Todo era un caos.
¿La radio? Apenas se podía hablar por esta.
¿Comisaría? Un enorme y descontrolado gallinero.
¿Las calles de Los Santos?
Tan solo se escuchaban las sirenas de los patrullas. Una sobre otra.
Todas en busca de Jack.
Jack Conway.
Habían pasado horas desde su último mensaje, en el cual daba la voz de alerta.
Pero nadie había visto nada ni a nadie, desconocían completamente el paradero del superintendente.
Nadie. Nadie excepto los que lo tenían retenido. Entre ellos el inconfundible rubio de ojos claros y el de cresta, ocultos bajo sus máscaras.
Por su parte, Wilson estaba tranquilo, no parecía que la situación lo sobrepasara. Sin embargo, Tako no se explicaba como su compañero no mostraba ningún signo de nerviosismo o tensión, al contrario que él, pues miles de dudas pasaban por su mente y no era capaz de obtener ninguna respuesta.
Se encontraban al pie de la montaña, todos formando un semicírculo estando Conway en el centro de este, atado a una silla con la sangre descendiendo de las heridas que cubrían su rostro.
Tako jamás habría imaginado ver a quien más fuerza le había transmitido encontrarse tan débil frente a él, y no ser capaz de hacer nada.
Sus manos temblaban, y volvieron a temblar cuando vio como Wilson apuntaba sin temor a la cabeza del alto cargo del cuerpo nacional de policía.
—Una sola bala, Wilson, directita a la cabeza de ese pendejo.
En este caso fue Diablo quien habló, pero muchos más gritos y ánimos por parte del resto de miembros se hicieron presentes en el valle.
Wilson bajó el arma para caminar a paso lento y agacharse a escasos centímetros del rostro del superintendente.
—Conway Conway Conway... Como los papeles cambian... ¿verdad?
Mientras apoyaba la pistola encima del cabello del contrario se incorporó para pronunciar las siguientes palabras.
—Adiós Jack.
Los gritos y júbilos volvieron a resonar entre las rocas.

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𝘾𝙝𝙖𝙣𝙜𝙚𝙨 / Intenabo
RomanceCómo un simple descuido puede acabar cambiando toda tu vida. Como algo tan sencillo puede repercutir de una manera tan drástica. La normalidad que abundaba su rutina se esfumó por completo. Jack se hacía todas aquellas preguntas, pues cuando todo pa...