ALPHARD »BaekSoo

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Hay personas que se convierten en recuerdos antes de haberse ido.

BaekHyun se despierta cuando un fuerte golpe suena contra la ventana. La luna ilumina una parte de la habitación, así que todavía no es tan tarde por la madrugada. Las ramas del sauce llorón que está a mitad del patio se mueven con el viento golpeando ruidosamente al cristal como si quisieran llamarlo. Él es asustadizo, lo admite, a pesar de que ha vivido en la mitad de la nada casi un año, todavía los ruidos fuertes lo aturden.

Cuando el corazón regresa a sus latidos calmados el sonido de un motor llega a sus oídos y sabe que alguien le está haciendo una visita. No es momento de visitas, pero no puede molestarse porque sólo existen tres personas que van a cualquier hora del día, su madre, SeHun y KyungSoo, los dos últimos nunca avisan, entonces cree que deben estar ahí sólo para descansar.

El piso está frío bajo sus pies, pero no le importa mucho ya que se siente muy caliente después de haber despertado de esa manera. BaekHyun baja al primer piso de la casa, la puerta ya está cerrada pero se siente una corriente de aire un poco más fresca. Hay un abrigo en el perchero de la entrada que todavía se mueve de lado a lado y una maleta pequeña de viaje en el suelo cerca a la mesa de la lámpara.

BaekHyun piensa en la mala idea que ha sido bajar sin su abrigo también, el frío le entumece las extremidades, pero lo soporta en su rápido camino a la sala de estar teniendo cuidado con no pisar las tablas sueltas que decoran el piso. Debe repararlas. El reloj de pie en el corredor de la entrada marca las tres menos diez y un suspiro cansino se ve cubierto por los grillos fuera de la casa. No hay muchos ánimos para atender a sus amigos, pero piensa que su madre le estaría diciendo que debe ser hospitalario y bondadoso con los demás.

Cuando llega a la sala de estar puede verlo, huele a gasolina y cuero, KyungSoo parece buscar la manera más cómoda en un sofá más pequeño que él para descansar al fin. BaekHyun le mira con ojos grandes y curiosos, pero lo invita con la mano a subir donde pueda recostarse en una cama de verdad.

Ellos no tienen que decir mucho, realmente tampoco nada, se conocen desde mucho tiempo antes como para saber la forma en que funcionan las cosas. SeHun dice que es algo de telepatía, pero ellos lo ignoran porque saben que se debe a que ambos siempre han sido muy observadores. BaekHyun conoce la mirada de KyungSoo cuando atraviesan el umbral para dirigirse al pasillo, sabe que necesita cerrar los ojos e invitar a los sueños antes de que lleguen las pesadillas.

BaekHyun piensa que el rostro de su amigo es muy expresivo, pero que la gente a su alrededor no sabe bien descifrar sus pequeños detalles. Él cree que KyungSoo es un hombre sensible, pero de coraza casi irrompible, lo que hace que muchos no entiendan muy bien su personalidad. Se llevan por pocos centímetros de altura, también por un año de edad, pero cuando KyungSoo llora en los brazos de BaekHyun, las diferencias se borran como las nubes ante una surada y sus corazones se relajan en latidos unísonos que les llenan de paz.

Sin embargo KyungSoo no llora hoy, él sólo se quita las pesadas botas de viaje, la ropa húmeda y sacude su corto cabello, mirando a las manos de Baek cuando este le alcanza una pijama limpia.

No pregunta, él lo sabe.

Las mantas de BaekHyun siguen tibias después de un rato y KyungSoo se siente cómodo al instante cuando hay calor abrazando su cuerpo después de todo ese viaje tan frío.

—Voy a apagar las luces —murmura BaekHyun.

Él escoge el lado contrario de la cama, aprieta el interruptor y entra bajo las mantas empujando lejos la almohada que lo divide de su amigo.

Minutos silenciosos pasan. De respiraciones apacibles y dedos que deambulan sobre el colchón hasta encontrarse juntos. KyungSoo ha cerrado los ojos hace tan sólo treinta segundos, pero BaekHyun espera pacientemente a que empiece a dormir para cuidar sus sueños.