—Qué quieres hacer —Era la segunda vez que Porco preguntaba. Pieck era una mujer paciente y por eso cada vez que respondía sonreía enternecida por la actitud dulce que tanto quería ocultar él.
—Nada en especial. Es un día como cualquier otro —contestó dejando el lápiz. Había estado ocupada haciendo anotaciones en el viejo libro que tenía. Era un diccionario que le habían permitido tener a falta de actividades más estimulantes que hacer.
—Es lo que me molesta de ti. Siempre eres sencilla como si todo te fuera suficiente —espetó el hombre, luego caviló durante un rato hasta que volvió a contraatacar—. Es como si nunca ambicionaras nada además de ser guerrera
Pieck levantando la vista del libro amarillento, respondió
—Es lo único que quise siempre
«Como si nunca ambicionaras nada»
—Y yo que quería fuéramos al bar. Supongo que tienes razón. Otro día será, Pieck —se despidió para cerrar la puerta tras de él.
Porco solía ser reservado para todo aquel que lo ve pasar por las calles de Liberio. No tanto para Pieck. Ella sabía que el chico se preocupaba por ella como nadie y sin querer había clavado una inquietud en su pecho: quería cumplir un deseo egoísta que lleva tiempo queriendo hacer realidad.
Ha visto la palabra vigorizante y creyó que quedaba perfecto para lo que le pasaba cada que Zeke y ella hablaban y solían transcurrir horas, horas antes de que se percatara que habían estado charlando, con las palabras atropelladas por la emoción de éste o dándole la razón siempre que coinciden en algún punto «Como se esperaba de Pieck, eso es correcto», convenía él.
Analizó los últimos días y llegó a la conclusión que habían sido tensos, él evitaba su presencia, cabizbajo. Era común en el Líder estar ocupado con responsabilidades ajenas a los guerreros, aún así era curioso que siempre que la veía por el pasillo cambiara de lado.
Se dispuso a levantarse de su cama, haciendo esfuerzo en tomar las muletas que estaban al lado, perezosamente arrinconadas entre la mesita de noche y la cama
No esperaba su presencia. Entrecerró los ojos para forzar la vista y que sus ojos no la engañaran.
—Líder —dijo a manera de saludo
—Fue una idea estúpida—se disculpó para salir de ahí. Y es que Zeke nunca sabía qué decir en cuestiones del corazón. Era diferente a tener un amorío con cualquier mesera bonita que se encontrara en alguna lamentable taberna. Aquella mujer con los cabellos despeinados y la sonrisa afable pero contenida perturbaba sus pensamientos, estaba impregnada en lo recóndito de su mente. Y lo más extraño es que no quería que saliera de ahí jamás.
—Se puede saber a qué ha venido? —preguntó con tacto, delicadeza incluso. La mirada de ella dislumbraba un escenario inigualable por cómo sus ojos brillaban o eso dedujo Zeke
—Supe que cumples años. Me ha parecido raro no verte en compañía masculina —«De verdad que lo mío no son estas clases de cosas. Cómo se me ocurre decir algo así, como insinuando que ella es una coqueta con necesidad de atención», se reprendió casi al instante.
Pieck se sentó en el colchón con dificultad.
—¿Compañía masculina dices? Son acusaciones serias las que me ha dejado entredicho, Líder —replicó
—Perdona, hoy no sé lo que me pasa —se llevó la mano izquierda hacia la cabeza para pasarse varias veces para peinarse las hebras. Pieck sonrió, esa era la señal que estaba esperando: nerviosismo y que él la buscara primero.
—Me temo que estoy igual de insegura. Sufro de un mal de amores que me ha tenido fatal
—Oh...y se podría saber quién ha sido el gañán
«Notó que estoy inseguro. Y quién carajos es ese tipo», exclamó para sus adentros
—Es un despistado, tiene un humor bastante negro y siempre que lo veo me saca la vuelta. Pero cuando conversamos. ¡Si viera eso! —exclamó— Nadie dudaría que hay química. Además..
—¿Además que? —indagó inquieto
—Es bellísimo —confesó con un hilo de voz. En el fondo la mujer se quería echar a reír, suprimió la sombra de una sonrisa para fingir estar compungida
—Usted, señorita Finger es todo un caso. Jugando así con mi mente. Salga de ahí y convierte lo que siento en algo mutuo
Pieck se quedó boquiabierta
—Cómo lo has sabido —Atrás había quedado el hablar de usted. Zeke se puso de cuclillas para quedar a su altura viéndola con vehemencia
—Me subestimas—la mira fijamente, Pieck se ha recuperado lo suficiente para sostenerle la mirada, admirando los ojos grises—. ¿Acaso crees que no entiendo las indirectas? —cuestiona mascullando acercándose a la boca de ella.
Pieck cerró los ojos anticipando ese beso y esperando confesar en el todo lo que había callado por años.
Esa noche ambos comprendieron dos cosas, una; demostrar interés es indispensable para comenzar prender la llama de un romance y dos; Zeke seguía siendo más perspicaz cuando se concentraba lo necesario.
Nota de autora:¿El Jiku precioso tiene los ojos grises? Según vi en el anime, sí. Disculpen la tardanza, andaba haciendo escaletas temporales de mis otras historias (para que no pierdan el sentido conforme avancen los capítulos) y pues nada, la vida pasa y una se distrae en sus caminos xd
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ZEKExPIECK Week
FanfictionSus planes eran magnánimos, propios de alguien tan inteligente y perspicaz como él. No podia permitirse un deseo tan egoista como el amar Mi participación para la ZekexPieck Week Ilustración por @momotorou en twitter.