Unas vacaciones diferentes

Sentía su cuerpo sudoroso y caliente, aún debajo de la sombrilla.

Bufó con fastidio.

Hasta respirar era complicado con ese cubrebocas. Se sentía acalorada al inhalar su propia respiración.

Unas risas la hicieron girarse. Observó a la reciente pareja, muy entusiasmada, arrojándose una pelota.

Esos dos sí que amaban la playa. Sin embargo, Catra aún no entendía el por qué.

Era un lugar caliente como el infierno.

La arena se te metía en lugares donde no tienes idea como ha llegado. El sol no te quemaba, ¡te incineraba la piel!

Pero lo peor de todo, definitivamente, era el agua. Su peor enemigo.

Fulminó con desprecio los kilómetros de mar que tenía delante.

Le producía náuseas de sólo pensar en la profundidad de esa masa de agua.

Te hundes y ¡pum! desapareces.

Terrorífico.

No entendía por qué de todos los lugares habían optado por las playas de Mystacor. Si bien, lo habían habilitado por la pandemia, podrían haber ido a los Bosques Susurrantes de campamento.

- ¡Oye Catra! –se giró para observar a la reina de Luna Brillante. Rogaba que no le insistiera nuevamente en meterse con ellos a ese tenebroso lugar.

Para su alivio, sólo le preguntó dónde se encontraba Adora y por qué tardaba tanto.

-Había dicho que iría a ponerse su ... traje de baño. –finalizo en un susurro.

Delante de ella se encontraba una persona, o eso creía. Tenía puesto un traje químico, por lo que ni siquiera podía ver su rostro.

-Eh ... ¿Adora? –preguntó extrañada.

-Ahora sí estoy lista. - dijo triunfante la rubia.

- ¿No te parece mucho? –cuestionó Catra, ante la exageración de su novia.

- ¡Por supuesto que no! Es por seguridad. – dijo señalando su traje y sus guantes.

Bow intervino y logró que Adora se quitará el casco.

Catra la miró extrañada al notar que no tenía uno, sino cuatro cubrebocas colocados uno encima de otro.

Se golpeó el rostro con la palma de su mano. Adora estaba completamente paranoica.

-Adora no necesitarás los guantes. –dijo señalando sus manos. –Con un higienizante de mano estará bien. - explicó Bow, en un intento de tranquilizar a su perturbada amiga.

-Eso. –dijo coincidiendo Catra. –Y quítate esos ridículos cubrebocas. ¡Sólo necesitas tener puesto uno! –dijo crispada de los nervios.

A veces Adora era tan ridículamente obsesiva que la exasperaba.

La muchacha accedió a lo indicado, quedando con un sencillo traje de baño de dos piezas, las manos higienizadas y el cubrebocas sobre su rostro.

- ¡Chicos! ¿Qué esperan? ¡El agua está deliciosa! - dijo Glimmer. Sólo se le veían sus ojos, ya que tenía el cuerpo entero sumergido debajo del agua. Al salir, Catra notó que su cubrebocas estaba empapado. Pero parecía no molestarle.

Adora estaba a punto de dirigirse hacia allí junto a Bow, cuando observó de reojo a Catra.

Se veía desanimada.

Miró interrogante a Bow, quien al instante entendió y pensó en un plan.

Chasqueó los dedos cuando se le ocurrió uno y se acercó a Adora para contarle su maravillosa idea, ésta asintió reiteradas veces.

Tomó su espada, la cual extrañamente se le había hecho costumbre llevar a todos lados, y la transformó en un flotador.

¡Era perfecto! Ahora Catra podía disfrutar del mar junto a ellos.

Adora se sentó junto a Catra, quien la miró sospechosamente. Al ver los rostros de ambos, tembló ligeramente.

Luego de mostrarle el flotador como si fuera lo más inteligente que se les hubiera ocurrido, los miró con preocupación.

No sentía preocupación hacia ellos, claro está.

¡Temía por ella!

Podía rechazar la oferta de Bow fácilmente. Si bien el morocho se había convertido en un fiel amigo suyo, no tenía el efecto de hacerla cambiar de opinión.

Sin embargo, no podía decir lo mismo de Adora. Su pareja.

La rubia tenía ese efecto desde que eran niñas.

Suspiró y sabiendo que negarse era una pérdida de tiempo, se subió al flotador, partiendo rumbo a la masa de agua delante de sí.

Respiró hondo incontables veces, en un intento por controlar los latidos descontrolados de su corazón. Después de todo, estaba enfrentando uno de sus más temibles miedos.

Pasados unos minutos y al notar que nada pasó, se relajó notablemente. No era tan malo después de todo.

Una extraña criatura se acercó al cuarteto.

Todos la miraron preparados, en caso de que fuera a atacarlos. Hecho que no sucedió.

La criatura golpeó la pelota con su cabeza y se la arrojó a Bow, quien la atrapó perplejo. Esto hizo reír a todos.

-Creo que es un delfín etheriano. - explicó Bow, devolviendo la pelota al delfín, quien ahora se la lanzó a Glimmer. –Son las criaturas marinas más sociables según leí-

Catra se giró para admirar a Adora y a su nuevo amigo, cuando de repente ésta desapareció.

¡La criatura la había sumergido de repente!

- ¡Adora! –

Catra entró en pánico ¿Sería posible que los cuentos tenebrosos que Shadow Weaver le contaba acerca de criaturas marinas eran ciertos?

Sin pensarlo, se lanzó al agua a rescatarla.

No sabía nadar, pero como pudo logró impulsarse hacia adelante, buscando a Adora.

Cuando sintió que sus pulmones le pedían un poco de aire, emergió a la superficie.

Sorprendida, notó que Adora se encontraba sana y salva.

Estaba agarrada de la aleta de la criatura, quien la paseaba de un lado a otro, sacándole risas a la rubia.

- ¡Oh no Adora! ¡Yo, Catra, te salvaré! – dramatizó Bow, nadando a su lado.

- ¡Estoy en peligro Catra! ¡Sálvame! –le secundó Glimmer burlándose también de ella.

Catra sintió su cara arder. Estaba a punto de replicar, cuando Adora nadó hacia ella y le estampó un sonoro beso en los labios.

-Mi heroína. –dijo con dulzura, acariciando su rostro. - ¿Acabas de superar tu miedo... por mí? –preguntó con ojos brillantes. Catra sólo asistió con la cabeza, avergonzada.

Era verdad.

Por ella vencería cualquier miedo.

Lo que Adora no sabía era, que su peor miedo, era perderla.