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▬▬ Naciente, eso duele.
Me queje. Naciente me estaba ayudando con unas heridas que tenía en mi antebrazo, no eran cortas, -yo nunca me haría eso.- sino, eran unos moretones y quemaduras. Mi padre, Tokugawa Shogunato. Me había castigo por no hacer mis tareas, -se me había olvidado porque estaba cuidando a mi hermanito- él tomó mi muñeca y puso casi todo mi brazo izquierdo al fuego, en ese momento intenté no quejarme del dolor por que si no me quemarla enteró. Los moretones eran por unos pequeños golpes que me hice antes del castigo de mi padre. Naciente término de ayudarme y me abrazo de inmediato, no sabía el motivo, pero me gustaba. Amaba sus abrazos, siempre me hacía sentir mejor y obviamente le correspondí el abrazo.
▬▬ Gracias por ayudarme, eres el mejor hermano.
Me levanté, ya que estaba sentado en el piso. Y alze a Naciente, -me dolía mi antebrazo pero eso no me importó- él solamente soltaba risitas, todavía no sabía habla y pronto le enseñare, lo único que sabía decir era mi nombre. Di unos giros para después bajarlo y sonreírle. Él jalo mi mano, sabía que quería atención y se la di. Me agache a su altura, Naciente apuntaba la ventana dónde se podría ver unas cuantas jotas de lluvia. Baje mis orejas felinas, sabía que pronto llegaría nuestro padre al castigo, - y si, vivimos en un castillo- nuevamente lo alze y lo lleve a nuestro cuarto, cerré la puerta y deje a Naciente en su cama que estaba a lado de la mía.
▬▬ Edo...
Me llamó.
Me senté a su lado y lo abracé, se que tenía miedo. Yo también lo tengo.
Otōsan acaba de llegar.
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