Prólogo

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Espero lean este capitulo escuchando esta canción (no me juzguen, tengo  gustos raros en música) pero esta canción me encanta para este tipo de lecturas.

Sidney

Una de ellas era del Servicio Secreto, la otra de la CIA. Una de ellas no se ocultaba, la otra si.

Pero en aquel preciso instante, no se ocultaba nada la una a la otra. Un deseo... O mejor, una pasión desenfrenada que nunca imagino que pudiera existir se estaba adueñando de ella. Delphine estaba disfrutando de cada instante. Y por la mirada de sus ojos, ella debía estar sintiendo lo mismo. Delphine introdujo la mano por la cremallera y ella dejo escapar un gemido. La llevo contra la pared, tomando su boca con una excitación tan poderosa, tan caliente que pronto ardería sin control. Delphine contaba con eso la había deseado desde el mismo instante en que la vio. Era una mujer guapa que hacía girar las cabezas, tenía un cuerpo bien formado y ese atractivo seductor tan típico de los agentes secretos. Tenía el pelo negro en rastas y los ojos avellana, y sus gestos eran elegantes y felinos. En el suelo, ya había algunas prendas; pero la situación de aquel momento requería otra cosa: que no llevaran nada. Desnudas. Delphine casi lo estaba; pero a ella todavía le quedaba demasiada ropa encima. Ella se apretó contra Delphine, haciéndole saber que estaba preparada para lo que tuviera en mente. Delphine le bajó los pantalones y se pegó a su cuerpo, devolviéndole el mensaje.

- Me estás volviendo loca ¿lo sabes? - dijo Cosima en voz enronquecida, mientras con los labios le recorría el cuello y con una mano le arrancaba la que quedaba de ropa y la tiraba al junto al vestido.

- No más que tú a mí.

Después, se deshizo del sujetador y le rodeo los pechos con las manos. Delphine contuvo el aliento y cuando la caricia se centró en los pezones, pensó que iba a explotar.

- He pensado en esto desde que te vi - dijo Delphine con voz ronca.

- ¿También te imaginaste esto? - dijo Cosima, sustituyendo los dedos por la lengua.

- Si - confesó Delphine con un gemido.

Los pantalones de ella cayeron al suelo y Delphine se agachó para apartarlos. Cuando se levantó, acarició sus muslos desnudos. Era puro músculo y le encantaba tocarla. Poso la mano sobre su entrepierna hasta conseguir que se sintiera más húmeda de lo que ya estaba.

Cosima estaba apunto de explotar. De repente, la apretó contra ella y gruño:

- Ahora, me toca a mí.

Se puso de rodillas delante del Delphine y empezó a quitarle las medias, poco a poco, dejando un rastro de besos húmedos y ardientes en cada centímetro de piel que dejaba al descubierto.

- Tenía la sospecha de que llevabas este tipo de medias.

Sólo imaginársela, en una habitación llena de dignatarios y la primera dama, la había vuelto loca.  Delphine ya sólo le quedaba un collar de perlas.

- Agente secreta mía. Estabas fantaseando mucho más de lo que yo me había imaginado - dijo Delphine, después dejó escapar un suspiro cuando la boca de ella le cubrió el cálido centro.

Ella lamió y jugó, chupo y rozó hasta que Delphine tuvo que morderse una mano para no gritar.En un segundo, se preguntó por qué dejaba que una extraña le hiciera aquello, después ya nada le importo: ella era todo lo que se había imaginado y más. Cuando ella se pasó una pierna por encima del hombro para profundizar aún más en la caricia, Delphine pensó que se iba partir en dos. Sintió que se estaba derritiendo y se dejó caer por la pared hasta colocarse sobre las caderas de ella.

Ninguna promesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora