Para mediados de marzo, Tobio Kageyama tenía trece años recién cumplidos. Seguía en su primer año de secundaria, y todavía la voz le cambiaba de tono por ratos.
Él practicaba voley desde que tenía uso de razón. Tal vez era debido que, tanto hermana mayor como abuelo, eran unos notables practicantes y seguidores apasionados del deporte. Así que a nadie le sorprendió cuando su entrenador lo dejó ser el armador principal en más de un encuentro.
Sin embargo, el sólo aspiraba hacia adelante, siempre queriendo aprender más y más.
Tooru Oikawa tenía sus últimos meses con catorce. Ya había sido inscripto en una preparatoria, y esperaba con ansias el verano, y por lo tanto, su cumpleaños.
El lunes de quién sabe que día de marzo, Tooru se quedó hasta después de horario practicando. Era consciente de que no era el único en el gimnasio, pues su mejor amigo descansaba sentado a un lado de la pared y usando su mochila de almohada, y su compañero, que estaba en primer año, lo estaba observando.
Tooru se veía concentrado, apuntando y saltando, pero por dentro, trataba de esconder una risa al notar cómo aquél chico lo miraba con tanta admiración y pensaba que él no lo había notado. Le causaba risa y ternura de iguales maneras.
El menor tenía fama de ser un poco más serio de lo esperado a su edad, a veces un poco directo, pasando a ser desconsiderado; pero en ese momento Tooru lo estaba viendo en el estado natural de Tobio: embobado y pretendiendo no ser visto.
—Haz practicado alguna vez saques con salto y carrera, Kageyama? —Preguntó girando repentinamente a verlo. Esa acción sorprendió al nombrado, quién dio un pequeño respingo y negó. —Te gustaría aprender?
Y fue aquella pregunta la que les dió una excusa para, tarde tras tarde, pasarsela juntos. Hubo más de una ocasión en donde el mayor compraba pequeños snacks para ambos, compartiendo camino a casa durante el atardecer.
Oikawa se la pasaba bien en su tiempo con el otro, sabía y era más que conciente que era un buen maestro, que era muy probable que lo que él había ganado con la experiencia, con tan sólo enseñarselo al chico por un tiempo, sería suficiente para que el lo perfeccione y quién sabe, hasta sobrepase.
Kageyama por su parte, tenía más de un sentimiento poco amistoso por el capitán. Por si sólo no lo pudo concretar, tuvo que recurrir a un tercero, y el sólo recordar la cara de pena de Kunimi le hacía sentir toda la vergüenza del mundo.
—Entonces me estás diciendo que, a pesar de todo lo que me contaste, no sabes que es lo que sientes? —Le preguntó mientras tomaba su bolso y se lo colgaba al hombro. Él asintió. Nunca mejor dicho. —¿Incluso cuándo textualmente dijiste "Hay momentos en los que creo que besarlo es la mejor opción"? Kageyama, de verdad no mienten cuando dicen que a los altos le llega tarde la información al cerebro...
Entonces tuvo que llegar a una conclusión. Y la misma era que le gustaba Tooru. Sip, Tooru Oikawa, Oikawa Tooru, su capitán, ese, el mismo que se va en cuestión de meses, el mismo al que las chicas siempre le regalan galletas, y que ha sido votado el chico más hermoso de su clase.
Gustar de alguien por primera vez no era tarea fácil. Para empezar, ni él se esperaba que le gustase un chico, pero lo hecho (o debería ser sentido?) hecho está.
No era tarea fácil porque aparecían esas palpitaciones un tanto rápidas cada vez que él reía, lo miraba a los ojos o mantenía una cercanía. También podía sentir levemente una presión en la mitad del tórax cada vez que veía como perdía una oportunidad con él, ya sea cuando recordaba que en tan solo un mes el chico se retiraría de la escuela o cuando le cancelaba sus prácticas porque simplemente no estaba de ánimos.
—Mi cumpleaños es en pleno verano, así que planeo hacer una fiesta con piscina. Hey, tu piscina es mucho más genial que la mía, Iwa-chan...
—Deberás pagarme mucho.
—Te compraré toda la pizza del mundo!
—Sabes perfectamente que soy celíaco. Y que el tomate no me gusta.
Oikawa se giró al menor, y hizo una mueca de burla, sin que Iwaizumi se diera cuenta. Eso le sacó una risita a Tobio, que en ese momento tenía sus piernas extendidas en el piso, estirando y enfriando.
—Dejame ayudarte con esa espalda. —Se ofreció y se arrastró hacia el lugar, poniendo presión en su espalda al momento de bajar su torso a sus rodillas.
—Gracias...
—De nada. —Oikawa esperó a que tome una pausa para volver a ejercer presión. —Por cierto, estás invitado. Ya sabes, a mi cumpleaños. Será divertido. Suele venir mucha gente, pero puedo asegurar ser un excelente anfitrión.
—En serio? Estaré sin falta!
—No vayas, estoy organizando un complot en su contra y que su cumpleaños sea un fraude. —Comentó Iwaizumi, su voz siendo amortiguada por su brazo, al estar estirando justo por frente su rostro, y luego con la campera de Oikawa, que voló hasta dar con él.
El día en el que los de tercero se graduaron, Kageyama tuvo un incómodo nudo en la garganta durante todo el acto. Pensó que era normal, pues eran sus compañeros, e incluso Kyotani se puso a llorar a los dos segundos que Iwaizumi hizo su discurso de despedida. Pero notaba, y al mismo tiempo ignoraba, que tal nudo se intensificaba al estar cerca de Tooru.
—Sé que dejo en buenas manos al equipo, después de todo, eres mi discípulo ¡Y nada malo puede salir de mí! —Agregó al final, cuando fue tiempo de despedirse. —Te estaré esperando, si es que quieres, en el Seijoh. Iwaizumi estará bastante harto de mi a las alturas en las que comienzas la preparatoria, así que espero tener alguien para usar de escudo humano cuando se enoje.
Él sólo le sonrió y le deseó un buen regreso. Y también un "hasta el 20 de julio".
El cuál llegó, para el punto de vista de Tobio, bastante lento. Fueron los primeros días de verano más largos que allá vivido. Y para el 10 de julio, él ya tenía memorizada la dirección de la casa de Iwaizumi, preparado su mejor traje de baño, y envuelto el regalo.
La primera vez que lo vio después de un mes, Tobio sintió que el quinceañero se había vuelto rápidamente más lindo. Le causó mucha satisfacción ver la felicidad del otro al ver su regalo.
—Pasa! Iwaizumi no quiere atender a los invitados porque dice que es mi fiesta, así que ya está en la piscina con nuestros compañeros de clase. Espero no te moleste. —Le explicó mientras subían las escaleras rumbo a la habitación de Hajime. —Cambiate, yo iré por snacks y iré donde Iwaizumi.
Y le hizo caso, bajando cuando estuvo listo. No sabía porque de repente Kunimi se veía tan entusiasmado por alejarlo de la puerta a la piscina, si él no solía gastar energías en algo tan banal como jugarle una broma.
Claro, hasta que salió afuera, topándose directamente con la imagen de Tooru, aquel que había estado ocupando su mente más de lo planeado, besando a una chica, de igual edad.
—Hey, Tobio! Alguna vez te conté sobre mi novia de otra secundaria?
No, al parecer nunca lo hizo.
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amor de un capítulo;; hq
Randomhistorias cortas que se me pasan por la cabeza. ➥ shipps!! pero escribir de amistades se me hace muy cuqui así que también hay. ➥ multiship xq la vida es 1na vieron. ➥ posibles spoilers del manga pero con un !! al principio.