❝obsesión-;; Lee Félix [+16]❞ ✔

18

No he salido de la habitación durante días, aún no supero la muerte de JinYoung... Todo fue mi maldita culpa, por venir acá a pedir refugio.

Jae esta como yo, aún no lo supera pero por lo menos sale de su cuarto, me intenta dar comida y me dice que no ha sido mi culpa, pero yo solo me niego. Mientras los chicos, están igual pero menos traumados, quieren alegrarme pero no pueden, nada puede.... Menos ahora que me gané el odio de YoungJae, quien dice que sí fue mi culpa la muerte de Jin.

Ya Félix sabe donde estoy, es mejor que me vaya de aquí antes ocurra otra desgracia por mi culpa.

Me levanté de la cama para buscar una maleta, al igual que la ropa y otras cosas más. Ya todo listo, salgo de la habitación, seguro parezco un zombie. Bajé a la primera planta donde estaban todos los chicos sentados en la sala, el primero en notarme es Jae.

—¿A donde vas? —pregunta en voz baja.

Los demás me miraron curiosos, excepto Young, claro.

—Me voy de aquí, puede ocurrir otra desgracia por mi culpa y no lo quiero —sentí mi garganta arder.

—Pero también te pondrás en peligro, Jin seguro no hubiera querido eso...

—Mejor... Es mejor que me vaya —caminé a la puerta.

M voltee hacia los chicos, se levantaron y llegaron hacia mi para abrazarme, me han tomado cariño en este tiempo.

—Te extrañaremos —dijo Jackson con nostalgia.

Young estaba sentado en el suelo, mirando su celular. Sonreí a los chicos.

—Te extrañare... YoungJae —dije antes de salir de la casa.

Bien... ¿a donde iré?.

Me encantaría ir a donde los chicos, pero sería más fácil para Félix encontrarme ahí. 

Y si..

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—¡Por favor! —supliqué de rodillas juntando mis manos.

—Pero... ¿a donde iras? —preguntó con preocupación—. No quiero que vayas a un país desconocido

—Ay Chan, puedo cuidarme sola en cualquier país...

—¿Se la vas a mamar? —llegó WooJin hacia nosotros.

—Callate maricón —me levanté—, ¿Entonces?

Chan lo pensó un poco, suspiro y me tomó de los hombros.

—Jurame, prometeme que te cuidarás bien —hizo un puchero.

—Si va, te lo juro —besé su mejilla con emoción—, Por favor... Ni una palabra a Félix ¿esta bien? —lo amenace con mi dedo.

Asintió y fue a su cuarto, buscó su teléfono y una billetera.

—Bien, no tienes tarjeta así que toma —me entregó su tarjeta—, acabo de transferirle no sé cuantos dólares —rió y me entregó la billetera full de billetes.

—Esto es demasiado...

—Solo vete —revolvió mi cabello—, Te vamos a extrañar mucho

—Y yo a ustedes, los quiero mucho —los abracé.

Los chicos bajaron cuando nos encontraron abrazandonos, luego de explicarles me abrazaron igual. Me fui rápidamente de ahí, para tomar un taxi e ir al aeropuerto.