Cuando mis padre se divorciaron, pese a ser su única hija, me convertí en una maleta andante, pues estaba de arriba abajo. Con mi madre pasaba de lunes a jueves y con mi padre de viernes a domingo.
No negare, sus departamentos eran muy diferentes, sin comparar la casa grande donde vivíamos cuando todos estábamos juntos. Mire mi habitación donde dormiría de jueves a domingo. Tenía una pequeña cama a lado de la ventana y en más allá un escritorio, era un lugar tranquilo, pero no me gustaba mucho ya que era pequeño y yo estaba acostumbrada a tener mucho espacio.
-¿Qué te parece tu cuarto?
- Este bien dije- mirando mi cama.
Él se arregló los lentes y me paso una bolsa de regalo.
-Papa
Intente callarlo, pero no pude.
Mi papito dijo no quiero que pienses que estoy tratando de comprar tu cariño, sé que la situación ha sido muy dura para ti, por nuestro divorcio, pero te he notado muy distanciada, alejada y te veo triste.
Quiero que sepas que te amamos mucho tu madre y yo aunque no estemos juntos.
Y luego pregunte ¿qué es?
- Es una bola de cristal que compre para ti hija, sé que te encantan mucho, fui muy cuidadoso en elegirla. Era muy hermosa, mi papa se despidió porque tenía que trabajar.
Y solo respondió no te preocupes ya me he acostumbrado a estar sola, estaré bien, puedes irte. Fui a mi habitación y abrí la ventana, entre un Ana brisa fresca. Todo parecía normal, salvo que note que entre mis vecinos había un chico que vivía al frente de mi habitación.
Su habitación no tenía cortinas en la ventanas, se acercó a una sede ellas y lentamente comenzó a quitarse la ropa, mientras se acercaba a la ventana.
Aquel muchacho se estaba desvistiendo al frente de mis ojos. Y nerviosa solo trague saliva y me escondí.
Salí de mi habitación para olvidarme de ese momento y de lo que había visto, luego dije seguro que piensa que soy una acosadora, desperrada y pervertida, y que me gustar ver a mis vecinos.
Fui a la cocina y metí comida el microondas.
Dingo, dong.
Pensé que era mi padre que había olvidado las llaves del carro y me dirigí abrir la puerta. – dije papa te olvidaste de las llaves. – Hola soy el vecino…
Inmediatamente cerré la puerta delante de sus ojos.
El seguía tocando la puerta, no se daba por vencido, luego de unos minutos dije ¿Qué quieres? Tartamudeando cono boba.
Mi corazón latía a mil y cada vez era más rápido. Llegue a imaginar que él no me había escuchado. Pero él se rio y dijo mi nombre es Mark.
Me quede callada
Y él dijo no me dirás cómo te llamas. Muy nerviosa dije Marie.
Qué bonito nombre que tienes respondió. No podía creer que era un chico muy directo y que también podría ser un mentiroso. – Dijo me dejas pasar. Inmediatamente dije nodo tengo cosas que hacer.
Adiós…
Cerré la puerta y me puse a pensar que debo soportar a mi vecino nudista, que es guapo a la vez. El seguía en la puerta y me pregunto ¿Te gusta lo que has visto?
¿Qué? Grite.
Sin demorar en responder dije no, ¿Qué clase de pregunta es esa?
Y sin vergüenza, dijo una pregunta cualquiera, así que te gusta observar a los hombres sin ropa.
Dije estás loco, que te pasa.
El solo se reía burlándose de mí. Y para que se fuera le dije vete o llamare a la policía por acoso. En un principio creí que nos volveríamos a ver.
Mark seguía en la puerta, y grite este sordo. Y dijo esta bien marchare, pero para la próxima vez que me observes, no te sonrojes, podrías causar un incendio con tu calor.
Y nuevamente se rio descaradamente.
No estaba lista para salir de mi casa, ni para volverlo a ver. Pero mi padre y yo habíamos quedado en dar una vuelta y conocer más el vecindario. ¿Volvería a ver a mi vecino?
De repente escuche que alguien gritara mi nombre, Marie. Me había decidido a no salir y en plena época de calor, cerré mi ventana, hacia demasiado calor y apenas recién estamos julio. Le dije papa puedes traerme un vaso de agua, por favor.
En ese momento me había llamado Sofía y me pregunto ¿es cierto que vas a pasar el verano con tu padre?
Si, desde que se divorciaron tengo que pasar cierto tiempo con ellos. Dije tengo que contarte muchas cosas. Tengo un vecino joven creo que de unos veinte años y por un incidente no li vi desnudo.
Y ambas reímos.
Y al finalizar la llamada unas gotas cayeron, alce la cabeza y vi unos ojos azules y mi padre no tiene ojos azules, era otra vez mi vecino con una toalla en la cintura. Su cabello estaba oscuro porque estaba mojado.
Hola dijo Mark.
Dije que haces desnudo en el departamento de mi padre. El extendió su mano esperando que estrecháramos las manos. Dije no te acerques.
El seguía detrás de mí, corriendo.
Y nada que mi padre aparecía.
Me cogió del brazo y por desgracia caí encima de el. Estaba muy nerviosa y el solo me miraba con esos hermosos ojos azules.
Mi padre dijo ya estoy aquí cariño.
Eso alerto a Mark, me quito la toalla de las manos y me di cuenta que había sido mi culpa que no te llevara nada que lo tapara. Se levantó del suelo con su misma risa de siempre y se fue como si hubiese sido su departamento. Los pasos de mi padre cada vez se escuchaban más cerca.
Y mi padre lo había encontrado, pensé que como cualquier padre iba a golpearlo, pero no fue así el mío es amable y cariñoso. Le estrecho la mano a Mark y lo invito a desayunar. Mientras desayunaban se rían.
Y luego mi papá dijo hija conocía a Mark unas semanas antes el me ayudo con la cosas de la mudanza. Y mis vacaciones con papa recién empezaban.