Capítulo único.

355 44 39
                                    

Sasuke escuchó el rumor de que Naruto se le iba a confesar a una persona, no sabía exactamente a quién pero su fuente parecía muy creíble. Al primer instante se lo tomó con calma, hasta le causó gracia imaginarse a Naruto en esa situación. ¿Como lo haría? ¿Se pararía frente a ella tímido, con las mejillas sonrojadas, reiría tontamente y tartamudearía? «Por supuesto que va a tartamudear» se dijo divertido.

A la hora del almuerzo se encontró con Naruto. Sasuke tuvo el impulso de preguntarle por la chica a la que pensaba confesarse, pero él no le dio tiempo para hablar. Pasándole el brazo por el cuello Naruto se lo llevó a rastras hasta el Ichiraku. Allí pidió un enorme tazón de ramen, Sasuke no tuvo más alternativa que acompañarlo.

En la tarde estaban en la oficina del Hokage ayudando con algunas tareas. Kakashi era impertinente, siempre que encontraba un motivo o una razón para hablar con Naruto, aparecía Kakashi robando su atención. La conversación que había tenido en la mañana con su fuente confiable empezaba a molestarlo, perturbando sus pensamientos. ¿En realidad Naruto tenía deseos de confesarse a alguien? ¿ya estaba pensando en eso? A él le parecía que eran muy jóvenes aún para pensar en una pareja. Pero bueno era Naruto, quien siempre se había mostrado enamorado de Sakura... «¿Sera ella?», se preguntó. Para la tarde ya se sentía molesto, no muy seguro de saber que hacer al respecto, ¿Qué pasaría con él, si Naruto decide juntarse con alguien? A lo mejor con quien debía hablar era con Kakashi, que él le aclarara quién se iba a ser cargo de su vigilancia una vez Naruto estuviera enfocado en una relación.

Estaban terminando de organizar los informes, Naruto sonreía con amabilidad mientra le entregaba a uno de los chunin el resumen de su día de trabajo. Sasuke a su lado se sentía incómodo. Siempre andaba haciendo eso, sonriendole a todo el mundo con tanta facilidad, así le era difícil adivinar con quien tenía un trato diferente y hacia quien iban dirigidas sus intenciones. Como era de esperarse de Naruto, con las chicas se sonrojaba siempre, no importaba de quién se tratara. Al volver de la guerra todas parecían haber vuelto sus ojos hacia él, siempre que recibía un halago de parte de alguna de ellas era igual, terminaba sonrojándose y riendo tontamente. Su fuente se había divertido diciéndole sobre las intenciones de Naruto y le ocultó a propósito para quién iban dirigidas.

De camino a casa, Naruto le sugirió a Sasuke volver al Ichiraku por una sustanciosa cena. Sasuke se negó como era de esperarse. Estaba molesto y no se sentía con ánimo para cumplir sus caprichos.

—Ven a mi casa, te preparare algo saludable para comer.

—No, no quiero.

—No seas tonto, no puedes estar comiendo eso siempre.

—No como solo eso, si no quieres ir está bien. Tengo otras cosas que hacer.

Sasuke se frenó en seco. ¿Otra cosa que hacer? seguramente iría a ver a la persona que pretendía. Su molestia llegó a términos difíciles de controlar. Tomó a Naruto por el brazo y lo empujó contra una pared cercana.

—Sal conmigo.

Naruto lo miró sorprendido. ¡Eso es!, si lograba mantener distraído a Naruto, evitaría que se confesara a alguien y de ese modo que cambiaran su compañero. Ya era suficiente con tener que estar con él todo el tiempo, como para imaginarse tener que compartir todo su tiempo con una persona, que no soportaría o peor aún, uno que intentara matarlo. Por qué no lo iba a negar, o a pretender que no lo sabía, que no escuchaba los rumores de la aldea, de las personas que lo detestaban y trazaban planes sobre su cabeza. De la única forma en que podía estar seguro era con Naruto, de esa forma no tendría que enfrentarse a nadie indeseable y evitaría lastimarlo. No volvería a ser el villano de la aldea solo para terminar lastimando. No se perdonaría herirlo de nuevo, no a él.

Dulce FestivalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora