Ayudar a otros, suele ser algo muy bueno y satisfactorio, ¡pero a veces es lo contrario!
Ruri, una joven suicida, que carga con una maldición que Dios le puso, lo sabe perfectamente; ¿por qué tuvo que haber ayudado a aquel niño en aquella noche oscu...
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~Hiro está presente, ¡que no les engañe ese rostro de ternura!~
╚Créditos al autor de la imagen, yo sólo lo uso para ambientar mi obra.
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La chica de cabellos celestes se encontraba sentada bajo la copa del árbol principal de todo ese evento suicida, ¡todos eran muy crueles con ella!, ¡esos niños estaban ahí muriendo y ella tenía que esperar ahí sin tener esa sangrienta oportunidad! Tampoco tenía paciencia, no era una virtud que ella poseyera. Bebió algo más de la copa de sake que estaba en sus manos, su boca se curvó levemente en una sonrisa, parecía ser que aquella bebida había valido la pena realmente comprar.
El sabor le hizo regresar al pasado; en aquel tiempo donde su madre iba a trabajar a las tierras del señor feudal y llevaba a casa lo poco que les repartían para comer, luego se hacía una pequeña limpieza e iba a la cocina para comenzar a cocinar esas maravillosas delicias que con solo unos pocos ingredientes lograba realizar; algunas veces llegaba a pensar de niña que su progenitora era una especie de "bruja ruidosa"; ruidosa, porque le gritaba cuando ella realizaba una travesura; y bruja, la razón de ese apodo era que parecía conjurar grandes maléficos para que aquella comida de apariencia terrorífica tuviera un sabor como de aquellos restaurantes lujosos.
Sí, pudo haber dicho que su vieja utilizaba alguna especie de magia blanca para cocinar, pero el papel de bruja le caía como anillo al dedo.
Volvió a tomar otra copa de sake, frunciendo el ceño, la imagen del pelirojo había caído en sus pensamientos de repente; ¿desde cuándo pensar en tu madre, pasas a pensar en un chico?; ¿sería que ya al fin hubiera enloquecido? No eso no, enloquecido lo había hecho hace rato, entonces, ¿veía a ese chico como su madre? ¡NO! Esa mujer era demasiado violenta para que se pareciese al chico.
¡Ah! Ese chico... ¿Era raro? Bastante, recordó ese momento en donde se enfrentó al demonio que había arrebatado bastantes vidas de su querido amigo; mayormente aquello que desean volverse cazadores de demonios, antes y después de su entrenamiento, volvían sus rostros de desprecio para aquellas inhumanas criaturas. Pero él, tomó con tanta gentileza a aquel demonio que no pudo evitar "darle ese pequeño auxilio".
