Dan entraba a comisaría desprendiendo confianza, con el pecho en alto y dando pronunciadas zancadas. Ese día sentía que podría con todo, y no era por la emoción que le causaba la salida que tendría esa noche. Claro que no. Él estaba así por esos pantalones turquesa que combinaban tan bien con su pasamontañas floreado y que parecían haber sido hechos solamente para él por la forma en que se amoldaban a sus muslos y trasero.
Ah, pero sí que habían sido hechos para él.
Gustabo trabajó en ellos durante el tiempo libre que tuvo esa semana -el cual era muy poco debido a su trabajo- y ahora él se encargaría de lucir esa belleza de prenda.
—Aquí llegó su héroe —bromeó entrando a los vestuarios. Allí solamente se encontraban Greco y Torrente.
—Buenas subinspector Dan.
—¿Y esos pantalones? —preguntó curioso Greco, sin admitir aún que le habían gustado bastante.
—¿Estas bellezas? —preguntó dando una vuelta en su lugar.
—Sí, ¿son Gucci? —indagó.
—No.
Dan se colocó el chaleco antibalas sopesando la idea de revelar la identidad de su "modista personal". Era innegable el talento que su hermano tenía, y a él le encantaba la idea de que lo diera a conocer, a demás de que, si bien no estaban mal económicamente, infiltrarse en mafias a veces les hacía perder un montón de pasta.
Más aún cuando Conway a veces se negaba a pagarles.
—Son de un hombre que los hace en casa —contó aunque no se lo hallan preguntado, pero aún así los hombres le miraron interesados.
—¿Quién es? —cuestionó ahora Torrente.
—Se llama Gustabo García, con B, ¿le conocen?
Si bien sabía la respuesta, debía de disimular. En ese momento no era Horacio Pérez, era el respetado subinspector Dan.
—Sí, de hecho él trabajó aquí, era un buen hombre —contó Torrente.
—Se le extraña aquí en comisaría —habló Greco, pero segundos después le miró con asombro— ¿A Gustabo le gusta la costura?
—Sí, y es muy bueno.
—¿Crees que si le encargo algo podría hacerlo? Quiero una camisa nueva pero no encuentro ninguna que me guste.
—Te paso su nuevo número y le haces encargos, ¿está bien?
Dan, internamente emocionado, le paso el número de su hermano, despidiéndose luego para ir a armería y sacar de allí todo lo que precisaba.
GusGus
Gusnabo!
8:37
Estás despierto?
8:37K pasa carapolla?
8:38Te conseguí un cliente.
8:38Tío, que todavía no me prostituyo.
8:38Dan largó una carcajada y enseguida observó a sus alrededores, pero nadie le estaba prestando atención.
GusGus
Le pasé tu número a Torrente, quiere que le hagas una camisa.
8:39Joder...
8:39
Nunca hice algo para otra persona que no seamos nosotros, no estoy muy seguro.
8:40Gus, es una gran oportunidad, no la desaproveches, por favor.
8:40—¿Apenas entras de servicio y ya estás hablando con tu noviecita?
Dan se volteó asustado al reconocer la voz de Conway, ocultando inútilmente el celular en su bolsillo trasero.
—No sé de que habla superintendete, yo estaba recogiendo el armamento.
—Ya, vete a hacer 10-33 —ordenó sin tener realmente ganas de regañarle.
El hombre de pasamontañas asintió, pasando por su lado y saliendo con rapidez en busca de algún alumno que pudiese acompañarle.
«★»----------(Magic Hands)----------«★»
Gustabo dejó el celular sobre el pequeño mueble junto a su cama y se destapó, dejando ver su cuerpo cubierto únicamente por un bóxer negro. Fue hasta la mesa de trabajo, agarrando inmediatamente la falda rosada que ayer había confeccionado, tan suave al tacto y hermosa a la vista.
Se la colocó apresurado y se observó en el espejo de pie que había colgado frente a su cama, sentándose en esta con las piernas en distintas posiciones y el corazón latiéndole acelerado.
Estaba emocionado por lo bien que lucía, se sentía sexy, cómodo, y tenía la bonita y extraña sensación de que podría estar con el hombre que quisiese.Extraña sensación por lo poco que la sentía.
Él solía mentir, mucho, especialmente cuando decía ser asexual en lugar de homosexual, con la estúpida idea de que ningún hombre podría sentir atracción hacia él.
No como Horacio, él era capaz de conquistar al que quisiera y llevárselo a la cama para tener una buena noche. Bueno, a todos menos Volkov, pero ese era otro tema.Volvió a acostarse donde antes, pero esta vez sin taparse para seguir admirándose a pesar del frío que hacía en aquella habitación.
Pero, a los minutos, su pequeño momento de paz fue interrumpido por el tono que provenía de su celular.
—¿Hola? —atendió sin siquiera ver de quién se trataba, recibiendo por respuesta una grave voz que era capaz de erizarle por completo.
—Subinspector Fred, vi a Dan en armería, ¿usted dónde está? ¿Haciéndose una gayola en el baño?
—Superintendente, que gusto hablar con usted —canturreó, acariciándose el estómago con su diestra.
—Responde, anormal.
—Para su información hoy es mi día libre.
—¿Qué? ¿Vas a ir a un spa para que te hagan la manicura?
—No, voy a descansar merecidamente luego de largas horas de trabajos, todos exitosos.
Un pequeño silencio dio a lugar en la conversación y deslizó su mano con cuidado, bajándola por su cuerpo, flexionando a su vez las piernas y separándolas.
—¿Están peleados con el subinspector Dan?
—¿Porqué lo pregunta?
Se mordió el labio inferior con delicadeza, curioseando con la yema de sus dedos sobre la ropa interior el bulto que esta escondía.
—Normalmente se toman el día libre los dos a la vez, y luego termino encarcelando a dos capullos, se llaman Gustabo y Horacio, ¿los reconoces?
—¿Gustabo? —preguntó con fingida inocencia.
—Sí, Gustabo con B, de Bombón.
Ante el comentario apretó su miembro semi-erecto, soltando un quejido que se perdió en el fondo de su garganta.
—¿Es lindo? —se atrevió a preguntar.
—¿Cómo dices, anormal?
—¿Es atractivo? Cuénteme super.
Apartó su mano colocándosela sobre el muslo derecho, se encontraba excitado pero prefería esperar a que la llamada terminase.
—...no está mal.
—Con eso me basta —bromeó.
—Aprovecha y vete a dormir, normalmente a esta hora estás jodiendo en mi despacho.
Rio con levedad y dejó caer el celular sobre el colchón; Conway ya había cortado.
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Magic Hands | Intendenteplay
FanfictionLas manos de Gustabo parecían mágicas. Eran capaces de arreglar, crear y consolar.