Nuevo curso suele implicar nuevos comienzos, pero esto suele ser difícil cuando llevas toda la vida encerrada en el mismo instituto.
No se muy bien por donde empezar, toda mi vida he estado bien integrada con mis compañeros, me he llevado bien con todo el mundo y no puedo decir que haya pasado desapercibida. Siempre he sido una chica que ha llamado la atención y he de reconocer, que me fijaba más en los cursos superiores que en el mío propio, ya que veía a todos como hermanitos inmaduros a los que debías arropar y guiar un poco.
La adolescencia es un periodo complicado, las inseguridades emergen, y tratamos de desvincular nuestros pensamientos y nuestros ideales de los del resto, para encontrarnos a nosotros mismos.
El primer día de curso fue como todos supongo, nos juntamos poco a poco mientras llegábamos en la entrada del instituto y tratamos de ponernos al día en tiempo récord, ya que tan solo contábamos con 15 minutos hasta que el conserje tocara el silbato que indicaba la hora punta para acudir a las aulas.
No puedo decir que entendiéramos todas las historias que se contaron en ese breve periodo de tiempo, recuerdo que muchos presumían de típicos amores de verano, otros de los viajes que habían realizado y trataban de compartir las máximas experiencias de sus vacaciones recientemente concluidas.
Para mí, este verano había sido diferente, mi abuela estaba enferma, y habíamos estado todo el verano cuidándola en el pueblo de mi madre. Allí conocí a mucha gente nueva que me había hecho cambiar mi forma de verlo todo. Me daban igual los chicos o el viaje más caro, solo quería seguir disfrutando de esas personas que habían cambiado tanto mi vida en cuestión de dos meses.
Una vez sonó el silbato, todos nos dirigimos a las escaleras que nos llevaban a nuestro nuevo curso. Cuando me encontraba subiendo las escaleras, noté como alguien me rozaba el brazo a modo de llamada de atención, cuando torné a comprobar quien era el mundo se iluminó a mis ojos.
- ¡LEAH! No me lo puedo creer. Pero ¿Qué haces aquí? ¿Tú no estabas en Madrid? No entiendo nada, HABLA YA.
- ¡PERO SI NO ME DEJAS! Cállate y dame un abrazo idiota.
No dije nada más, me limité a abrazarla con todas mis fuerzas, aunque las incógnitas seguían invadiéndome por dentro.
Leah es una chica que conocí muchos años atrás en un campamento de verano, y desde entonces, nunca hemos perdido el contacto, ha sido un apoyo enorme que me ha ayudado en los peores momentos. Ella vive en Madrid, y por eso me sorprende y me alegra tantísimo verla.
- Chica, no quise darte la noticia por teléfono, no quería perderme tu cara, pero ¡Sorpresa! Me he mudado a Valencia y soy tu nueva compañera de instituto y, además de clase.
Mi cara creo que demostró plenamente la ilusión que me hicieron sus palabras, me abalancé nuevamente sobre ella para abrazarla y agarré su mano para correr y no llegar tarde a nuestra primera clase.
Hola chicos!
Me gustaría contaros que, esta historia no solo la escribo por que disfrute haciéndolo, sino a modo de sanación. Durante muchos años verdaderamente he callado todo lo que pasó, y muchas personas no son conscientes de la realidad que nos envolvió durante estos años, a pesar de reducir 4 años de mi vida en un curso, para evitar alargarme en exceso, me gustaría que supierais que todo lo narrado será basado en experiencias propias totalmente reales.
No busco ser la buena de una historia, puesto que yo tampoco fuí una santa, pero compartir la realidad aunque sea gente que no conoce la historia, será una liberación inmensa para mi cabeza y un mal necesario para todos los que trataron de hundirme como persona.
Si estás leyendo esto, gracias, hoy soy un poco más fuerte, y tú también puedes serlo.
Un besito, espero que disfrutes la lectura y logres empatizar conmigo.
PD: si queréis una guía de los personajes como actores o cantantes, con físicos similares a las personas reales comentad en este parrafito, mil millones de gracias por dedicarme un poco de tu tiempo.
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Reflexiones de una Chica en Llamas.
RomanceTras años sumida en un silencio sepulcral, estoy aquí para destapar todas aquellas mentiras que siempre he callado y guardado. Nunca he podido ser una chica feliz, tras años siendo víctima de bullying, las secuelas y la lucha aún siguen hoy día, co...