había causado tal daño, quería adentrarme en sus pensamientos mas prohibidos. Lo miré fijamente cuanto el agachó la mirada, y después me levanté para mirarlo desde arriba.

-Perdone ¿Está bien?-Dije con un tono  de preocupación.


Gracias a Marta Milla por ponerme los pies en el suelo.

A Consumed Cigarette  |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora