Capitulo 10: Estrellas y desayuno

921 61 9
                                    

—Ven acuéstate aquí— dice acostándose en el pasto 

—Esta bien— dije acostándome a su lado 

—Esto me recuerda a mi ciudad natal— dijo mirando el cielo y las hermosas estrellas— Esto me recuerda a mi mamá— dijo con un tono de tristeza 

—¿Qué le paso a tu mamá?— le pregunto. Girando mi cabeza para verlo 

—Murió el año pasado— dijo Samuel mirándome con los ojos cristalizados. Un brillo de tristeza se notaba en sus ojos.

Yo mejor que nadie sentía ese vacío, ese que deja una persona muy importante a tu vida. Así me sentí cuando mi madre me dejó y es lo mismo que siento ahora.

—Lo siento mucho— digo secando la lágrima que bajaba por su mejilla 

—La extraño, mucho— dijo mirando hacia el cielo de nuevo 

—Ella siempre esta contigo aunque no la veas.

—Lo se, pero no es lo mismo— dijo mirándome otra vez.

—Te entiendo pero...

No pude terminar de hablar, Samuel me calló con un beso. Cómo siempre hacia.

Después del beso nos miramos unos minutos y desviamos nuestras miradas al cielo, justo en ese instante, cómo si fuera obra del destino, paso una estrella fugaz y pedí un deseo.

Pedí que ojalá y esto que este pasando entre Samuel y yo no sea un juego, que por primera vez en mucho tiempo fuera algo real y genuino. Samuel estaba mirando al cielo con una sonrisa luego me miro con una pizca de maldad en los ojos. Cuando intenté huir me tomo por el brazo cargandome para lanzarme a la piscina.

—¿Sabes? tus juegos no me gustan— estire mi mano para que me ayudase a salir 

—Te ves linda cuando te asustas— dijo dándome su mano.

Yo lo hale haciendo que cayera a la piscina, junto a mi.

—Ahora si estamos parejos— digo riéndome

Está era una de las cosas que me encantaban de el, lo extrovertido que podía a ser, incluso lanzarme a la piscina era algo divirtió.

—Eso creo.

—Bueno, ¿Ahora que?.

—Tenía planeado algo para mañana, si quieres obvio— dijo acercándose más a mi dejando solo un centímetros de espacio.

Estaba comenzando a pensar que el solo sentía atracción sexual hacia mi.

—Claro que quiero, ¿Qué vamos a hacer?— le digo. Apartandome de el para salir de la piscina 

—Vamos a almorzar y a pasear a un parque muy hermoso cerca de aquí.

El me siguió con ese brillo extraño en sus ojos. Ahora ambos estábamos fuera de la piscina.

—Me gusta el plan. 

—Perfecto— dijo acomodando su cabello 

—Vamos a entrar ya es tarde y tengo sueño.  

—Esta bien vamos que mi niña va a descansar— dijo tomando mi mano.

Su acción me hizo sonrojar y, que al mismo tiempo, mi corazón latiera a mil por segundo. Tuve morder mi labio con nerviosismo.

Fuimos a mi habitación busque una toalla para ducharme, me dirijo al baño con mi pijama. No saldría en toalla en presencia de Samuel. Mi pijama no era nada extraordinaria, solo unos pantalones de cuadros color azul y una camisa ancha de color negro.

Mis nuevos vecinos {En Edición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora