Era sábado por la mañana estaba tan cómoda hasta que sonó la maldita alarma de mi hermana.
-Sandraaa!, apaga la estúpida alarma ya.-le reclame
-Es lo que hago, crees que a mi no me molesta- me grito
Sandra era una persona muy linda,tenia tan solo 14 años, me llevaba bien con ella pero había veces quería ahorcarla.
En ese momento entro mi madre a nuestra habitación.
-Sandra, Karla ya levántense que se nos hace tarde.- dijo mi madre alterada.
Mi madre era una persona muy amable,simpática, muy guapa pero también muy fuerte ya que tuvo que soportar la muerte de mi padre hace 3 años.
Iríamos al doctor ya que Sandra tenía una tos horrible, que por cierto no me dejo dormir.
Sandra se levantó de su cama y se fue a dar un baño, yo me quede cómodamente en mi cama hasta que pasaron 10 minutos y me tuve que levantar para ducharme.
Fui directo al baño y lo primero que hice fue verme al espejo, traía una cara de dormida horrible.
Me metí a la regadera y me sentí en el paraíso al sentir en agua caer por mi cuerpo.
Termine de ducharme, salí del baño y lo primero que miré fue a mi madre desesperada.
-Karla, haz visto mi arete rosa que uso mucho?-me dijo alterada.
Mi madre iba muy bien arreglada era de costumbre pero no tanto.
-No mama, no lo eh visto.-me retire de ahí y me fui a mi habitación
Entre y vi a mi hermana despertada buscando su otra bota.
-Que pasa con ustedes, sólo vamos al doctor y ya.
Me miro confundida colocándose sus botas, se levantó y me miro.
-Bueno me voy y te dejo que termines de alistarte-dijo
Asentí con la cabeza y Sandra salió de la habitación.
Termine de alistarme me puse unos jeans negros y una blusa suelta blanca, me deje mi cabello castaño suelto,me maquille un poco las pestañas y me puse un poco de brillo.
Salí de mi habitación para luego irme hacia abajo y ya estaba mi madre y mi hermana sentadas esperándome para irnos, la vedad no se porque diablos tenía que ir yo pero no tenía nada que hacer así que no me quedo de otra más que ir.
Nos subíamos las tres al auto, yo iba de lado de copiloto,Sandra atrás y mi madre manejando.
El camino fue un poco largo pero divertido ya que Sandra iba cantando canciones que sonaban en el radio y mi mama de ves en cuando se movía al ritmo de la música.
Cuando al fin llegamos entramos y había una señorita en un escritorio, era muy amable.
-Buenos días tengo una sita con el doctor Drake Evans.-dijo mi madre
-Claro señorita Jefferson pase por aquí.-contesto muy amable.
Las tres caminábamos al consultorio,Sandra me susurro:
-Tengo miedo, me tendrán que inyectar en el trasero?, que pasa si si y si es un depravado? Y si es un anciano horrible?-me dijo un poco asustada.
Me reí en silencio.
-No te pasara nada, no exageres, tal vez si sea un anciano pero no te ara nada.-le conteste segura.
Entramos y había un cuarto grande blanco,con un escritorio de madera y muchas cosas más de doctores, no había nadie.
De repente se escucho una puerta, me gire para ver que era, y me encontré con un hombre perfecto, alto, cabello castaño corto, y muy muy guapo, el volteo y me miro, Dios me miro!
Puso una pequeña sonrisa al verme, no dudé más y le correspondí con otra.
Nos quedamos mirando como por 10 segundo hasta me mi mama interrumpió.
-Doctor buenos días.-dijo mi madre sonriendo.
-Buenos días señora Jefferson- dijo el doctor muy amable.
Dios era tan lindo.
Los dos estuvieron platicando mientras que yo no dejaba de ver su hermosos ojos,notaba que de vez en cuando me veía de reojo, este chico era muy joven tal vez unos 19 o 20 años que me llevaría 1 o 2 años, no es mucho.
Mi hermana sólo tosía y tosía.