RAYITO de SOL ·[JH]· ❤🍒 •[En Pausa]•

ℂ𝕒𝕡𝕚́𝕥𝕦𝕝𝕠 01

Poco a Poco la luz de aquella habitación se transformó en solo oscuridad

Todos le decían "el Pequeño Rayito de sol de las mañanas" pero su brillante presencia estaba encerrada.

Ya se cumplirían 5 meses desde lo sucedido y en ningún segundo de ese tiempo volvió a contactar a sus viejos amigos

Tristemente prefería olvidar lo que alguna vez tuvo

Pero es tan estúpidamente masoquista que cada día revisaba la página de su pequeña academia y lo primero que veía era los comentarios de otros alumnos que tenían oportunidades mayores y se iban a las mejores del país, todo por bailes que el pudo haber hecho el doble de mejor y perfecto

>>¡Gracias por aceptarme! Enserio valoro la gran oportunidad<<

El debió decir eso hace meses, pero claro, otro imbécil lo publicaba

Ya siendo las 4:25pm decidió dormir un poco

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—Mamá, te he dicho muchas veces que NO—Recalcando lo último—necesito ayuda, estoy bien

—No estas para nada bien, créeme que ese lo sé perfectamente—La madre de Hoseok colocaba la comida en su plato mientras el otro simplemente volteaba los ojos

 "siempre es lo mismo, la estúpida ayuda"

—No, no lo sabes "Perfectamente", me siento toda una porquería aquí donde estoy

Su madre suspiro, son temas de los cuales le cuesta hablar aunque lo haga a menudo. Ver a un hijo con las "alas" cortadas por así decirlo, duele, duele y quema horriblemente. Cuesta hacerlo entender y razonar que el pasado es pasado aunque te persiga una y otra vez debes continuar tu camino.

—Por lo menos iras a tus terapias mañana, ¿Verdad?—llevo un poco del arroz a su boca y miro los ojos de su pequeño, deseando que el cobrara un poco de fé que ella aún conservaba

—Claro que iré, pero pierdo mi tiempo, es imposible que salga de este asiento—su dedo se dirigió hacia su silla, a lo que su madre desesperada alzo un poco la voz, haciendo memoria de todas esas mañanas en las que su hijo le regalaba un beso en la mejilla y disfrutaba de un picnic en familia

—¿Dónde está mi hijo?, el que tenía esperanza, el que sonreía a cada segundo, el que siempre tenía fé y esperanza en lo imposible. ¡Yo lo necesito en este momento! ¡Necesito que vuelvas a ser tú!

—Lamentablemente ya no está—respondió egoísta y proporcionándole un amargo sabor al tragar— Ya empecé a acostumbrarme a vivir mi vida de esta manera, es mejor que lo empieces a hacer tú también—dichas sus palabras, hasta el mismo joven se sorprendió de lo cruel que fue, sus ojos ardieron, pero ya no podía llorar.

—¿Y tú no piensas decir nada?—la única mujer en la sala se dirigió a su esposo el recién espectador de lo sucedido. Rompió el corto silencio

—¿Qué debo decir?, es su decisión quedarse de esa forma por el resto de sus días, no vale ni siquiera la pena seguir hablando de esto

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Juli.