—Ahg, Richie, eso es asqueroso —regañó Eddie y arrebató el cigarrillo de la mano de Richie mientras este lo miraba atónito— ¿Sabes el daño que te haces con esta mierda? —continuó reprendiendo hasta que sus ojos se fijaron el el rostro pálido del otro —. Dios, Rich, ¿estás bien? pareces estar al borde de un ataque.Richie se tambaleó, sintiendo el vértigo de una inminente caída, pero estuvo a tiempo de detenerla sosteniéndose del marco de la puerta.
—Rich, ¿estás bien? —cuestiono Eddie de nuevo.
Richie asintió apenas moviendo la cabeza, trató de recomponerse lo mas que pudo e invitó con un gestó al chico a entrar a la casa —pues el mismo necesitaba sentarse —, aún sin poder articular palabra alguna, caminó detrás de el hasta la sala de estar y se tumbó en el sillón individual mientras miraba con los ojos como platos a Eddie reccoriendo la estancia. Miró los sillones color crema con cojines color chocolate, la pantalla plana gigante, las varias consolas de videojuegos y montones de ellos apilados en un mueble, un par de retratos familiares, artículos de decoración, un pequeño bar al otro exdtremo de la habitación y la mesita de centro aún con el vaso de whiskey y la cajetilla de cigarrillos aún en ella de Richie.
—Me gusta tu casa —comentó Eddie con naturalidad volteando hacia Rich para luego seguir observando.
—Gracias —musitó en respuesta.
Eddie se detuvo frente a las repisas llenas de juegos de video, leyendo cada título hasta que encontró el que, según recordaba, era el favorito de Richie: Street Fighter.
—¿Una partida? —sugirió mostrandole el juego.
—Seguro —murmuró Rich, aún en estado de shock.
Richie se levantó y ayudó a Eddie, ya que este no tenía idea de como ponerlo en marcha, le entregó un mando y tomó el propio, ambos se sentaron en el sofá largo frente al televisor y comenzaron la partida.
Richie ni siquiera prestó atención, se dedicó a mirar al chico con intriga hasta que escuchó el "K.O." característico de la derrota.
—Lamento decirte que te has vuelto una mierda en esto —se burló Eddie — ¿Pasa algo? —cuestionó al ver la expresión mortificada de su contrincante en Street Fighter —. Vamos, no tienes que estar tan sorprendido de que te haya derrotado — sus sonrisa burlona desapareció ya que la expresión no cambiaba.
Los dos se miraron un momento intentando descifrar al otro antes de que Richie pudiera decir algo.
—Tú —dijo por fin —¿Qué ocurrió? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué ahora? —soltó por fin todo lo que se había estado preguntando —¿Por qué así? —señaló el cuerpo de doce años de Eddie.
Eddie abrió la boca pero se dio cuenta que el no tenía una respuesta, y frunció el ceño pensativo al darse cuenta que las dudas de Richie ahora eran suyas también. Miro a Richie contrariado. Entonces comenzó a faltarle el aire, abrió su cangurera en una búsqueda desesperada de su inhalador, Richie le tendió con apuro el inhalador que el mismo guardaba en el bosillo de su pantalón, el que había sacado de la maleta, después de usarlo Eddie lo miró atentamente, pasando sus dedos por las letras de su propio nombre.
—Así que tu lo tenías —acusó bromeando con una sonrisa.
—Me quedé con algunas cosas, no creí que las fueras a necesitar —contraatacó devolviendole la sonrisa.
Ambos rieron, una risa ligera que rememoraba los viejos tiempos, aunque fuera a costa de la muerte de Eddie.
—Así que lo recuerdas —aventuró Richie.
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Sin oscuridad, las estrellas no brillarían. (Reddie)
FanfictionEra el aniversario de la muerte de Eddie Kaspbrack. Richie se apresuró a abrir la puerta y casi se desmaya. Parado frente a la puerta de la casa de Los Ángeles de Richie Tozier, estaba Eddie Kaspbrack, con doce años de edad. Los personajes son propi...