Capítulo Uno.

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-Si no hay alguien que quiera ser candidato entonces simplemente secuestrenlo- habló el rey Kim con el ceño fruncido, sentado desde su trono viendo a todos esos guardias y sirvientes aún en una venia.
Viro los ojos al verlo tan asustados.

Pero le gustaba que fuera así, incluso le gustaba que le llamaran como el peor de los reyes en todo Corea de Sur. Si bien era alguien justo y no le mentía a su pueblo, eso no importaba porque él era alguien verdaderamente despreciable, no le importaban los sentimientos de las demás personas, odiaba cuando alguien le faltaba al respeto y siempre mandaba a ejecutar a esas personas que lo desobedecen.

Él era el rey, nadie podía hacer nada contra eso, nadie ocuparía su lugar hasta que su heredero fuera digno.

Y ese era otro problema, porque NamJoon estaba a punto de cumplir veinticinco años y aún ni siquiera tenía una reina o rey con quien ocupar el trono que se supone debería estar a su lado.

Aunque eso de tener con quien gobernar no le importaba mucho, tenía concubinas con las cuales pasar la noche si así lo quería, pero eran mujeres, mujeres que para tener un hijo no le servían de nada.

Las mujeres no podían tener hijos varones, ellas solo tenían niñas y solo podían tenerlas en primavera.

En cambio los hombres que era donceles tenían la oportunidad de tener solamente a varones. Si querías que ese hijo fuera igual un doncel tenía que nacer en invierno, si querías que no fuera doncel para ser un primogénito heredero tenía que nacer en verano.

Y eso era lo quería NamJoon, un hombre, alguien que le diera una heredero.

Al parecer ninguno de esos hombres quería arriesgarse a estar a su lado, tenían miedo de ser ejecutados después de concebir al bebé, o simplemente ser usados. Y obviamente un padre no quiere ser alejado de su bebé.

-Mi señor...- habló el general de los guardias, sintiendo algunas gotas de sudor bajar por su frente-. Los donceles tienen todo el derecho de elegir con quién quieren engendrar un hijo, nosotros no podemos obligarlos, eso sería un duro castigo para nosotros. Su padre puso esa ley desde que fue nombrado rey.

NamJoon gruñó enojado mientras apretaba los brazos del trono con sus manos.

-¡Larguense! ¡No quiero ver a ninguno de ustedes hasta que no traigan un doncel!

Todos corrieron fuera de la sala principal para reanudar sus deberes de encontrar al hombre que se arriesgaría a aguantar a Kim NamJoon.

-Señor- el general volteó hacia YoonGi, uno de sus guerreros quien caminaba hacia su dirección-, Encontraron a alguien en los jardines del palacio.

El señor Choi arqueo una de sus cejas.
-Sabes lo que hay que hacer con los ladrones, no tienes por qué venir a decírmelo.

-Lo sé, sólo que este alguien es un hombre, y asegura ser un doncel.

Al general le brillaron los ojos y corrió de inmediato a dónde YoonGi le indicó.

- Concubino Varón -

Kim SeokJin era un chico de dieciocho años, estudiaba en una pequeña universidad la cual solo tenía un carrera, la de ser maestro.
A pesar de que venía de una familia pobre él era felíz, si, incluso cuando se enteró que era un doncel.

No le molestaba serlo, sabía que era como ser una mujer, tenía incluso los mismos derechos que ellas, lo único que cambiaba era que solo podía tener hijos varones, un pequeño detalle.

SeokJin vivía tranquilo, tenía amigos, familia que lo querían y una pequeña mascota que lo acompañaba a todos lados.
Ah, si, y también tenía un sueño, él quería conocer el palacio, quería saber cómo era la decoración por dentro, si de verdad las paredes eran de oro y si la comida era incluso del extranjero.

Él... él estaba enamorado del príncipe TaeHyung.
Decía que era como un sueño hermoso, que era tan generoso que no entendía como era hermano del ahora rey.

También quería conocer en palacio solamente para verlo a él.
Saber si el príncipe TaeHyung tenía tantos sirvientes que incluso uno le cepillaba los dientes.
Saber si su piel era así de bronceada como sale en los periódicos, si sus manos era lo suficientemente largas para cubrir las suyas.

Él de verdad estaba enamorado.

Y de tanto que lo estaba le gustaba pasear por los jardines del palacio, había descubierto un pasaje "secreto" no era secreto simplemente los pueblerinos no se atrevían a acercarse por el miedo de que algún guardia los descubriera.
Pero la verdad era que a el le encantaba tener riesgos y no es como si fuera a robar o meterse a la fuerza. No merecería un castigo.

O eso creía él, jamás creyó tener a tres guardias reales sujetarlo con fuerza que ni siquiera él estaba haciendo, dos hombres más apuntando con espadas filosas mientras él lloraba a mares pidiendo misericordia.

-¡Jamás robé algo! ¡Puede revisar todas mis pertenencias, ir a mi casa y asegurarse que no hay nada de valor y mucho menos que pertenezca a la realeza, sería incapaz de hacerlo!- volvió a sollozar viendo al hombre más alto arquear una de sus cejas. Segundos después llegaron dos hombres más, uno más bajo que otro pero nos más intimidante, aunque por la ropa que usaban parecía que el más alto era de mayor rango que el tipo bajo e intimidante.

-Tu nombre- ordenó el mayor y SeokJin tragó pesado por lo ronca que se escuchó-. Si no quieres morir di tu nombre ahora mismo.

-Kim... Kim S-seokJin.

El general Choi suspiró pesado dando con un movimiento de mano la indicación para que todos bajaran la guardia. SeokJin sintió sus brazos ser sueltos y doler un por la fuerza que usaron al sujetarlo, pero suspiró aliviado.

-¿Es cierto que eres un doncel?- volvió a hablar el mayor y Kim asintió con velocidad-, Bien...llevenlo dentro del palacio con las demás concubinas, y den la orden de prepararlo para el rey.

Dicho esto los tres guardias que antes lo sujetaban volvieron a tomarlo de los brazos para arrastrarlo por el jardín hasta la entrada trasera.

-¡No! ¡¿A dónde me llevan?!- SeokJin gritaba asustado tratando ahora si de zafarse de los hombres, viendo a Choi y Min atrás suyo sin una pisca de compasión en sus miradas mientras él se moría de miedo-, ¡Se los suplico, no me hagan daño!

El general Choi suspiró cuando vio al muchacho entrar al palacio y finalmente se dirigió a YoonGi quien desvió la vista a otro lado.

-Recuerdalo YoonGi- comenzó el mayor-; Hacer ojos ciegos y oídos sordos es la mejor opción para nosotros- finalizó y así se retiró por donde había llegado, dejando solo al menor quien solo apretó sus manos en puño enojado.

- Concubino Varón -

Sólo dejaré una pequeña nota en los primeros capítulos.

Gracias a qué hubo algunos reclamos en varias historias por no ser lo que los lectores esperaban decidimos avisarles antes de empezar la lectura.
No esperen un final satisfecho en esta historia, tal vez sea de su agrado todo la trama y los capítulos, pero el final va a ser algo inesperado. Agradecemos su comprensión.

-jkookie.

Concubino Varón -NamJin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora