Prólogo

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Prólogo:

Estaba caminando por un sendero oscuro y con lodo. Estuve a punto de caer de bruces como 5 veces. No sé cómo no me atoraba en un fango. Seguía caminando, pero en lo más profundo y lejano del camino se proyectaba una luz. Aceleré mis pasos, lo cual era raro, ahora si podía caminar con más facilidad. Estaba llegando a la luz. Intentaba ver más allá pero no lo lograba. De repente todo se oscureció. Ya no había camino. No había lodo, ni la luz. Solo se veía una sombra. Por la contextura parecía hombre. Me intente mover pero no podía, ni hablar si quiera. Esa sombra no me daba miedo, pero lo que si me asusto es que se iba acercando cada vez más a mí con cada pestañeo. Después de 20 pestañeos por nerviosismo y porque quería lograr enfocar mis ojos para poder  ver mejor en la oscuridad y poder ver más, la sombra del hombre. Sí, era hombre. Estaba a solo 20 centímetros de mí. Y aun así no lograba ver bien su rostro. Sus ojos parecían amarillos o grises, no podía ver bien. Paso una ráfaga de luz y todo se cegó de una luz blanca. Parpadeé como 50 veces, y finalmente pude ver si quiera algo más que su sombra. Era muy blanco o era el efecto de la luz cegadora. Tenía cabello rizado color castaño, ojos verdes muy claros ─nunca había visto unos ojos así─, nariz semirrecta, labios algo pálidos de color rosado. Era muy atractivo, pero no tengo idea de quién es. Después de que toda la luz se desvaneciera, alguien me susurró en el oído. Supongo que era él. Una voz ronca y masculina, pero favorablemente se escuchaba sexy.

─ Nos encontraremos muy pronto, Louis. Más pronto de lo que piensas…

La voz sonó profunda. ¿Cómo sabía mi nombre? Qué tonto, es obvio. Seguro estoy soñando, y en la vida real ni me conoce...

Desperté por un sonido agudo, mi alarma. En realidad todo fue un sueño. Un muy extraño sueño. Para empezar, ¿por qué soñé con ese hombre? Cómo se llamará…

Me di cuenta que no había apagado mi alarma porque mi mamá vino hasta mi habitación para pedirme que la apague y que me levante para salir al seminario. Sí, seminario.  Tengo 19 años y quiero ser sacerdote. Desde pequeño me he sentido cercano a Dios y todo con lo que tenga que ver con la religión. Me gusta la vida tranquila y de momentos alegres. Disfruto leer los versículos de la Biblia y compartir con las personas experiencias que me han pasado desde niño. Como la vez que casi me atropella un auto, pero gracias a Dios ni me rozó el parachoques. Fue un verdadero milagro. Además que mi madre siempre me ha enseñado que el verdadero camino a la felicidad está en Jesús. Debo de ser como él y servir para ser como él.

Precisamente por eso voy a ser sacerdote, porque me gusta sentirme bien de esta manera, haciendo lo correcto y viviendo en paz y tranquilidad.

En otro lado de Doncaster 03:51 AM

Harry.

Me gusta esta ciudad, es más cálida que Londres. Mientras voy caminando por un parque observo las casas.  Justo ahora escucho los sonidos de los millones de insectos que se esconden por todo el jardín y árboles. También hay algunos bebés llorones. Ugh.

Sacudo la cabeza, me da tirria escuchar esos llantos tan agudos.

Acelero mis pasos y llego frente la casa. Esta es. Aun recuerdo cuando su madre me pidió el favor. Ese sucio favor que apuesto que Nagyígéret no tiene ni idea. Su madre es una mentirosa. Una infeliz que no puede ser una verdadera mujer. Qué patética y triste vida.

Me río diabólicamente y miro la casa un largo tiempo, de pie en la acera.

─ Ya falta poco para que regreses donde perteneces, Naggy.

Sonreí por última vez mirando la casa y giré. Me alejé de la casa, pronto amanecería y tendría serios problemas.

Tu pecado, mi pecado, Nuestros Pecados> Larry Stylinson <Donde viven las historias. Descúbrelo ahora