Parte única

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Hey! Estoy muy feliz de poder ser parte del concurso aunque también muy nerviosa (:"v) me costó bastante no sobrepasar la marca de cinco mil palabras, pero lo logré uwu. Espero que a todos ustedes les guste la obra. Muy pronto estaré publicando una saga de Saint Seiya. Si están interesados, siéntanse invitados a seguirme.

Las imágenes que figuran en la portada pertenecen a la artista shamudotpdf.  Ese es su usuario en Twitter. Además, cuenta con un canal de YouTube. Sería muy cool si pudieran visitar ambos sitios y apoyarle.
La del multimedia le pertenece a titiman0021. (Twitter)

Word count: 4986

Sin nada más que agregar, disfruten!

Aquel día, cuando Shaka de Virgo puso un pie en Jamir, supo que no podría irse sin antes matar a Mu de Aries.

Escaló los empinados picos del Himalaya para llegar. La niebla era molesta y en cada paso percibía la fuerza misteriosa del lugar.

El aire comenzó a faltar entre más avanzaba. La altura trajo consigo a sus infaltables mareos, vómitos y dolores de cabeza que sacó uno tras otro a los Santos de Bronce que formaban parte de su comitiva.

A Shaka de Virgo le ofendía la compañía en sus misiones. Para él, era como si le dijeran que necesitaba ayuda para derrotar al enemigo. Cuando sus acompañantes comenzaron a salir heridos por los Santos fantasmas, apenas volteó a mirarlos. Los esqueletos tenían unas voces irritantes y eran de comentarios mordaces, como si esperaran ganar. Shaka tuvo que reprimir una sonrisa. Se puso frente a sus acompañantes e hizo arder su cosmos. Sus atacantes abrieron paso. Si la muerte le dio algo a esos Santos, fue la habilidad de escoger a sus enemigos: Era suicida desear combatir al hombre más cercano a Dios.

Avanzó ignorando los picos. Los ríos. La hierba que tímidamente salía. La nieve que grababa sus pasos. La comitiva que lo acompañaba decidió desistir por sus heridas. Sin embargo, por su cabeza no ocurrió la idea de preguntarles cómo estaban.

Cuando vio aquel camino estrecho y rocoso junto aquella torre al borde del acantilado, percibió la descarga de adrenalina, habitual en cada misión. Aunque ésta fue más fuerte que cualquiera que hubiese experimentado. No recordaba la última vez que enfrentaba a un enemigo tan formidable.

Y no pensaba compartir la experiencia con nadie.

—Aphrodite de Piscis, espero que sepas que sólo me acompañas y no avanzarás desde aquí.

El susodicho sonrió.

—Siempre tan egoísta, Shaka de Virgo, ¿no compartirás conmigo la gloria de matar a un traidor?

El sexto santo permaneció impasible.

—Tú única misión es encargarte de cualquier refuerzo que aparezca.

—Mientras tú te diviertes, yo me quedo esperando cuál flor a que termines el trabajo.—dijo, soltando un suspiro dramático. Shaka le costó ocultar su disgusto.—Aunque pienso que al Patriarca no le molestará un ligero cambio de planes. Como su mano derecha, él sabe que siempre elijo sabiamente.

—Podrías hacer esas observaciones cuando nos castiguen por desobedecer sus órdenes.

—Siempre previendo los peores escenarios posibles. Digno del hombre más cercano a Dios.

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