¿Y el colegio?

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A fines de 2011 recibí la noticia de que había sido seleccionada para ser la protagonista de Violetta. Todo lo que pasó a partir de ese momento fue demasiado rápido e intenso. ¡Había mucho que acomodar!

Yo cursaba primer año del Polimodal en el San Marcos y faltaba un poco más de un mes para terminar las clases pero tenía que empezar a faltar sí o sí a la escuela porque comenzaba con las grabaciones de la tira. Estaba además la promoción de Violetta, así que con los viajes no podía cursar con regularidad. El San Marcos es doble escolaridad-castellano por la mañana e inglés a la tarde-, por lo tanto era muy difícil, casi imposible, poder dar todas las materias en marzo si es que me quedaba libre por faltas.

Mi mamá fue entonces a hablar con la directora para contarle cuál era la situación y ver qué se podía hacer. La directora dijo que bajo ningún concepto me podía ayudar con el tema de las inasistencias y que si mi decisión era hacer Violetta, tenía que hacerme cargo de esa elección porque de eso se trata la vida.

Fue un momento difícil: me enfrentaba a la situación de tener que dejar a mis compañeros de siempre para cumplir el sueño de mi vida. Pero también sabía que después de tantos años la amistad que tenía con ellos era sólida y que esta oportunidad era absolutamente  única, así que allá fui detrás de mi vocación.

Ese año me inscribí para cursar en el ciclo siguiente en el Martín y Omar, un colegio de medio turno de San Isidro. Allí, los directivos y los docentes nos tranquilizaron tanto a mí como a mi familia. En ese momento el director le dijo a mi mamá: "Sufrimos todos los días la falta de interés de los chicos. No saben qué hacer con su vida. Cuando veamos a alguien que lo tiene tan claro y es tan lindo lo que desea, y trabaja para lograrlo, ¿cómo no lo vamos a apoyar?".

Por suerte (para mí) Meme, una compañera del Southen Cross, repitió el mismo año en que yo me quedé libre y se cambió conmigo al Martín y Omar. Así que nos acompañamos mucho en esa etapa y nos hicimos nuevos amigos.

Uno de ellos es César, por ejemplo, un chico al que quiero mucho, que estuvo muy cerca cuando lo necesité.

Sin embargo, a pesar del esfuerzo y del apoyo de todos, finalmente no pude continuar como alumna regular y decidimos que estudiaría por Internet, en un colegio que me envía las tareas y para que después rindo los exámenes. Tengo clases particulares dos veces por semana y rindo libre cinco materias a mitad de año y cinco en diciembre. Es un nuevo método a distancia que usan tenistas jóvenes o actores que están en situaciones como la mía. Es la única manera de poder terminar el secundario.

Simplemente tiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora