Miedo

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Notas de autor: Este es un one shot que había pensado hace bastante tiempo y que no había tenido oportunidad de escribir. Espero que les guste. Por cierto, no sé nada de militares y mucho menos como se lleva a cabo en Tailandia. Así que disculpen si por ese lado es muy lejano a la realidad. Lo siento de ante mano. Esta historia se dividirá en dos. Mañana publico la segunda parte <3 

Dedicada a mis toxicas <3 Bri, Enid, Nath, Kari, Sharon <3 Las jasmo. 

Capitulo único.

Era una tarde calurosa y húmeda, el sol golpeaba con fuerza a todos los habitantes del pequeño pueblo sureño que se encontraba casi colindando con el país vecino Laos. Era un lugar tan pequeño que apenas podía ser llamado pueblo con apenas unas 400 personas viviendo en el olvidado lugar. Se encontraba aposentado en el extremo final de un bosque frondoso y húmedo, los arboles eran tan grandes que se notaba la antigüedad en sus troncos, arbustos recubrían las viviendas casi funcionando como una separación entre ellas, también contaban con un rio que desembocaba según tenía entendido en un lago mucho más grande a varios kilómetros de aquí.

El pueblito era tan insignificante que todos se conocían tanto que cuando veían una cara nueva de inmediato se ponían a la defensiva. Era un lugar un tanto peculiar, a pesar de ser tailandeses como el soldado que ahora caminaba por las calles no pavimentadas. Nunca había visto tanta desconfianza como la que le lanzaban ahora. Por lo general las personas de su país eran amables y cordiales. Supuso que sería la desconfianza del país a solo unos 30 kilómetros del pequeño sitio. Por lo que el teniente Ohm Thitiwat decidió no tomarlo a pecho cuando se presentó con el delegado del lugar.

Ohm Thitiwat hombre joven de 23 años de edad quien se encontraba cumpliendo su servicio militar y que para su mala suerte le había tocado irse a una de las zonas más alejadas del país a pesar de que había cumplido con todos los entrenamientos con talla de excelencia.

Y aunque su mejor amigo News, que era más un hermano mayor para él se ofreció a buscar quien pudiera cambiarlo de sitio, Ohm no acepto. Ya que era una persona recta y llena de principios además que el prácticamente se había colocado en esa situación sola y no quería depender de otros para salir de eso.

Era alto, mucho más alto que el promedio de hombre tailandés normal, fornido con hombros grandes y brazos torneados, espalda ancha, su rostro era masculino, aunque con un toque juvenil, su nariz perfilada, su mandíbula cuadrada en la que se podía ver ya algunos indicios de una barba que necesitaba afeitar de inmediato. Sus labios pequeños y sus ojos coquetos lo hacían sin duda alguna el hombre más apuesto que había pisado esas tierras nunca.

Al menos eso murmuraban las mujeres mientras lo veían pasar y no tardaron en tratar de averiguar si tenía novia o algo por el estilo. Ohm sin embargo ignoro aquella atención no deseada y se instaló de inmediato en la pequeña casa cerca del centro que servía para dar alojamiento a los soldados como él.

Después de limpiar un poco y acomodar sus cosas, se cambió de ropa para poder iniciar las rondas por el lugar y reconocer el perímetro. Podría empezar el día siguiente ya que había viajado por horas, pero realmente desea estirar un poco las piernas después de casi 14 horas de viaje sentado.

Fue así que comenzó a caminar sin rumbo, el pueblo tenía varios caminos que daban hacia el bosque, no todas las casas se encontraban en la zona central así que Ohm siguió uno de los senderos que daban a un pequeño cerro justo a espaldas de su nuevo hogar. Estaba lleno de vegetación, con árboles de bo típicos del país, con sus ramas cayendo descuidadamente por todos lados pero formando una imagen fantasiosa como si se encontrará en otra dimensión, algunos arbustos frutales, y sin duda pudo reconocer algunas flores en las laderas, además de ardillas y animales pequeños rondando el camino.

Holding onDonde viven las historias. Descúbrelo ahora