🎰 𝘤𝘢𝘴𝘪𝘯𝘰;

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Jack portaba su impecable traje. Camisa blanca, corbata negra, saco y pantalones del mismo color.

Por otro lado, Volkov traía una camisa de manga larga color rojo vino arremangada hasta por debajo de los codos, corbata, chaleco y pantalones negros.

Era aniversario del casino, por lo que llegaron más temprano de lo usual para tomar la mejor mesa. Había un pequeño escenario enfrente de las mesas, el cual solo se usaba en algunas ocasiones. Esta era una de ellas. Había un hombre y una mujer, un micrófono cada uno. La mujer con un elegante vestido rojo pegado al cuerpo, el cual resaltaba sus bellas curvas, acompañado de unos tacones del mismo color y su castaño cabello recogido con un tocado de tul adornando parte de su frente. El hombre vestía una camisa de manga larga blanca, corbata roja, chaleco y pantalones negros.

El uniforme de los meseros era una camisa blanca hasta las muñecas, pajarita y chaleco rojo y pantalones negros.

Entraron al lugar y se sentaron en una mesa bien ubicada, teniendo vista directa al escenario y cerca de algunas mesas de blackjack. Apenas tocaron las sillas y ya había un mesero al lado suyo, pues no era secreto para nadie que aquellos hombres eran de los más ricos y poderosos de la ciudad, y por supuesto, de los que más invertían en el casino.

—Buenas noches señores, ¿se les ofrece algo para beber?—Habló amablemente aquel camarero.

—Para mi un vaso de Vodka Spirytus—Contestó el peligris.

—Que sean dos—Podía ser de noche y estar en un lugar cerrado, pero él nunca se quitaba las oscuras gafas, por lo que pudo observar a detalle al joven que lo atendía de pies a cabeza sin que este se diera cuenta.
Cabello rubio, ojos azules, nariz respingada, mandíbula bien marcada, al igual que los músculos de sus brazos, labios pequeños pero carnosos y un ligero color rojo en sus mejillas, como si hubiera ido a la playa y se olvidara del bloqueador solar.

—De acuerdo, ¿algo más que pueda ofrecer?—.

—Por el momento no, gracias—.

—Perfecto, en un momento les traigo sus bebidas—Terminó para retirarse de la mesa.

—Nada mal la chica—Empezó el ruso.

—¿Qué chico?—Se alteró un poco al pensar que Volkov se había percatado de que estuvo observando al mesero.

—La chica, con a, la que está cantando—Corrigió sin darse cuenta del pequeño susto del contrario.

—Meh, he oído mejores notas altas—Arrugó la nariz restándole importancia.

Sacó dos vasos y sirvió en estos el vodka que los señores habían pedido, agarró su bandeja dispuesto a poner las bebidas en esta, pero un fuerte agarre en su camisa se lo impidió.

—¿Qué cojones crees que haces?—Era el gerente y sus amables tratos a los empleados.

—Trabajando, señor—Contestó un tanto alterado por el susto, aunque en parte ya se había acostumbrado por los múltiples regaños que había recibido en tan solo su primera semana.

—Si sabes quiénes son las personas a las que acabas de atender, ¿no?—.

—Negativo señor—.

—Son los putos chulos del lugar, uno de ellos literalmente es el jefe de la ciudad—Empezó a explicar sin dejar de alzarlo levemente por el agarre al cuello de su camisa—Así que será mejor que- —.

—Disculpe, ¿hay algún problema?—Interrumpió el de traje quitándose sus gafas dejando ver el gris de sus ojos mientras apoyaba ambos brazos en la barra. Inmediatamente el gerente soltó al empleado, pues sabía que solo se quitaba las gafas o cuando estaba muy molesto o cuando se iba a poner serio el asunto. Esta vez eran ambas.

༄ ᵉᵛᵉʳʸᵗʰᶤᶰᵍ || ᵒᶰᵉ⁻ˢʰᵒᵗˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora