Estar sentada frente aquel hombre era extraño, hasta para ella misma lo era. Pero no podía engañarse toda una vida amando a un hombre que a veces la veía como su asistente, casi que su esclava y después simplemente volvían a ser amigos, pero obviamente ella quería algo más, que naturalmente Gabriel no le daría.
Seguir adelante había sido lo más complicado, porque aún pensaba en él frecuentemente, haciéndola odiarse por su idiotez. Pero después de todo lo logró. Llevaba saliendo con Michael casi cinco meses, con un ritmo extremadamente lento, algo que al hombre le pareció bien, haciendo que la pelinegra se sintiera más a gusto con el castaño. A Michael lo había conocido cuando se mudó a su nuevo apartamento, ya que necesitaba un lugar más cerca de su trabajo; era realmente caballeroso, con excelentes modales, algo que a su edad era normal, porque con el hombre se llevaba doce años de diferencia, algo que no la molestó en lo absoluto, ya que aún se veía en muy buena forma y en un futuro tampoco sería gran problema porque era muy activo físicamente. Y sobretodo le gustó desde que lo conoció, algo que después de su enamoramiento con su jefe no había sentido por nadie.
-¿Estás aquí conmigo? -habló el hombre de orbes zafiro.
Ella asintió, observando sus rasgos; el hombre no tenía que envidiar, tenía muy varonil, con una nariz fileña y respingona, mandíbula fuerte, acompañado de unos labios rosados que solo la hacían sonreír, pero de buena manera, -lo siento, de verdad lo siento, solo estaba un poco distraída.
-Tranquila, nos pasa a todos.
Una sonrisa apareció en el rostro de la pelinegra, -eso creo.
-¿Fue mala idea que saliéramos hoy? -cuestionó el hombre.
Ella niega vehementemente, -no, realmente me gusta salir contigo. De verdad lo hago, no creo encontrar un hombre tan comprensivo con mí trabajo como tú.
El mayor tomó un poco de agua, fijándose en Nathalie, -tal vez sea porque el mío también lo es, realmente no entiendo cómo coincidimos, pero me alegra estar contigo.
Los expresivos ojos del castaño se fijaron en los suyos, haciéndola sentir desnuda, porque algo que tenía el hombre era la capacidad de ponerla inquieta con solo mirarla, algo que nadie lograba desde hace muchos años, ya que había aprendido a controlarse, -tienes razón, creo que es una señal del destino.
Michael la miró sorprendido, -¿es una propuesta mi querida Nathalie?
Las mejillas de la mujer se encendieron, -¿no es muy pronto para eso?
-¿Eso qué? -la presionó.
-No me hagas decirlo querido Michael, sabes exactamente a lo que me refiero.
El guapo hombre se encogió de hombros, -solo pensé que querías que fuéramos más que conocidos, tal vez podríamos ser amigos ahora y así podrías ser más sincera conmigo.
-Pensé que ya éramos amigos, no salgo con conocidos a citas.
El castaño se veía decepcionado, pero no dijo nada, solo le sonrió a la mujer frente a él, -está bien. Entonces... ¿Cómo va todo en el trabajo?
-Tan bien cómo se puede.
-No te veo muy convencida de lo que dices -infirió el mayor.
Nathalie suspira, -realmente es agotador, muy agotador hasta para mí que estoy acostumbrada, a veces solo quisiera estar en casa y no despertarme en una semana.
-Eso sí es exagerar -bromeó-. Pero es realmente entendible, lo que no entiendo es por qué sigues en ese lugar después de tantos años.
-Me preocupa Adrien, lo vi crecer a lo largo de los años y realmente lo aprecio demasiado, el señor Agreste no es un mal hombre, pero ha descuidado mucho a su hijo, así que siempre intento hacerlo entrar en razón de que su hijo necesita tiempo.
El guapo hombre asiente, -no sé mucho a cerca de ese hombre Nath, pero lo que sí sé es que tiene suerte de tenerte a su lado, sobretodo ese chico; pero también debes empezar a ver más allá, ya no eres una jovencita y sé que no es tú sueño quedarte sola.
-Realmente no, pero creo que al paso que voy ese será mi destino.
El hombre se ríe, -el destino no existe Nathalie, tú misma forjas tú propio camino y créeme que será fácil para ti forjarlo, porque eres realmente encantadora.
-¿Puedo preguntarte algo?
-Claro, lo que desees -respondió.
-¿Estabas casado en el pasado?
La sorpresa invade el rostro del castaño, -sí, lo estuve -respondió con nostalgia.
-¿Qué pasó entonces? -se atrevió a preguntar.
-Murió en un accidente de carro hace varios años.
Lo ojos azules de Nathalie se abren, -lo siento mucho, no debí...
La interrumpió, -claro que debiste, yo no tengo problemas en hablarte de eso, creo que después de tanto tiempo saliendo te lo mereces. Realmente la amé mucho, pero no era sano para mí no dejarla ir.
Ironía, a eso le sonaba todo, realmente había estado saliendo con un hombre que tenía un pasado similar al de su jefe, pero definitivamente era diferente a Gabriel, en todo si era crítica con la situación, algo que realmente le gustaba, ya que la hacía salirse de su cotidianidad, -es bueno escucharlo.
-Realmente me interesas Nathalie, más que como una amiga, aunque creo que eso ya lo sabes.
La azabache asintió, -creeme que me gusta eso -dijo Nathalie colocando su mano en la del hombre.
La intromisión del mesero los hizo quebrar su burbuja romántica, -todo se ve delicioso.Al final de la cena ambos salieron caminando del lugar, -es el mejor restaurante de comida turca que hay en la ciudad.
-Lo sé y está a pocos metros del edificio -dijo el hombre.
Después de un momento de silencio, Nathalie se atrevió a hablar, -me gustó mucho salir contigo esta noche.
-Fue una noche realmente encantadora, sobretodo por la compañía.
El rostro de la mujer se sonrojo, -no es para tanto, solo estás exagerando.
La mano del castaño se apresuró a tocar la barbilla de la mujer para levantarla, -no exagero en lo que digo Nathalie, me pareces una mujer muy inteligente y agradable.
Cada vez la azabache se sentía más nerviosa, -Michael...
El ojiazul la miró, cada vez acercándose más, -me gustas Nathalie, de verdad me gustas y mucho.
La declaración del hombre solo la dejó sin palabras. Los labios del castaño cada vez más cerca de los suyos, hasta que se unieron. Nathalie se concentró en el beso, el cual era tierno, algo que la hizo sentir bien, porque sabía muy bien lo respetuoso que era Michael.Después de unos segundos se separaron, -¿me propasé? -preguntó el guapo hombre.
-No -dijo la azabache mirándolo a los ojos.
Una sonrisa apareció en el rostro del hombre, -realmente me alegra, porque me gustas mucho Nathalie, desde que te ví simplemente me pareciste una mujer encantadora y muy bella para completar el pastel.
Los halagos de Michael siempre la hacían sentir hermosa, algo que había olvidado cuando comenzó a trabajar con Gabriel, además se sentía muy a gusto con el hombre, algo realmente extraño en ella, ya que era muy encerrada en sí misma y raramente no permitía que hombres se acercaran a su vida, porque desconfiaba de sus intenciones, pero con Michael era distinto, aunque no lo podía explicar, era como un lugar seguro en el cual estar cuando estaba cerca, -siempre tan halagador.
-Hablo muy enserio Nathalie. No es un secreto que eres hermosa, pero te ocultas en esos trajes, aunque hasta en ellos te ves excelente.
Una risa sale de la boca de la mujer, -¿me tomas del pelo verdad?
-Nunca lo haría, eres perfecta querida, eso es una realidad y no hay nadie que pueda negarlo. Desde hoy me declaro abiertamente adicto a tú belleza -dijo con mucha seriedad, lo que hizo reír a la azabache aún más-. No te rías, estoy hablando muy enserio.
Nathalie se limpia una lágrima y lo toma de la mano para seguir caminando, -claro que sí.
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EN RIESGO DE PERDERTE
RomanceDespués de tanto tiempo, Nathalie decide darse una oportunidad con alguien más, pero esto solo despierta acontecimientos desastrosos.