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Tarde

Una palabra con cinco letras. Muchos lo relacionamos con el retraso de algo o bien alguien.

No había pensado en esa palabra mucho. No, definitivamente esa palabra no debía de estar en mi vocabulario este día.

Tarde, así se encontraba Freddie Klain este día, el día en el que íbamos a unir nuestras vidas juntas. El dia de nuestra gran boda era justamente hoy. De todos los días existentes

¿Por qué hoy, Fred? ¿Por qué?

Estaba ya justo en el altar, y como todos los invitados esperábamos al novio. Si, se supone que la novia esperaba al novio, pero Freddie se esta tardando tanto que mi padre decidió pasarme primero y esperarlo a el. El problema es que el iba retrasado, muy retrasado. Había visto algunos familiares de el, más que nada su hermano Brat que salió de la iglesia cuando ya habían pasado más de diez minutos sin que el aparezca. La mayoría de las personas estaban con su teléfono, esperando que el conteste los mensajes, o al menos se digne a contestar las llamadas.

Mi madre ya había venido a consolarme, al igual que mis pequeñas hermanas y mis padres. Al pasar de una hora, muchos invitados ya se habían ido no sin antes pasar conmigo y pedir sus disculpas.

¿disculpas, de qué? El único que debe de estar arrepentido ahora es de Freddie. Yo seguía en el altar cuando vi llegar a Brat, vi como se dirigió con su padre y le negó con la cabeza, con eso entendí todo. El no iba aparecer hoy en la iglesia.

—Lo siento, Jenna. No lo pude encontrar por ningún lado. —dijo el menor de los Klain acercándose a mi lugar.

—Lo sé, y gracias por intentar—le dije mientras me ayudaba a bajar los escalones con una cara apenada.

Me encontraba tranquila por el momento, o eso quería hacerle creer a todos los invitados que seguían en la iglesia. Ya nadie se encontraba sentado, todos estaban discutiendo sobre el asunto, pero yo no quería escuchar nada. En este momento quería que todos desaparecieran para que pudiera gritar, llorar, tirar todo a mi vista.

Lo odiaba, lo odiaba por hacerme sentir esta gran humillación en mi vida. Jamás se lo perdonaría.

En este momento todos aquellos recuerdos de nosotros dos juntos, divirtiéndonos, besándonos, más que nada, amándonos se borraron de mi mente. Lo único que quedo fue este día marcado en mi memoria.

Los invitados se fueron yendo, ahora solo quedando su familia y la mia juntas. Mis padres discutían con los suyos, mientras que Brat estaba con su novia hablando en un lado. Mis pequeñas hermanas estaban jugando, sin saber mucho del asunto, espero que asi siguiera, que nunca tuvieran que pasar por este sufrimiento que tengo, con este corazón roto imposible de reparar.

Me encontraba sentada en la fuente que estaba afuera de la iglesia, ya sin importarme manchar el vestido blanco de novia que traía puesto. Ah, cuánto tiempo me la pase buscándolo para que no sirviera para nada.

Vi el agua bajando por la fuente, y cuando quise ver mi reflejo, vi que ya me encontraba llorando, el lindo maquillaje que me habían hecho horas atrás había desaparecido por completo. No quedaba rastro de él, nada.

Nada.

Él.

Es ahí cuando me rompí, no pude resistir mas y comencé a llorar, me estaba atragantando con mis lagrimas y el hipo que vino no me ayudo para nada. Sé que debía lucir desastrosa pero era lo que menos me importaba. De repente un trueno se escucho en el cielo, por lo que eleve mis ojos y vi las nubes negras que se estaban acercando. Un buen clima, para mi situación actual.

No pude mas.

Y grite

Grite todo lo que pude, grite con toda la rabia que tenía guardada, grite y seguí llorando. Ya no importaba que mi garganta me doliera, no me importaba que del cielo comenzara a caer gotas de agua, tampoco me importo cuando mi madre llego corriendo a donde estaba y me abrazo. Ya nada importaba, sentí que este día era el fin de todo, de mi vida.

Oh, que equivocada estaba. Claro que sí.

Hace cuatro años creía que mi vida se había acabado, pero no. Nunca pude superar ese acontecimiento que marco mi vida, pero si supe avanzar. Después de ese día corte cualquier relación con los Klain, sus padres no pararon de pedir tantas disculpas hasta que yo me harte. Él nunca volvió a aparecer en mi vida, ni en la de los Klain, desapareció por completo. Y a mí me importo tan poco, porque el se llevo todos aquellos buenos momentos que pase en su compañía.

Viaje y me mude a una nueva ciudad. Quería volver a reiniciar mi vida, aun era joven, y tenía una carrera que tenía que acabar. Es por eso que ahora, cuatro años después me encontraba trabajando en una de las grandes empresas publicitarias de la ciudad. Me encontraba satisfecha con todo lo que había avanzado en mi vida. Comencé a pagar departamento en una zona céntrica, y la había decorado a mi gusto. También empece a ir al gym de lunes a viernes, sin falta, esa comenzó siendo mi rutina.

Me levantaba desde las seis de la madrugada para vestirme e ir al gym que se encontraba en el último piso del complejo de departamentos en el que vivía, Hacia dos horas de ejercicio y llegaba a mi departamento a ducharme y vestirme para un nuevo día de trabajo. Había podido costearme un automóvil, no era de último modelo pero era me transportaba de mi departamento a mi trabajo asi que para mí era suficiente.

Llegaba anocheciendo a mi hogar, lista para darme un baño de relajamiento, y pasar el rato viendo películas o acabar unos pendientes de mi trabajo. Mi rutina había sido lo suficiente para distraerme, claro que muchas veces salía a fiestas o bares con mis amigos o compañeros de trabajo. Todo estaba en armonía en mi vida, difícilmente me recordaba de los malos momentos, aprendí a superar.

Hasta que me encontré lo encontré a él. Era un día soleado, perfecto para ir a caminar y tomar un poco de aire fresco en la plaza que se encontraba a la vuelta de mi departamento. Es ahí cuando lo conocí, apenas fije mis ojos en los suyos, supe que el iba a ser una persona importante en mi vida.

Dylan dijo que era su nombre, él le dio a mi vida un giro de 180° grados, haciendo olvidar todos aquellos momentos y creando unos nuevos.

Es así como otra vez, siete años después de aquella tragedia, me encontraba de nuevo a pie de la iglesia, solo que esta vez, el novio si estaba en su posición.

Me dio una brillante sonrisa cuando me vio en la entrada, de mano con mi padre. Este era el sentimiento, la euforia, alegría que me invadía, era tan gran que no pude evitar apretar muy fuerte el brazo de mi padre cuando comenzamos a caminar hasta que me dejo en altar.

—Eres hermosa— fue lo primero que me dijo apenas me coloque alado de él.

Quería decirle tantas cosas en ese momento, pero las lágrimas que comenzaron a correr por mi cara me lo impidieron.

Este era mi nuevo comienzo, mi nueva vida que creí perder.

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Aló, este había sido una idea que tenia y al fin pude lograr escribirlo.

guaaaau, espero lo estén disfrutando. No olviden sus votos y comentarios <3

Chauuu<3

-Mina

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