EPÍLOGO

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Primero que nada quiero agradecerles por leer mis sentimientos, pensamientos y todo lo que me he dejado plasmar en esta historia. Gracias por leer y prestar atención a cada palabra.

Por último, quiero recordarles que cada pequeña parte de esta última parte estará dividida por canciones.

Así que sin más, me despido, dejándoles el final de esta historia que he escrito por mi cuenta.

Atentamente, Pau.

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Yellow - Coldplay
"and all it was yellow"

• 23.06.17 | 7:24 pm.

Todo empezó ahí, en ese lugar, esa sala de espera en la cual las escenas se repartían por el aire, gente recibiendo la peor noticia de su vida, o la mejor... Pero mis ojos únicamente podían verla a ella.

Recostada contra el respaldo de la silla, muy concentrada en aquel libro de portada azul, sus cabellos se revolvían cada vez que alguien abría la puerta pero ella ni siquiera se percataba. Ni siquiera se percató de que sus curvas estaban corriendo por mi cuaderno al compás de mi lápiz, plasmandola en una de mis muchas hojas vacías.

Siempre fuí muy aficionado a las artes, y supuse que ella también, cuando logré divisar que se encontraba leyendo un libro de Jane Austen. Intenté acercarme, pero una doctora salió en ese momento.

-Filley, Hera Filley.- Exclamó la pelinegra y ojerosa mujer, haciendo que la rubia de puntas fucsias cerrara su libro y se levantara ante el llamado.

Hera... Nombre de Diosa.

-Abbey.- Escuche seguidamente, el doctor Johnes clamaba por mi.

Me levante de mi asiento, cerrando mi cuaderno y guardando mis cosas en la mochila. Me redirigí al consultorio.

Al llegar, noté que mi madre ya estaba adentro. Me preocupé un poco.

-Keller, siéntate, por favor.- Me pidió el doctor en un tono apagado. -Lamento mucho darte estas noticias...- "Mierda", pensé.
-Tu displasia aórtica ha empeorado, tus arritmias van de mal en peor...- El sollozo de mi madre pausó las acotaciones del Doc.

-¿No hay nada que se pueda hacer, Doc?- Preguntó mi madre, aún con una gota de esperanza en su voz.

-Lastimosamente, no hay mucho que hacer, Gina. Esta enfermedad es muy rara...- Hizo una breve pausa, nuevamente. -Lo único que podríamos hacer es aumentar la medicación, seguir con la proteína o...-

-¿O?- Pregunté.

-Intervenir quirúrgicamente.

Ya tenía seis cirugías, seis cicatrices en distintas partes de mi pecho, pero muchos dicen que el siete es el número de la suerte.

Salí de la sala, necesitaba respirar aire que no supiera a malas vibras, cuando de repente: la ví.

Estaba apunto de salir, me propuse alcanzarla. Bajé a toda velocidad las escaleras, esquivando, como pude, cada enfermera, doctor o paciente que se atravesara en mi camino.

Llegué a estar detrás de ella, dí un suspiro, pero se asustó, dió un pequeño sobresalto y se volteó.

-Hola- Me di una breve pausa para respirar. -Soy Keller.

-Eh... Soy Hera.- Respondió algo confundida por mi aspecto cansino.

-Es que, te vi en la sala de espera y quería preguntar si ¿Tienes Instagram?- Sentí miedo de espantarla.

veinte poemas a tí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora