one shot - malentendidos

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Finalmente Marinette había desistido, rendida ante el pensamiento que ellos dos ahora estaban juntos. Juraba haber escuchado el crujido de su corazón al romperse cuando los observó en la entrada del lycée, abrazados, en una imagen que desprendía cariño y amor, algo que ella siempre anheló tener pero que ahora veía como se le había escapado de las manos. No, en realidad no se le podía haber escapado algo que apenas logró rozar con la punta de sus dedos; no podía habérsele escapado algo que nunca tuvo.

Había sido difícil guardar esos sentimientos que tenía, los había camuflado bastante bien en una fachada de amistad e incluso competitividad que pensó -ingenuamente- que podría salvarla de un corazón roto. Ella tenía claro que no tenía ni una mínima oportunidad, era una crónica de una muerte anunciada, no había nada más que hacer que conformarse con tener la amistad de quien pensó podría llegar a ser algo más.

Alya se acercó por su espalda, apoyando la mano en su hombro en un gesto de compasión, entendiendo los sentimientos que podrían estar atormentando a su amiga, y no estaba del todo equivocada, pero ella no sabía toda la verdad. De todas formas, apreciaba el gesto de ánimo que le dio su amiga.

Decidió irse a casa en lugar de quedarse parada como una ridícula observando la escena que había causado más de un enojo entre las chicas de la escuela porque el gran Adrien Agreste estaba en una relación con la inigualable Kagami Tsurugi, o eso parecía, aunque era sabido que esos dos venían trayendo algo entre manos hace tiempo, no era una noticia de último minuto ni mucho menos algo desconocido para la comunidad, mas todas y todos quisieron ignorar lo inevitable, incluyendo Marinette.

Pero no quiso ignorarlo por capricho o en un intento de negar la realidad, sino porque se sentía decepcionada, traicionada y dolida, y no tenía porqué porque no había ningún indicio que le dijera que ella tenía aunque sea la más mínima posibilidad de conseguir su corazón, había dado ninguna pista de que ella iba a ser la elegida al final pero aún así una llama de esperanza se había encendido en su pecho, mas se terminó ahogando con ella.

Tikki volaba a su lado preocupada por su portadora. Hacía mucho tiempo que no la veía tan decaída y con la escena anterior ya sabía que Hawk Moth iba a hacer uso de esas emociones negativas para crear un akuma que necesitase de los servicios de Ladybug. No podía dejar que su portadora estuviese decaída, no quería que ella fuese la akumatizada.

"Marinette, ¿te sientes bien?" Preguntó Tikki. Era una pregunta innecesaria, podía notarse en el rostro de su portadora que estaba mal, se veía desecha. Sus ojos zafiro no tenían ese brillo que siempre tenían, su cabeza estaba gacha y podía jurar que su pelo había perdido la sedosidad y brillo que lo caracterizaba. Como kwami, podía sentir el desasosiego de su alma y la tristeza que emanaba. Nunca pensó que que ese día llegaría, no estaba preparada para ello, pero tenía que evitar el rompimiento de Marinette.

"No, Tikki." Murmuró Marinette, pasando de largo la entrada de la panadería para adentrarse en el parque colindante a su casa y sentarse debajo de un árbol, alejada de todo. Sentía como el pecho se le apretaba en angustia, dificultando su respiración. Sentía como se le venía el mundo encima, la angustia y la pena absorbiendo todo su cuerpo. ¿Por qué se sentía tan desolada? No había significado nada a pesar de que para elle había significado todo. No podía creer que había sido tan ingenua de pensar que alguien como ella pudiese sentir algo por la insulsa Marinette. Sus ojos se llenaron de lágrimas ante sus pensamientos y silenciosamente las dejó ir, empapando su rostro de porcelana.

"Tranquila, Marinette." Habló su kwami en un intento de calmar la pena de su portadora. Marinette negó con la cabeza rápidamente, negándose a una charla motivacional. "Estoy segura que Adrien te quiere."

Marinette levantó la cabeza, sus ojos zafiro se veían acuosos y brillantes por las lágrimas y su rostro estaba enrojecido, resaltando sus pecas. Al mismo tiempo, demostraba confusión ante las palabras de su kwami. ¿Adrien? Adrien era cuento pasado, muy pasado.

especial marigami week ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora