¡Oh dulce muerte!,
Que con tu manto del olvido siempre nos acobijas.
¿Qué veo? ¡Oh! Una manzana negra, y no te imaginas... me provoca.
¿Será que la pruebo? ¡Oh, dulce tentación!
Me matas, me intimidas, me antojas, me apresuras.
¡La quiero!, oh por Dios, yo la quiero, la tomaré.
La tengo ahora en mis manos, es una manzana negra pero
Tan brillante que me deslumbra, me quiebra, me ilumina...
Estoy aterrorizada, pero tal vez ya sea la hora de arriesgarme,
Tal vez sea la hora de dar un paso hacía el olvido, dulce olvido.
¿Dónde estoy? ¿Qué es esto?
Ahora me encuentro en el limbo y de lejos
Admiro una manzana en un gran árbol.
A diferencia de la anterior, esta era opaca, era un rojo entristecedor
Que cada que la miraba me hacía sentir tan vacía...
Simplemente estaba colapsada. No podía
¡Oh tentación! ¿Es en serio? ¿Nuevamente?
Me dirijo hacia el árbol y la tomo en mis manos
Pero inmediatamente se convierte en polvo junto con mis dos manos,
Me duele, pero ahora empiezo a admirar la realidad.
Pero la rechazo, no me ajustaré a sus cambios.
¿Acaso eres tú, diablo mentiroso? ¡Maldito pecado!
¿Por qué me atormentas? ¿Por qué?
Exijo una respuesta mientras lloro, con mi corazón a punto de estallar en mil pedazos.
¡Oh! Con que ahí llegas, te visualizaba
Con la apariencia de un ángel pero veo que eres un demonio.
¡Te detesto! No puedo amarte y estoy decidida.
¡Despertaré!.
Despierto, me veo en un viejo hostal con cinco hombres desconocidos.
Después de haberme drogado me cortaron mis dos manos,
Al igual que mis alas.María Fernanda Peláez.
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Un poema sin sentido alguno
FantasyUna historia que logra desarrollar bien su idea, el olvido sin sentido alguno.