Capítulo único.

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Él era muy lindo cuando sonreía. Sus mejillas pecosas siempre se volvían rojas y sus ojos esmeralda no se despegaban de ella. Le hacía sentir especial. Y estaba segura de que él también se sentía de la misma manera.

Su magia duro un año. El primer año de preparatoria. Izuku trató de extenderla más que eso, juraba que solo era el estrés por los entrenamientos y exámenes, algo momentáneo, que la seguía queriendo como siempre.

Pero Ochako sabía que eso no era cierto y termino con él. No porque quisiera eso, no, ella estaba enamorada locamente de ese chico con cabello verde y brillantes ojos esmeralda, de ese hombre tan fuerte pero al mismo tiempo tan dulce y gentil. Le amaba y porque le amaba quería que fuera feliz.

Sí, en un inicio le choco que su felicidad fuera por Todoroki Shoto —se habia ido más por la opción de que fuera Iida o Kirishima— pero tampoco le podía reprochar eso. En el amor se es ciego, mudo y sordo, en ocasiones.

Aunque el dolor parecía no acatar a esas condiciones.

— ¡Uraraka! —le llamo Ashido con entusiasmo desde el otro lado del salón — ¡Vamos a almorzar!

La castaña sonrió y se acercó hasta su amiga. Sus amigos estaban conversando en una punta del salón y Asui hablaba alegremente con Tokoyami, hacia una semana que habían empezado a salir.

Que bien por ellos ¿No?

—Me olvidé el almuerzo —rió nerviosamente, pasando una mano por sus cabellos castaños. Olvidando deliberadamente de que debían estar sucios.

—Que torpe —se rió también la de cabello rosa y levantó su caja de almuerzo, lo traía en una linda caja animal print — ¿Compartimos?

—Por favor —acepto la castaña.

Sus días en Yuei, en su segundo año, eran normales y cotidianos, de vez en cuando eran extraordinario y difíciles, agotadores sin duda, tristes e impotentes otras veces pero todos eran valiosos en su camino para ser un heroína.

Era un poco irónico que ver a su ex-novio fuera lo que más le costaba afrontar en sus días recurrentes.

Uraraka contuvo las ganas de suspirar mientras salía tras Ashido, quien le comentaba sobre su última misión con un héroe profesional que también era un modelo de la ropa que a ella le encantaba. De reojo, antes de salir del salón, vio a Todoroki sonreír sutilmente hacia un nervioso Midoriya que hablaba sobre sus ñoñerias típicas, con un notable y lindo sonrojo.

Ignoro olímpicamente el aguijón que sintió el pecho y sonrió hacia su amiga al salir del salón.

Ya pasará. Algún día.

Esperaba que aquel día fuera cercano.

~~~

Era un nuevo récord, una hora completa sin que quisiera vomitar y aún sentía que podía continuar un poco más con aquella roca gravitando.

Pero su profesor siempre les decía que no debían exceder estúpidamente —recordaba claramente a quien miro cuando dijo aquello— sus limites porque eso sería desperdiciar su esfuerzo previo.

Uraraka soltó una risita y dejo caer el escombro que había estado usando para entrenar. Al hacerlo, escucho el sonido de una explosión a la distancia y sabiendo de quién podía tratarse se acercó.

Estaba por atardecer, el cielo era de un bonito y cálido color naranja. Había también un viento agradable que le hizo sentir algo de frío por solo usar su musculosa negra y pantalones de entrenamiento. Cómo si se tratara de algún tipo de espionaje —que la verdad no lo era— se escondió detrás de un árbol y vio a su compañero de entrenamiento.

Ya no eres tú [KatsuOcha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora