Prólogo

616 90 134
                                    

00Destrucción de invierno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





00
Destrucción de invierno

       Aquella gélida tarde de enero, en la estación de bus cuyo letrero yace roto desde hace más de un mes, Shōto espera a Kirishima

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


       Aquella gélida tarde de enero, en la estación de bus cuyo letrero yace roto desde hace más de un mes, Shōto espera a Kirishima.

      Mueve su pie en un constante tic nervioso mientras espera, ansioso. El frío es tan intenso que, a pesar de traer más de una capa de abrigo, no es capaz de mantener el calor corporal. Tiene los labios secos y las manos heladas; no ha traído guantes porque ha salido muy apresurado de su casa debido a que Eijirō lo ha llamado demasiado preocupado, diciéndole que se quería reunir con él con urgencia.

       Al teléfono se le escuchó ahogado, triste. Todoroki no podía verlo a través de la línea, pero supo inmediatamente que algo no andaba bien con el pelirrojo. La voz le temblaba con cada palabra, y Shōto corrió a la estación de bus vieja que usaban diariamente para ir a la universidad; mismo lugar donde se conocieron, mismo lugar donde solían reunirse siempre.

        Ha pasado una hora desde que Kirishima había llamado, una hora desde que le suplicó que fuera al lugar de encuentro, pero no se aparecía por ninguna parte. La preocupación comienza a invadir cada parte de su ser, pero sabe que no puede perder el control en una situación así. Para la ansiedad saca un cigarro de su bolsillo y lo enciende con las manos temblorosas, a pesar de que el pelirrojo le recalcó varias veces que no quería verlo cometer tal acto.

—¿Qué te dije sobre fumar, Shō?

       El cigarro a medio consumir se cae a la nieve, y Shōto voltea con brusquedad al escuchar aquella voz que hace que su corazón de un salto. Kirishima está ahí, temblando y con las mejillas tan rojas que por poco igualan el tono de su cabello rojizo peinado hacia abajo. Trae poco abrigo y unas enormes ojeras adornan lo que antes habían sido unos brillantes ojos llenos de vida. A pesar de lo destrozado; a pesar de lo débil de su estado: sonríe.

—Demonios, ¿Qué estás pensando? — Se quita el abrigo tan apresurado que del bolsillo cae su celular y la caja de cigarrillos. Lo pone en los hombros del mayor, buscando abrigarlo; salvarlo del crudo frío —¿Qué pasa? Pudimos reunirnos en mi casa, hace mucho frío.

—Quería verte aquí —murmura, formando un notorio vaho debido al frío. Saca las manos de sus bolsillos e inmediatamente toma las del bicolor, apretándolas tan débilmente que Shōto se preocupa; las manos del pelirrojo están ásperas y secas —. Este lugar es especial para nosotros.

—Me estás preocupando — El labio le tiembla levemente. Conoce aquel semblante en Eijirō, y no son buenas noticias —¿Qué pasa? Dime, por favor.

        Suplica. Kirishima se muerde el labio y la sonrisa que recientemente adornaba su rostro se ve opacada por una fea mueca de preocupación y miedo. Siente que las piernas le fallaran en cualquier momento; lo que menos quiere es desvanecerse allí mismo, en medio de aquel lugar que, aunque sucio, descuidado y transitado, era muy especial para él; para ellos.

       Traga saliva y se mantiene de pie, fuerte; luchando. Sin embargo, un mar de lágrimas se desliza por sus mejillas, y caen como copos de nieve al suelo helado.

       La primera reacción de Shōto es acogerlo entre sus brazos, brindarle su calor y apoyo. El mayor, siendo un poco más bajo, solloza destrozado contra el pecho de su compañero, sin ser capaz de soltar todo el dolor que guarda dentro. Su interior arde, su cabeza duele y sus pies hormiguean. Estar en los brazos de Shōto era estar en el infierno y el cielo al mismo tiempo.

—Lo siento —se disculpa, limpiando los restos de lágrimas que no paran de brotar de sus ojos.

—¿Por qué te disculpas?

       No responde. Shōto suspira agotado y vuelve a arroparlo entre sus brazos, ajeno a todo lo que ocurre alrededor. El frío parece disminuir debido al cálido abrazo, y gran parte de las inseguridades y miedos en el corazón de Eijirō desaparecen por un momento gracias a la presencia del chico de mirada heterocromática.

—Shō —llama. Aquel tierno apodo con el que lo ha llamado desde hace meses provoca que sus mejillas se tornen rojas a pesar del frío. Ambos jóvenes se miran a los ojos, perdidos; intentando buscar respuestas en las orbes contrarias, sin ningún éxito —¿Te das cuenta del desastre que soy? Yo...

       Baja la mirada.

       Todoroki traga saliva, intentando aguantar las lágrimas; intentando aguantar las ganas de soltar todo el dolor que lleva guardado desde que se enteró de la noticia. Sin embargo se pone firme e ignora el nudo en la garganta que le impide respirar con normalidad.

       En su rostro se forma una leve sonrisa. Sus manos heladas se posan inmediatamente en las mejillas del más bajo; están tibias y húmedas por las lágrimas. Lo obliga a alzar la mirada para nuevamente verse a los ojos. Kirishima no sabe cómo reaccionar; está destrozado y sin ganas de seguir adelante, sin embargo, la sonrisa de Todoroki provoca que aquella llama a punto de apagarse en su interior vuelva a la vida por un instante.

—Tú siempre me decías que había que sonreír hasta el final —murmura, recordando aquella vez que Eijirō dijo esa frase en una de sus tantas citas, cuando tuvo un problema con su padre y estuvo muy desanimado —¿Vas a ir en contra de las palabras que tú mismo me aconsejabas?

        Los ojos del pelirrojo brillan de anhelo, y de pronto aquellas lágrimas de tristeza se convierten en unas de felicidad.

—¿Me seguirás queriendo a pesar del daño que te hago?

      Nunca una promesa había dolido tanto.

—Por toda la eternidad.

      Se funden en un abrazo.

       Nunca antes un abrazo entre ambos había dolido tanto. Sus corazones duelen y arden, sabiendo exactamente lo que significa. Están conscientes del daño que se hacen, y a pesar de ello, no se detienen.

      Shōto haría cualquier cosa por ver una linda sonrisa en el rostro de Eijirō.

      Y Eijirō haría cualquier cosa por ver una linda sonrisa en el rostro de Shōto.

       Aunque aquello signifique su destrucción.







Pequeña historia corta dedicada con mucho cariño a El_Invierano , está pasando por un tema de salud demasiado delicado, y espero que pronto pueda mejorar y leer esto.

Gracias por pasarse por aquí :c nunca antes me había animado a escribir, y menos publicar algo. Me costó varios meses decidirme. Sin embargo, aquí estoy. Cualquier votito se agradece y espero traer pronto los capítulos. Según mis cálculos no superará los 10 capítulos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 22, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Lo lindo de tu sonrisa | TodoKiriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora