37. La Verdad Siempre Sale A La Luz

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~Narrador omnisciente~

Alexander lo dudó por un par de segundos pero luego de sentir la palma de la mano de su mujer contra su rostro otra vez se dio cuenta de que había sido descubierto.

-Este animal no merece tu compasión hermana.

-Así es. Que ni se le ocurra poner un pie en mi casa nuevamente porque le echó a patadas -aseguro la mujer bastante dolida por dentro pero aún así por fuera demostrando frialdad y enojo.

-Iremos cuantas veces queramos.

-Hablemos tranquilamente - propuso el hombre acusado.

- Esta conversación se está desviando un poco. ¡No hay nada que hablar! ¡Ella es la culpable de que no seamos felices! -gritó la mujerzuela.

-Nuevamente quiero sugerir que conversemos esto en privado, Emma - sugirió Alexander exasperado.

-Pero ya no hay nada que hablar. Quiero el divorcio - salió del lugar.

- Es una estúpida. Además corto la inspiración. Ya teníamos nuestro plan para esta noche y ella lo arruinó.

- El momento en el que vuelvas a insultar a mi mujer de esa manera otra vez, será el momento que más recuerdes en tu vida porque te voy a matar a golpes -dice él -. Gozaste nuestro 'romance' pero ya se acabó. No pienso verte nunca más y no vuelvas a buscarme.

Los presentes al oír las amenazas del Conde Hargroaves temieron por Ivy, sin embargo pronto siguieron ocupándose de sus 'asuntos'. Tay al haber presenciado la escena que protagonizó su hermana quiso consolarla y se fue.
En uno de los carruajes:

-Temperamento hostil contigo y con su hijo, con todos. ¡Eso debió ser una señal Emma! - sermoneaba Elizabeth a la recién afectada mientras entraban a la mansión en plena madrugada.

La muchedumbre había dejado de trabajar desde hacía tiempo y ya debían estar descansando, aunque eso no impidió que algunos escucharán los gritos y lágrimas de la mujer despechada.

Elizabeth esta vez tuvo que hacerse cargo de su hermana mayor a pesar de que ninguna de sus hermanas lo había hecho por ella jamás, pero Elizabeth sólo podía pensar en ¿por que su hermana sabía lo que le estaba pasando a Emma y no dijo nada?

Algo dentro de la joven madre murió esa noche junto con el amor que decía tener por su marido, pero también algo había nacido: un temperamento nuevo para con él.

- ¿Qué haces en esa cama? Y ¿por qué fueron a la inauguración? -cuestionó la tía de las jóvenes.

-Es posible que haya acompañado a su hermana, que ella la haya traído.

-Le debo interrumpir, Alexander. En efecto, si, yo le comenté a mi hermana que quería que me acompañará a la inaguración pero solo estoy aquí aún porque usted Alexander, y usted bruja sabían lo que estaban haciendo o lo que harían en aquel lugar. ¡Y jamás debiste serle infiel a Emma! -gritó enojada.

Bufó desesperada.

-Obviamente no debió hacerlo pero tampoco eres alguien para juzgarlo -comentó la mayor de las hermanas.

Elizabeth vio como Taylor empezaba a defender a Hargroaves.







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