Diario de una incomprendida

2. La Abeja Reina.

Salgo del cuarto cuando termino de colocar mis cosas dejando a mis nuevas amigas allí, y salgo a los jardines de la escuela. Hay montones de puestos que anuncian clubs de actividades, hay uno de Ártica.

Es un deporte creado solo para EVOS, su nombre, Ártica, es en honor de la creadora del deporte. Consiste en crear un show visual utilizando tus poderes. ¡Yo lo adoro! Claro que ser visionaria no ayuda, pero si que puedo ayudar en la idea del show y la manera de realizarlo. 

-¡Eh tú, niña! – Una chica me llama desde el puesto de Ártica, y me acerco con curiosidad. 

-¿Qué pasa? – Pregunto.

-¿Qué poder tienes? – Me cuestiona.

-¿Quién lo pregunta? – No me cae bien…

La chica suelta una gran carcajada y su amiga hace lo mismo.

-¿EVO-Perdona? – Sigue riendo. Dios… ¿De verdad ha usado la palabra EVO como prefijo? No voy a negarlo, me ha dado mucho cringe. Suelto una risa inocente mezclada con una mirada de advertencia, y la contesto:

-EVO-créetelo bonita…

-Adaggio… Abeja reina cielo… esta es Karla, mi esclav… digo, mi amiga. – Dice señalando a su amiga. Las miro mejor. Adaggio lleva un pelo ondulado y larguísimo color marrón y dos pendientes de aro tan exagaradamente grandes que podría columpiarme en ellos. Karla es parecida… son como clones siguiendo a su célula inicial… que asco. – Ahora que me fijo… Tú eres la alborotadora… Puaj… ¿Puedes alejarte? El olor de tu anormalidad está afectando a mi capacidad de levitación.

Levanto la ceja. Señores… hemos encontrado a la reina de las creídas. Río suavemente y le espeto:

-Adaggio… Me caes mal cariño. Y si sigues así, vamos a tener problemas. ¿Entiendes? ¿O la mononeurona no te da hoy? – Se lo explico como a una niña pequeña, para asegurarme de que lo entiende.

Se me queda mirando como si fuera una enorme mierda y me dice:

-El sentimiento es mutuo cielo… Pero, ¿sabes que? Voy a ser buena contigo. -  Me extiende un folleto – Éste es mi grupo de Ártica, puedes unirte… si quieres claro.

Lo leo con tranquilidad.

-¿Es el único?

-Así es bonita.

-Vale… Lo pensaré.

-Dejemos a tu cerebro descansar, una EVO-zorra necesitará pensar en ello con calma.

Lentamente, giro mi cabeza hacia aquella chica y con una suavidad peligrosa, le pregunto:

-Perdona… ¿Me lo ha parecido, o me has llamado zorra?

-Zorra no, EVO-zorra… Hazme el favor de hablar con propiedad ¿Quieres?

Lentamente, me siento en una silla y le dedico una mirada acerada. Coloco mi codo encima de la mesa.

-Hagamos una cosa… Si yo gano, te vas a levantar de aquí y vas a llevar tu culo de mierda a un sitio al que no lo vea el resto del curso.

-¿Y si gano yo? 

Río suavemente.

-No es por ofender… pero eso no va a pasar.

-Te lo tienes muy creído cariño. Acepto tu reto con una condición… Independientemente del resultado… te unirás a mi grupo de ártica.

-¿Y eso porque?

-Porque tendré el gusto de darte órdenes…

-Guau… Pero que inteligente eres, no te lo crees ni tú. – La provoco – Me uniré a tu grupo de ártica pero no voy a seguir tus órdenes ¿sabes? De todas formas, te creía más valiente… - Agito los dedos de mi mano.