Original: Abuela

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Tenia 10 años cuando mis padres murieron en un accidente, como era pequeño nadie me decía nada del tema pero mi abuela, la persona que me cuido, me daba pistas segun iva creciendo.

Decían que mi abuela estaba "loca", era bastante macabra a veces pero yo la quería mucho. Me cuidaba ya que al resto de mis familiares cercanos no les agradaba mi forma de ser, les molestaba que me "comportara como un chico".

Mi querida abuela me compraba libros de ciencia y me enseñaba artes como la pintura o la escritura, ella me conocía muy bien. yo quería ser como ella: fuerte y auto suficiente, y con una dulce sonrisa como las que ella me daba.


Yo tenia pocos amigos, pero juntados con cautela para formar el mejor de los grupos, del cual yo era el líder gracias a mi habilidad de sacarles de los líos en los que se metían.

-¡¡DEVERÍAMOS EXPLORAR LA CASA ABANDONADA!!-

Tenia 17 años y estaba con mi grupo de amigos planeando a donde iríamos de excursión horas después,en eso entro mi abuela.

-Creo que mejor vamos al pueblo abandonado que hay cerca de la estación, es mas accesible y las casas no se caen a cachos, y como no es muy grande podre teneros bien vigilados para que no hagáis ninguna gamberrada-después de decir esto último ella se echo a reír, segundos después nos unimos contagiado por su risa

-Me parece perfecto. Vamos a prepararnos, dentro de dos horas nos vemos en la estación de tren que hay aquí al lado. Traed vuestra comida, no os pienso alimentar con nuestros suministros- después de decir esto y reír por otro largo rato cada uno fue a su casa a prepararse.

Eramos 7:

Cuatro chicos, dos chicas y mi abuela. Estábamos ya en el pueblo y después de asegurarnos de que era seguro nos separamos para explorar por nuestra cuenta. Después de un rato volvimos todos al punto de encuentro para merendar, cuando nos dimos cuenta de que faltaba mi abuela.

Ella estaba mirando un coche estrellado en un escaparate, limpiamos los cristales de los asientos, nos sentamos y merendamos. Un rato después lo dijo.

-Los sillones en realidad no son rojos- miro hacia mi con una mirada siniestra, estábamos aterrados por su comentario- me habría gustado que heredaras este coche, pero la inútil de tu madre lo rompió- se fue de allí con una sonrisa en sus labios. nosotros nos quedamos en el coche helados por el miedo, en ese momento me alegre de que la semana siguiente fuera mi cumpleaños.

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