01 ¡Feliz Cumpleaños!

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Unos pequeños pies caminaban a hurtadillas por aquel apartamento, esos ojos de avellana miraban por todos los rincones tratando de hallar algo para darle una sorpresa a su papá.

Y es que ese pequeño niño estaba de lo más de encantado con sus padres, amaba a Reiner, pero Bertholdt era un punto y aparte para él, esos ojos de esmeralda eran su vida entera. Beaure vivía para amar a Bertholdt.

Suavemente aquel niño logró inmiscuirse en la habitación den sus papás, los ronquidos del rubio era casi ensordecedores, mientras que el moreno simplemente estaba allí con medio cuerpo colgando de la cama.

—Papi...., despiewta...—le llamó con aquella vocesilla, simplemente tenía tres años y su léxico no era muy avanzado—. Papi Bewtol...

Lentamente el de ojos verdes encendió sus faroles recibiendo la imagen más bella de su vida, esos fanales de avellana estaban allí viéndole solo a él.

—Hola Beaure, ¿que haces despierto tan temprano....?—cuestionó un tanto adormilado.

—Papá Lainah cumple años...—susurró con ternura señalando al gorila rubio, quien yacía cual tronco sobre la cama.

Suavemente Bertholdt abandonó la cama para luego cargar a su nene en brazos, llevaba tres años de matrimonio con Braun, después de haberse graduado juntos en la universidad, el fornido se volvió entrenador de fútbol americano, mientras que él era locutor de radio.

Aunque claro, Reiner nunca estuvo de acuerdo con que miles de personas oyeran la voz de su esposo, sin embargo con el pasar del tiempo pudo asimilarlo. Después del primer año de casados llegó Beaure, quien les hizo ver la vida más hermosa de lo que ya era.

Y ahora pequeñas manos de aquel pequeño jugaban sobre el cabello de su papá, mientras este se movía por la cocina cargándolo en brazos, preparaban un delicioso desayuno para Reiner.

Suavemente dejaron todo listo para la gran sorpresa, el desayuno estaba servido y cubierto en la mesa, Beaure mismo se había encargado de decorar esos waffles, incluso le había hecho un dibujo a su papá.

Dejaron pequeñas notas adhesivas pegadas en rincones estratégicos de la casa, justamente en aquellos lugares que sabían que Reiner frecuentaba cada mañana, en su clásica rutina de despertar.

Pasados los minutos se dejaron oír pequeños ruidos por la habitación, Braun se había despertado un poco asustado al no tener a Bertholdt junto a él. Salió de la habitación ignorando todas esas notas, rápidamente se dirigió al cuarto de su hijo, pero tampoco estaba.

Se sintió palidecer, rápidamente corrió por el pasillo hasta llegar a la cocina, estaba desesperado, no sabía que había pasado con su familia, eso le asustaba.

—Bertholdt, dulzura...—llamó mientras se movía por la cocina, sin embargo, ante sus ojos salió a relucir la bandeja que estaba en la mesa.

Leyó la nota que estaba sobre la mesa y sonrió embobado, lentamente caminó hasta la sala donde estaba Bertholdt con su bebé. El moreno tenía al niño sobre su pecho, ambos estaban recostados sobre el sofá.

—Mph...., parece que están dormidos, no creo que les moleste si les hago...., ¡cosquillas!—dijo antes de lanzarse y atacar a ese par, quienes reían entre juegos.

—¡Papá! ¡Feliz cumpweaños!—exclamó el menor alzando sus manos para tocar el rostro de su padre.

—Gracias bebé...—susurró con una sonrisa boba en los labios, amaba a ese par incluso más que a su vida.

—Feliz cumpleaños Rei~Rei—comentó Bertholdt mientras le acariciaba suavemente la mejilla.

—Gracias pastelillo....

Suavemente el de ojos de miel cubrió los ojos de Beaure y con lentitud se comió los labios de su esposo.

—Te amo—se dijeron al unísono.

♥♥♥♥♥♥

Gracias por leer y votar. 

Sí, sí, sí.... Estoy reciclando el capítulo que previamente subí en Love Stereo.

"Sieben" [ReiBert] #REIBERTWEEK2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora