Capítulo. 1

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Estúpida Curiosidad

El sol brillaba en lo alto del Sengoku, las hojas verdes de los árboles y el suave trinar de los pájaros rodeaban al grupo de Inuyasha, que durante 2 años habían estado juntando los fragmentos de la perla de Shikon, ahora, esta se encontraba casi completa, solo falta un pequeño fragmento que se encontraba sin duda en poder de Naraku, al cual no habían podido derrotar, pero si dejar mal herido.

Presas del sofocante calor, el grupo habían decidido descansar un poco al lado de un río, Inuyasha se encontraba sentado en una piedra, al lado de Miroku y Sango, con un abultado vientre que señalaba claramente un embarazo de no más de 7 meses. Kirara se encontraba echada a un lado durmiendo con Shippo a cuestas.

-Sanguito, ¿estas cómoda, no te falta nada?- Miroku miraba fijamente a la ahora su esposa, ella cerró levemente los ojos.

-No Miroku, estoy bien.

-Pero Sanguito, puedo traerte un poco de fruta, ¿no quieres fruta?

-No Miroku, no quiero.

-Entonces ¿qué te parece un poco de estofado?

-No tengo hambre, Miroku…

-Ah… ¿quieres que te haga masajito en tu espalda? Mi bella sango

-¡NOOO MIROKU! ¡DEJAME EN PAAAAZ!- Sango exasperada, se levantó del tronco que estaba sirviendo de silla, y caminó unos pasos hacia Kirara. Miroku la siguió instantáneamente. –¡ME ESTAS ACOSANDO!.

-Pero también es ¡MI bebe!- Miroku reclamó, y se escuchó un plaf, que significaba claramente que otra vez, el pervertido monje se había pasado de la raya con su supuesto "masaje".

Inuyasha viendo todo lo sucedido, solo dio un hondo suspiro, esto ya era aburrido, se repetía muchas veces al día. Movió ligeramente sus orejas, y su mirada cambió de dirección hacia el río, allí pudo ver a Kagome, estaba agachada en el césped, recogiendo agua del río en sus botellas. Su suave cabello negro se balanceaba suavemente sobre su espalda, se veía hermosa… Eh… ¡Un momento! ¿Qué diablos estaba pensando?, no no, no se veía hermosa, ¡para nada, Inuyasha sacudió su cabeza, debería ser el calor que lo estaba afectando, seguro que era eso, o tal vez el hambre, si, algo que lo venía afectando hacia unos meses atrás, tenia esa loca necesidad de pararse detrás de ella y llenar sus pulmones de aquel agradable aroma que desprendía sus cabellos, por kami que eso lo estaba matando…

Se levanto lentamente, su estomago gruñó con fuerza, tenía hambre, ¿Cuánto más se demoraría esa chiquilla en llenar las botellas?. Se acercó a la mochila, siempre había un poco de comida ninja dentro de ella, o mejor aun, podría haber ¡ramen!.

Inuyasha abrió la mochila y empezó a rebuscar en ella con su nariz, detectó un poco de comida ninja, una enorme bolsa de papas fritas, esperando a ser devoradas por el.

-¡BIEN!- murmuró para si, pero en eso, un objeto llamó su atención. De entre todas las cosas raras que traía Kagome de su época, nunca, pero nunca, había visto "eso", miró otra vez donde estaba ella, parecía que se iba a demorar todavía unos minutos, así que cogió el desconocido objeto y lo sacó de la mochila llevándoselo consigo, se subió a un árbol, abrió la bolsa de comida ninja, y se puso a examinar el objeto.

Era pesado, de metal, con dos extremos que se abrían y cerraban, empezó jugar con él agitándolo en el aire, ¿para que serviría, sería una extraña pulsera de esos tiempos?, acercó su nariz a ella, analizándola, olía a Kagome, que agradable olor… cogió un extremo, y lo puso en su muñera izquierda, este hizo un sabe click y se cerro… el otro extremo quedó colgando en el aire. ¡¿Ahora como diantres se lo sacaba?!, intentó con cuidado de abrirlo pero nada, no cedía el maldito seguro, y Kagome no demoraría en terminar con las botellas, la desesperación se apoderó de el, salto de su árbol al suelo e intentó arrancárselo de la muñeca… pero nada sucedió, ¡¿pero que diablos?!, sacó su espada dispuesto a hacerlo volar en mil pedazos, pero una mano lo cogió por el hombro.

Encadenado a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora