𝙲𝚞𝚊𝚝𝚛𝚘

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Después de una semana de recuperación, Joaquin ya estaba de vuelta en la universidad. Aún le dolía un poco el cuerpo y los morados no se le habían quitado por completo, pero podía seguir con sus actividades diarias sin ningún problema. 

Después de hablar con algunos amigos y otros chicos, fue a buscar a Ethan. Luego de varias explicaciones y reacciones exageradas por parte del mismo, llegaron al tema de Emilio. 

—¡Eso fue muy raro! Y-yo.. estaba en el baño.. e-estaba ¡lavándome la cara! -mintió- y entonces él solo entró y se disculpó conmigo, oh Dios, ¡debiste verle la cara! ¡Estaba super avergonzado! -fingió pensar- debe ser porque nunca había pedido disculpas en su vida. 

—Sí, y-yo sé eso, estuve hablando con los chicos y todos afirman que recibieron una disculpa de su parte.  -Asintió suavemente. 

—¿Y qué harás ahora? 

—Supongo que debo buscarlo -dirigió su vista por todo el lugar- ¿Lo has visto por aquí?

—Lo vi cuando llegué, estaba hablando con Camilo -Joaquin no pasó por alto ese ligero rubor que se apoderó de las mejillas de su amigo al mencionar a éste último. 

—Bien, hablamos más tarde ¿sí? Creo que voy a buscarlo. 

Y con un asentimiento como respuesta, se fue en busca del mayor.  Lo haría, sí. 

─── ── ─✧ 

—¿Entonces lo hiciste todo? 

—Joder, sí.. todos y cada uno de esos chicos -suspiro pesado. 

—Wow. Te admiro hermano, haces de todo por tu chico, eso es respetable -Elogió mientras expulsaba el humo de su cigarrillo. 

—Sí, por cierto ¿no lo has visto? -buscó con la mirada- Es que hoy terminó su justificación y pues si no se presenta, ¡tendrá problemas con los maestros! -Camilo iba a responder cuando este lo volvió a interrumpir- ¿Le dolerá mucho el cuerpo? Ahhh -se pasó las manos por la cara frustrado- ¡debiste ver su carita! ¡Estaba todo lastimado! Y yo solo quería curarlo, limpiar sus heridas, ¡darle besitos por toda la ca- 

—Estoy bien, Emi, gracias por preocuparte por mí -se escuchó a sus espaldas. 

Emilio se paralizó en su lugar y de inmediato volteó encontrándose con Joaquin a unos pasos de él. Tenía una venda alrededor de su muñeca y dos banditas adhesivas de diferentes colores a un lado del mentón y otro en la frente.  Se veía adorable. 

—¡Joaquin! -corrió hacia él- ¡Cariño! ¿Qué haces parado ahí tanto tiempo? ¡Déjame ayudarte! -miró alrededor mientras le sostenía un brazo- ¡Una silla! ¿No hay una maldita silla en este lugar? ¡Camilo! ¡Busca una si- 

—¡Estoy bien, Emi! -lo tranquilizó- Puedo hacer lo de siempre, no te preocupes. 

—Oh, L-lo siento, y-yo..-

—Shh -puso su índice sobre los labios de Emilio- Esta tarde después de clases; 5pm, parque de a dos cuadras de aquí. 

Y sin más explicaciones, se retiró del lugar, dejando a un Emilio en completo estado de shock y con la boca ligeramente abierta. 

—¿É-el acaba...? 

—Sip -llegó Camilo a su lado dando palmadas a su hombro. -Al fin ustedes tendrán una cita. 

Y él solo esperaba no arruinarlo. 

─── ── ─✦ 

Emilio había estado en situaciones de crisis y de nerviosismo en distintas ocasiones. Como en cuarto grado de primaria, donde tuvo que aprenderse una canción sobre los diferentes tipos de flores y cantarlo para la maestra en frente de toda la escuela. 

¡Joaquin, sal conmigo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora