Para mi único amor [Soukoku]

Parte Única

Te miro y aunque es a diario, no puedo evitar pensar en tu simple esencia, la elegancia que te envuelve desde la raíz de esos hermosos cabellos pelirrojos hasta tus bien lustrados zapatos de vestir. No eres más que un simple joven de tan solo 18 años de edad, pero aún así es imposible apartar mi mirada de tu esbelta figura, la gracia que desborda en tus actos es inaudita.

Dime Chuuya ¿cómo es posible que hasta tu caminar lo encuentre fantástico? A mis ojos eres un ser precioso. Cada paso que das en este horrible lugar sombrío está lleno de seguridad en ti y lo que eres, tus destrezas y habilidades son motivo de tu inmenso orgullo. Aunque haya más de alguno que piense en ti como un monstruo, como el contenedor de un demonio maldito tú nunca lo has resentido. A pesar de estar corrupto por fuerzas que, con excepción mía, nadie puede detener (ni siquiera tu propia conciencia) no te sientes sólo un arma. Yo tampoco te veo así.

Me atribuyo el logro de conocerte más que el resto, aunque admito que el hecho de ser tu compañero me ha otorgado una gran ventaja, pues ha sido el pasar mayor parte de mi tiempo junto a ti lo que me ha permitido averiguar, entre muchas cosas, que gustas de escribir poesía. En esos momentos en las misiones cuando desaparecías de mi lado para después encontrarte entretenido escribiendo. Como si en vez de estar arriesgando nuestras vidas, disfrutaras de un día de campo, hasta que reparabas en mi presencia a pocos metros de tu persona y decidías guardar tus herramientas con versos plasmados en algún bolsillo de tu elegante abrigo, como si nada hubiera pasado, como si nunca hubieses escrito, hasta regresar con éxito a la sede para ser felicitado por tus siempre pulcras habilidades de combate.

Oh Chuuya~ Si supieras que a pesar de que ocultas celosamente tus escritos entre las muchas cosas de tu armario los he leído ¿qué pensarías de mí? Más aún cuando los encuentro tan tristes, manchados por tu soledad así estés rodeado de gente. Tus poemas son preciosos, casi tanto como lo eres tú, pero la tinta delata tu sentir, así como la nieve que cae hoy como polvo. ¿Qué dirías de mí? Si aún con tanta tristeza me parecen hermosos.

Tantos años de estar contigo, que me atrevo a defender, que esos ojos azules son lo más brillante que he llegado a observar. Ese par de zafiros me han quitado el sueño tantas noches que incluso me es difícil contarlas.

Chuuya, me atrevo también a confesarte sin pena, que fuiste la luz de mis días ¿y cómo no observarlo? Una luz como la tuya, en un reino de sombras como lo es mi vida no pasa desapercibida, por más opaca que ésta sea.

Tan solo saber que estás aquí, me hace sentir seguro. No me refiero a tener miedo, pero tu persona me otorga la sensación de tener algo por lo que siempre querré volver, así se trate del mismo infierno y Oda no esté nunca más.