Capítulo 1 (Lucy Kyle)

39 1 0
                                    

Hace mucho calor, estoy muy exhausta. Andrés salta en su cama, mi hija Annia grita desde la cocina que tiene hambre.
Andrés YA DEJA DE HACERLO— grito muy fuerte, una gota de sudor recorre  mi frente y mis ojos se dilatan.
—Deberías de tomar una pastilla para tú mal humor— respondé Andrés riéndose.
—¿Qué has dicho? — pregunté con un semblante de sorprendida.
— Te he dicho que tengo mucha hambre— respondió Andrés y me sonrió, al mismo tiempo guiño un ojo.
—¡Vamos! corre a la cocina. Que tu hermana está grita y grita— le contesté, pero siempre pensando por lo que me había dicho antes, me rasque la cabeza y seguí caminando hacia la cocina.
Cuando iba bajando por las escaleras, me tropecé con una caja, debido a que un día anterior nos habíamos mudado a esta ciudad, teníamos muchas cajas por todos lados.
—¡Demonios!— grité muy molesta.
De pronto escuché ruidos extraños que provenían de las habitaciones de arriba, sentí muchos escalofríos, ¿Que está pasando aquí? Me pregunté.
Subí a ver qué era lo que estaba pasando, en la entrada de la habitación había un pequeño bate de béisbol,  lo tome con mis dos manos y entré a la primera habitación, pero en la habitación no había nadie, luego revisé las otras habitaciones y tampoco había nadie.
A lo mejor es el viento dije en mi mente.
Entonces decidí bajar a la cocina, allí estaban mis hijos ¿Han escuchado algún ruido?—pregunté
—Sólo escuché tus maldiciones— respondió Annia y levanto sus hombros e hizo una mueca en su rostro.

Bueno entonces comamos —dije y tomé la ensalada de la mesa y la empecé a ponerla en los platos.
Me senté en medio de mis hijos, empezamos a comer, de pronto alguien tocó la puerta.
Caminé hacia la puerta y miré mi sala era un completo desorden, alcance ver la foto de mi esposo, sonreí y suspiré profundo. (Había recordado el día de mi boda)

Cuando abrí la puerta, me encontré una mujer, alta, delgada, cabello rubio y unos ojos azules brillantes. Vestía un vestido rojo, en su mano traía una bandeja con frutas y con una pequeña carta con un mensaje que decía, «bienvenidos familia Kyle a nuestra comunidad».

—Hola, bienvenidos, ¿Que los trae por aquí? Mi nombre es Camille Leduc, pero llámeme Sra. Leduc— dijo aquella mujer.
—Hola, ¡Gracias por la bienvenida!, Mi nombre es Lucy Kyle, nos hemos mudado porque a mí esposo lo enviaron aquí por su trabajo. — Respondí con una sonrisa y le pregunté ¿Porque quieres que te llame Sra? Te vez muy joven. En ese momento me sentía algo extraña porque está mujer quería que la tratará como a una Señora.

—¡Por Dios santo! Estoy vieja Tengo 42 años — exclamó la Sra. Leduc riéndose. Se tocó su rostro y dijo mira mis arrugas.
—Aún así, eres muy joven, pero si quieres que así te llame, así te llamaré— les respondí con una sonrisa fingida, por supuesto. Ya que estaba algo incómoda con ella.
—Bueno te dejo, porque veo que tienes mucho trabajo, Espero que les vaya muy bien en nuestra comunidad, si tienes alguna duda de dónde están las cosas por aquí, o tienes problema en algo no dudes en ir a buscarme, vivo allí al frente, en la casa 16, hasta luego. — me respondió y se dio la vuelta para irse.
—Claro, te busco cuando necesite ayuda—dije y me metí para adentro.

Me dirijo a la cocina nuevamente, y veo que Annia está sacudiendo a Andrés y me doy cuenta en ese momento que mi hijo no está bien, corrí muy rápido a auxiliar a mi hijo y veo que sus ojos marrones se han vuelto de color grisáceo y me asusté y empecé a gritar como una loca desquiciada.  ¡Auxilio! ¡Auxilio! Que alguien me ayude.

La Sra. Leduc,  aparece por la ventana de mi cocina, al parecer ella escucho mis gritos de angustia.
—¿Que está pasando— preguntó con una voz a quebrantada del susto.
—Mi hijo, mi hijo, era lo único que podía decir, lloraba desconsoladamente.
—llamare a emergencias— dijo y tomo su teléfono y empezó a llamar.
En pocos minutos logré escuchar la ambulancia. para ese entonces había muchos vecinos en mi casa.
Me senti mareada  y  dejé de ser yo misma, ya no podía escuchar nada, solo veía que había muchas personas queriendo ayudar, me preguntaban cosas que al final no podía escuchar ni entender, me sentía en una especie de  vacío y los paramédicos tomaron a mi hijo y lo subieron a la ambulancia para luego llevarlo a el hospital más cercano.

—¿Puedes cuidar de Annia Por favor?— pregunté a La Sra. Leduc, aunque aún no la conocía muy bien tenía que confiar en ella.
—Por supuesto, yo cuido de ella, tú no te preocupes, ella quedará en buenas manos— respondió muy gentil, y tomo de la mano a mi hija.
—Muchas gracias— Respondí y siempre me quedé pensando en mi hija, pero no podía llevarla al hospital.
Tomé mi automóvil y me fui atrás de la ambulancia, en el camino llame a mi esposo y el no contestaba su teléfono yo cada vez me ponía más nerviosa y no dejaba de llorar, porque mi hijo se veía mal, de pronto Eric contestó su teléfono.
—Dime amor— dijo Eric.
Eric, Eric, amor, algo le pasa a Andrés— repetí con un llanto interminable.
—¿Que paso Lucy?— preguntó Eric ya con un nudo en su garganta.
—No sé que pasó amor, Andrés estaba en la cocina y luego me descuide un minuto y cuando regrese el ya no respondía, estoy yendo a el hospital.—respondí a Eric, al mismo tiempo lloraba.
—¿ A cual hospital te diriges amor?— preguntó Eric.
—Creo que se llama «Salvando vidas» es el que está cerca de la iglesia donde dejamos las donaciones ayer.
—De acuerdo, te veo en el Hospital, y cálmate que todo va a salir bien, yo estoy yendo hacia el hospital también —Dijo Eric con una voz a quebrantada.

Cuando llegué al hospital en la sala de espera estaba un hombre con vestimenta médica, era un hombre alto, ojos café y al parecer era un hombre asiático, sus ojos eran rasgados. Tenia en su uniforme una pluma con forma de huesos.
—¿Es usted la madre de Andrés Kyle? — preguntó con una sonrisa y dijo al mismo tiempo ¡Vaya susto!.
—Sí, soy la madre de Andrés, ¿Doctor cómo está el?— dije atemorizada. Apenas podía estar de pié, mi cuerpo temblaba.
—Pero, si el está bien. ¿Porque lo has enviado a urgencia? Tu hijo está más sano que nunca. De hecho soy el Dr. Tao —dijo el hombre con una sonrisa
—Pero, pero, pero ¿porque sus ojos eran de color gris?—dije tartamudeando
—Has visto mal, ahora mismo se están haciendo una prueba más, para determinar si te lo puedes llevar ahora mismo. —Dijo el Dr. Tao
—Gracias, me ha hecho sentir bien.—dije con un suspiro y me toque el pecho.
De pronto salió una enfermera.
—Dr. Tao, lo necesitan en la sala 3, camilla 5 de inmediato— dijo una mujer morena, con ojos negros y labios gruesos, su cabello era hermoso, usaba un peinado africano.
—Bueno te dejo en buenas manos, ella es La Sra. Mai es la enfermera que lleva el caso de tu hijo, Adiós, nos vemos luego—Dijo el Doctor
—Gracias Dr.—Dije y le di la mano. 
—De nada dijo el Dr. Y me dio una palmada en la espada y se metió a una de las habitaciones.
—Encantada de conocerte, Sra. Mai, soy Lucy Kyle, he traído a mi hijo de urgencia, pero el Dr. Tao me ha dicho que está muy bien —Dije muy alegre porque mi hijo estaba bien a la enfermera.
—¡Oh! ¿Eres la madre de Andrés? —dijo la enfermera.
—Sí, yo soy la madre— respondí
—¡Vaya susto que nos ha pegado! Los paramédicos informaron de un niño de 15 años con supuesto paro cardiorrespiratorio, todos aquí nos hemos preparado para recibirlo y cuando el llegó, el venía muy estable, si ningún indicio de su diagnóstico. Le hemos hecho un cardiograma y todo ha salido perfecto, ahora estamos esperando unas pruebas de laboratorio.
—¡Muchas gracias! Le agradezco a todos, estoy muy contenta porque mi hijo no tiene nada— Respondí y le di un abrazo a la Enfermera.

En ese momento mi esposo llega al hospital, y rápidamente le cuento que todo estaba bien, que Andrés estaba muy bien. Y allí mismo le presento a la Sra. Mai y ellos se saludan dándose al mano. Y la enfermera nos dice que nos sentemos que va a ir a averiguar cómo van los exámenes. Nos quedamos sentados allí, pregunté a Eric ¿Que hacemos aquí?.
—Mi amor, tú sabes cómo es esto de mi trabajo— me respondió.
—Lo sé, pero nos hemos mudado 3 veces desde que nos vinimos de Estados Unidos, haya estábamos bien con Mis padres cerca. —Le dije con lágrimas en los ojos.
En ese momento me prometió que pronto nos iríamos a Estados Unidos nuevamente, pero que esperara un poco más, que en Inglaterra aún le quedaba cosas por hacer y rápidamente me pregunta ¿Y Annia?.

—La dejé con la vecina, no podía traerla—Dije.
—Pues te quedas a esperar a Andrés, yo iré por Annia. Está gente apenas la conocemos y pues mejor voy por ella cuánto antes—Me respondió y me dio un beso, para luego irse.
Estuve esperando por casi 2 horas, la enfermera venía con un papel en su mano y dijo—. Firme esto para que pueda irse con su hijo ahora mismo.
Firme el papel, la enfermera fue a una de las habitaciones, de esta habitación salió mi hijo y le doy un abrazo enorme.
—¡Lo siento Madre!— Me dice Andrés.
—No pasa nada, estas bien es lo importante— Respondí.
Luego agradecí nuevamente a la enfermera y nos marchamos de ese lugar. Cuando íbamos por la calle, pregunté a Andrés ¿Que has sentido?.
—Mire una especie de visión—dijo Andrés.
Frené mi auto bruscamente, ¿Qué dices? —Pregunté Con una cara de asombro...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 02, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Andrés © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora