»»--☠--«10 de Noviembre / 2012 »--☠--««
Hora a la que desperté: 2:43am
Hora a la que terminé de escribir: 3:22amNarración normal
Todo empezó en un día como cualquier otro, una familia reunida en el campo disfrutando de una gran variedad de comida, de esa que te hace agua la boca.
Entre postres, sándwiches, frutas y diferentes jugos que se podían degustar sin restricción alguna, la familia planeaba quedarse a acampar en aquel bosque conocido en toda la ciudad por su gran diversidad floral, sus estanques llenos de peces y patos pero sobre todo por la gran cultura, la limpieza y los bellos animales que se podían contemplar si eras lo suficientemente cuidadoso.
Aquella noche iba a haber una gran lluvia de estrellas que todos querían admirar para que quedara grabada tanto en sus mentes un feliz momento, como en sus celulares para verlo cada vez que quisieran, una y otra vez.
Los cuatro, entre hermana, hermano, padre y madre, bromeaban y recordaban sucesos cómicos del pasado a la vez que probaban cada uno de los alimentos extendidos por todo el mantel de picnic.
En ese momento todos quedan satisfechos y deciden guardar el resto para después; de igual manera todos se ponen una tarea tras tomar aquella decisión. El padre iría a pescar para tener algo de proteína que comer en unas horas, la madre buscaría frutos para así hacer un plato saludable intermediario entre comidas y los hermanos prepararían las tiendas para acampar, así tendrían todos donde dormir. También acordaron ir los dos por algo de leña y rocas para hacer una fogata, después de todo, ¿Para qué más habrían traído malvaviscos?
Comenzaba a hacerse tarde, el cielo se hacía cada vez más oscuro; aunque aún tenía algunos visos naranjas que indicaban que aún no había anochecido; los hermanos habían tardado aproximadamente media hora para armar ambas tiendas y justo ahora se encontraban buscando la leña y algunas rocas de diversos tamaños para completar la gran noche y cerrarla con broche de oro.
Después de tener todo en orden, la familia quería esperar hasta las 11:00pm que sería la hora de la lluvia de estrellas fugaces, tenían el anhelo de pedir un deseo y que este se cumpliese, así como de pasar algo de tiempo de calidad con el resto de los miembros de la familia.
Eran aproximadamente las 10:40pm, el padre llegó con una cubeta que contenía más o menos siete pescados. A los pocos minutos llegó la madre con una canasta llena de moras azules, fresas, frambuesas y arándanos. Todo tenía muy buena pinta, solo les quedaba esperar, y eso hacían todos ansiosos mirando al cielo mientras el hermano mayor frotaba dos palos entre sí para hacer fuego y así encender la fogata.
Tras unos minutos de espera, la fogata al fin se enciende, la menor de la familia destapa con un brillo de felicidad en sus ojos la bolsa de malvaviscos, incrustando tres seguidos en su barita. Pasan la bolsa hacia la derecha hasta que todos tienen su parte.
Tan pronto como los tres masmelos de la menor adquirieron un color café claro, los dirigió a su boca sin importarle mucho si llegaba a quemarse o algo por el estilo, ni las advertencias de sus mayores tratando de prevenirla sobre lo mismo. En aquel instante la lluvia empezó, los suspiros de asombro no se hicieron esperar y tampoco las fotos o los comentarios halagadores al iluminado paisaje.
Todos habían tenido una gran noche, estaban todos felices aunque también con algo de sueño, se despidieron después de también comer algo de pescado y algunos frutos, luego se fueron a sus respectivas tiendas para finalmente conciliar el sueño, aunque esos no eran precisamente los planes de la oveja negra de la familia.
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Por cada sueño hay una estrella
RandomEn este libro se encuentran todos mis sueños y secretos, desde los más sencillos hasta los más oscuros... ¿Te atreves a leer?